Por decir lo menos, en México cuatro de sus puertos en conjunto tienen la capacidad de mover más de 180 millones de toneladas de mercancía anualmente. Estos puertos, que son los de mayor capacidad de maniobra dentro de las Administraciones Portuarias Integrales (API) federales, son Coatzacoalcos, en Veracruz; Dos Bocas, en Tabasco; Manzanillo, en Colima; y Lázaro Cárdenas, en Michoacán, con 54, 45, 42 y 42 millones de toneladas, respectivamente.
Capacidad de maniobra es el resultado total que suma tres operaciones fundamentales en un puerto: carga y descarga, almacenaje y entrega a transporte terrestre.
En nuestro país, la labor de fomentar la red de puertos recae en la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante (CGPMM), una dependencia de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Esta, además, tiene la responsabilidad de que los puertos estén multimodalmente conectados con los centros de producción y demanda y estén respaldados por un transporte marítimo moderno y capaz de que el país sirva como plataforma logística global de comunicaciones y transportes.
En ese sentido, México se encuentra estratégicamente ubicado en el desarrollo logístico mundial en cuanto a materia portuaria se refiere. Con acceso a dos océanos, el Pacífico y el Atlántico (a través del Golfo de México), además del Mar Caribe y el Mar de Cortés, y un total de 117 puertos y terminales habilitados, la república cuenta con las suficientes armas para ser considerada una plataforma logística de talla global.
A lo largo de más de 11,000 kilómetros de costa, que territorialmente se dividen en tres grandes zonas — Pacífico Norte, Pacífico Sur y Golfo de México y Caribe—, se distribuyen los 117 puertos y terminales.
Puertos de gran relevancia respecto a la primera zona son Cabo San Lucas, Ensenada, Guaymas, Mazatlán, Puerto Vallarta y Topolobampo. En tanto, en la segunda destacan Acapulco, Bahías de Huatulco, Lázaro Cárdenas, Manzanillo, Puerto Chiapas y Salina Cruz. Mientras, en la zona del Golfo de México y Caribe los más significativos son Altamira, Coatzacoalcos, Dos Bocas, Progreso, Tampico, Tuxpan y Veracruz.
De esta forma, el pastel que significa el movimiento de carga se lo reparten los puertos más importantes de la siguiente manera: Coatzacoalcos, 10.4 por ciento; Cayo Arcas, 10.3; Manzanillo, 9.7; Lázaro Cárdenas, 8.0; Dos Bocas, 7.7; Altamira, 6.2; Isla de Cedros, 5.3; Salina Cruz, 4.8; Tuxpan, 4.6; Punta Venado, 4.5, y Guerrero Negro, 2.7 por ciento.
Como se sabe, 80 por ciento del comercio global de larga distancia se transporta vía marítima. Por eso los puertos son fundamentales para la economía de cualquier país y son, por sí mismos, el eslabón más fuerte de la cadena logística.
En este tenor, durante el periodo 2016-2018 México encabezó el Comité Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Puertos de la Organización de Estados Americanos, único foro integrado por las autoridades portuarias nacionales de los 35 países de esta asociación. Esa posición le permitió no solo aprender las mejores prácticas de los países que la integran, sino aportar experiencias y compartir avances en el sector.
Además de los 11,122 kilómetros de costa que colindan con los dos mayores océanos, la república mexicana posee tres corredores económicos interocéanicos: el del norte (que mueve 27 por ciento de la industria manufacturera y 58 por ciento de la maquiladora), que vincula Mazatlán con Altamira; el del centro (51 por ciento del PIB), que une Manzanillo y Lázaro Cárdenas con Tuxpan y Veracruz; y el del sur, que se ubica en el Istmo de Tehuantepec y que une Salina Cruz con Coatzacoalcos.
Estos están concebidos no solamente para el traslado de mercancías entre las dos costas, sino, fundamentalmente, para la transformación al valor agregado, además de consumo.