La presidenta de la asociación civil de Amigos Pro Animal de esta entidad, Ana Victoria Zavala, expresó que una de las principales causas por las que no se han resuelto más casos de acumuladores de mascotas en el país se debe a los altos costos que estos implican, pues son muy pocas las asociaciones rescatistas de animales y las autoridades de gobierno, las dispuestas a realizar los donativos necesarios para este tipo de intervenciones.
El único caso de acumulación de mascotas que se ha resuelto en México corresponde al de un sacerdote de la tercera edad del estado de Aguascalientes que tenía más de 70 perros y gatos en su domicilio, esto el 27 de noviembre de 2018.
Este caso fue atendido en primera instancia por la asociación civil de Amigos Pro Animal de esta entidad, donde se relata que una joven de manera anónima los contactó vía telefónica.
“Las chica nos llama y nos comenta que iba pasando por la calle y que escuchó muchos ladridos de perros, se asoma por una ventana y fue impresionante lo que vio, habían muchos, muchos perros y al tocar la puerta salió un sacerdote y me marcó para decirme que si les podíamos donar alimento, pero hay algo más, ella comenta que los animales estaban en muy malas condiciones y huele muy mal la casa”, comentó la presidenta.
Tras la llamada y de lograr una coordinación entre la asociación, la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROESPA), el El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la asociación internacional Humane Society International México (HSI) y una inversión de 300 mil pesos, se realizó la intervención donde se aseguraron más de 70 perros y gatos, los cuales fueron llevados a un albergue temporal donde se les brindó la atención médica necesaria, pues todos los animales se encontraban en una situación de desnutrición y deshidratación extrema, además de que muchos de ellos eran portadores de diversas enfermedades.
“Aquí hay de dos para un acumulador: o viene psiquiatría y se lo lleva internado para que nosotros podamos sacar a los animales o con su consentimiento, en este caso no queríamos que psiquiatría se lo llevara y después de tres meses de trabajo logramos obtener un sí de su parte”, relató la activista.
Ana Zavala comenta, que este tipo de casos se da mayormente en personas de la tercera edad, quienes han sufrido algún tipo de pérdida, como el fallecimiento de la pareja o de algún familiar muy cercano o de partida del hogar de los hijos. Tras sufrir esto, la persona comienza a desarrollar trastornos de índole psiquiátrica y psicológica, donde piensa que el retener mascotas, en estos casos, es por hacer un bien, hasta que se llega a un punto donde la manutención de los animales y del propietario ya no es posible, llevando a situaciones de enfermedad y problemas de salubridad.
“Él nos platicó que tenía una hermana en Estados Unidos y que ella había fallecido y era la que le daba el dinero para poder mantener a los animales, así que ya no pudo seguir manteniéndolos. La situación de él también era muy triste, no tenía nada que comer, no tenía cama, dormía en cartones y los perros se hacían pipí en sus cartones y los cambiaba, pero las veces que fuimos siempre estaban húmedos y él siempre estaba enfermo de las vías respiratorias y con dolores muy fuertes en la espalda”, comentó Zavala.
Por lo anterior, la presidenta de la asociación expresó que no necesariamente un acumulador es aquel que tiene más de diez animales en su posesión, sino que se cataloga específicamente como acumulador de mascotas a la persona que tiene mínimo cinco mascotas en mal estado y sin las atenciones que necesita, pues hay casos en los que se han detectado domicilios con hasta 30 animales pero que al encontrarlos en buenas condiciones no se le toma como un caso de acumulación.
Finalmente, Ana Zavala informó que en estos casos no se antepone ninguna sanción a los involucrados, pues estos comportamientos no son malintencionados y que, pese a que se les puede catalogar como maltrato animal, más que una sanción, a la persona se le realizan intervenciones psicológicas y psiquiátricas y, en el caso de asociaciones o albergues de mascotas acumuladoras la situación es más delicada, pues en esos casos se tiene más de una persona con este tipo de trastorno.