Cuando los coahuilenses dan un vistazo a cómo han cambiado los precios de los productos que frecuentemente compran, resulta evidente que las remuneraciones por su trabajo alcanzan cada
vez para menos.
Esta situación tiene grandes repercu siones sociales en todo el país, y aunque no parezca, Coahuila no es una excepción. Si lo que se puede comprar con el producto de nuestro trabajo no es suficiente para satisfacer nuestras necesidades básicas, estamos frente a una condición de pobreza por ingresos, que, en nuestro estado, forma parte del día a día de miles de familias.
A pesar de que en promedio el nivel de ingresos laborales de la población de Coahuila es uno de los más altos del país, 26% de los trabajadores tiene ingresos por debajo de la canasta alimentaria, es decir: lo que ganan no es suficiente para adquirir ni lo más elemental para su subsistencia
Asimismo, en 14% de los hogares coahuilenses (de un total de 809 mil 275), algún adulto comió menos de lo que debería de comer; en 8%, comió sólo una vez al día o dejó de comer todo un día; y en 9%, sin tió hambre, pero no comió.
Uno de los elementos medulares para medir la pobreza en México es el ingreso, ya que su capacidad para adquirir los bienes y servicios que conforman la canasta alimentaria determina qué proporción de la población se encuentra por debajo de las líneas de bienestar y de bienestar mínimo, es decir, determina la pobreza por ingresos.
Cuando lo que se gana por el trabajo no alcanza para alimentar a todos los miembros del hogar, sus integrantes se ven obligados a buscar otras fuentes de ingresos, por ejemplo, de las remesas, de los programas sociales, de las transferencias gubernamentales, entre otros.
De acuerdo con el Inegi, en Coahuila más de 285 mil hogares reciben ingresos diferentes al trabajo, de estos: 43.8% tenía ingresos provenientes de programas de gobierno; 20.6%, de alguna persona externa al hogar pero que vive en México; y 10.3%, de alguien que vive en el extranjero.
Por otro lado, lo que puede comprar una persona con lo que gana por su trabajo depende de qué tanto varían los precios a través del tiempo.
Al segundo trimestre de 2018, los trabajadores coahuilenses ganaron en promedio 2,991 pesos (ingresos per cápita). Tomando en cuenta la inflación, esta cifra es equivalente a lo que se podía comprar con 2,202 pesos en 2010 (ingreso real per cápita). A nivel nacional, este ingreso per cápita fue de 2,389 pesos, el cual, comparado con los precios de 2010, el ingreso real ascendió a 1,759 pesos. Si se compara con el trimestre anterior (enero-marzo de 2018), el ingreso per cápita de los coahuilenses aumentó 4%; comparado con el mismo periodo del año pasado, no hubo variación.
Fue en septiembre de 2006 cuando el ingreso per cápita laboral alcanzó su máximo poder adquisitivo, en ese periodo un trabajador podía comprar lo equivalente a 2,613 pesos del 2010, es decir,
602 pesos más que lo registrado en julio de este año, con lo cual, en términos de poder adquisitivo de los trabajadores, se perdió 23 por ciento.
El poder adquisitivo en Coahuila había mantenido una tendencia a la baja desde el tercer trimestre de 2007 y hasta el cierre de 2010, cuando se alcanzó el mínimo valor del que se tenga registro de 1,809 pesos. A partir de entonces, este indicador ha tenido periodos de recuperación, aunque sin llegar a los niveles de 2006.
Si tomamos en cuenta únicamente el incremento de precios de los productos que conforman la canasta alimentaria, la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos laborales se agudiza.
Hasta antes del segundo trimestre de 2012, un trabajador en Coahuila tenía mayor posibilidad de comprar los productos de la canasta alimentaria con su ingreso que los que conforman el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
Ahora bien, dado que desde inicios de 2012 los precios de los productos que conforman la canasta alimentaria incrementaron más que los del INPC, el ingreso de un trabajador perdió capacidad de compra para adquirirlos.
La diferencia que se generó a partir de entonces entre el poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores para comprar la canasta alimentaria y los bienes y servicios del INPC ha crecido durante los últimos seis años.
La mayor amplitud fue de 244 pesos y se alcanzó durante el tercer trimestre de 2017. A mediados de este 2018, esta diferencia fue de 192 pesos.
Con ello, la distancia entre la capacidad que tiene un trabajador para adquirir los productos de la canasta alimentaria y la que tiene para comprar los bienes y servicios que conforman el INCP fue más alta en el estado que a nivel nacional, donde ascendió a 153 pesos durante el segundo trimestre de 2018.
Con esta información, el Coneval elabora el Índice de la Tendencia Laboral de la Pobreza (ITLP), a partir del cual se calcula la proporción de personas que no pueden adquirir la canasta alimentaria con los ingresos de su trabajo.
De 2017 a 2018 el ITLP de Coahuila se redujo 7%, lo que significó que la proporción de personas cuyos ingresos laborales no son suficientes para al cubrir el costo de la canasta alimentaria se redujo 2 por ciento. La población del estado que se encuentra en esta condición fue de 26.2% en el segundo trimestre de 2018.
A pesar de que en Coahuila la proporción de la población con ingresos insuficientes al costo de la canasta alimentaria disminuyó durante este año, esto no ha sido suficiente para mitigar las carencias alimentarias que enfrenta una parte importante de la población