Las grandes cantidades de polvo que despiden las explosiones por la extracción de material pétreo tienen un impacto negativo en el medio ambiente, por lo que es urgente que operen de manera regular y sin seguir dañando al planeta.
En Coahuila, un estado con un enorme desarrollo industrial, habitacional y comercial, el material pétreo es indispensable para la industria de la construcción. Sin embargo, más de una decena de pedreras de nuestro estado trabajan irregularmente, ocasionando daños graves para el medio ambiente.
En entrevista con Newsweek Coahuila, Eglantina Canales, titular de la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila (SEMA), señaló que, para que se pueda considerar que una empresa pedrera trabaja bajo la norma, debe tener un permiso de impacto ambiental y licencias de funcionamiento.
En el estudio de impacto ambiental, estas empresas deben indicar claramente qué van a hacer y el volumen de materiales que van a extraer.
Aunque los bancos de caliza son los más adecuados para extraer los materiales pétreos, en los cortes en los cerros o las montañas, también pueden extraer material de los ríos de los arroyos si cuentan con permisos federales.
La titular de la dependencia destacó que las pedreras deben operar de tal manera que tengan un registro de las actividades que realizaron durante cada año, el cual debe concordar con sus permisos, con lo que pagan de impuestos y con lo que comercializan.
Sin embargo, en una inspección realizada a 50 pedreras del estado el 15 de abril de 2018, resultó que 17 trabajaban de manera irregular, 19 ya dejaron de extraer materiales y solo 14 cumplen con todos los requisitos necesarios para llevar a cabo esta actividad.
Un peligro para el medio ambiente
“El principal problema con las pedreras son las emisiones a la atmósfera. Estas empresas emiten partículas, sobre todo PM10, en grandes cantidades y esto debe de estar constantemente regulándose”, puntualizó Canales.
Para evitar esto, la SEMA trabaja de manera conjunta con la Procuraduría Estatal. La Procuraduría visita a estas empresas y, cuando exceden los permisos, sobre todo en emisiones, les hace recomendaciones y, cuando no las cumplen, las sancionan.
Las sanciones que podrían recibir las pedreras que incumplen los procedimientos oscilan entre las 2 mil y las 50 mil Unidades de Medida y Actualización (UMA), dependiendo de la gravedad de la situación. Según el INEGI, una UMA es equivalente a 80.60 pesos (2018).
Las sanciones, indica la secretaria de la SMA estatal, se utilizan para que las empresas remedien el daño que le están haciendo al planeta, pero asegura que lo mejor y más viable es llegar a acuerdos para que las pedreras remedien el daño ocasionado sin sanciones.
Además de los polvos, uno de los principales daños que ocasiona esta actividad es el de la destrucción de la vegetación, por lo que laqs pedreras deben saber el tipo de vegetación que existe en su área de trabajo y llevar a cabo un proyecto a través del cual garanticen su resguardo.
Para llevar a cabo las ‘voladuras’ con las que se inicia el proceso de extracción de los materiales, las pedreras deben usar explosivos regulados por la Secretaría de Defensa Nacional (SEDENA), y antes de cada voladura se debe explorar el terreno a trabajar para que, en caso de encontrar especies nativas (vegetación que se encuentra en la superficie), estas puedan ser relocalizadas.
Sin embargo, hasta el momento solamente se rescata parte de la vegetación en riesgo, mientras que la fauna muere.
Incumplir las normas, afirma Canales “les sale muy barato a ellos y muy caro al país y al medio ambiente.