Con la mirada del país y del mundo puesta sobre la ciudad gracias al Tianguis Turístico, la administración del alcalde Ismael Burgueño Ruiz ha comenzado una carrera contra el tiempo para transformar a la frontera en una vitrina de modernidad, cultura y eficiencia urbana.
El evento más importante del sector turístico en México, que por primera vez se celebrará en Baja California, representa mucho más que una feria de promoción. Es, en palabras del secretario de Desarrollo Económico de Tijuana (SEDETI), Pedro Montejo Peterson, “una oportunidad para mostrar de qué está hecha la ciudad más dinámica del norte del país”.
Entre las acciones más destacadas se encuentra el respaldo a uno de los eventos gastronómicos más esperados por locales y visitantes: el Festival del Taco. No es casualidad. En una ciudad que ha convertido la cocina callejera en símbolo de identidad global, este festival funciona como un gancho cultural que dialoga con la esencia misma del turismo: el sabor de la experiencia.
Pero no solo se trata de tacos y espectáculos. El Ayuntamiento ha emprendido una ofensiva urbana: rehabilitación de zonas afectadas por grafiti, limpieza de áreas turísticas, mantenimiento general, forestación y renovación de señalética en los Distritos 1 y 3. Todo con una premisa clara: hacer de Tijuana una ciudad que se vea y se sienta lista para recibir al mundo.
La promoción visual también juega su papel. SEDETI ha instalado espectaculares en puntos estratégicos de la ciudad para garantizar la visibilidad del Tianguis, apostando por una narrativa de ciudad anfitriona, moderna y abierta.
En el terreno de la movilidad, se ejecuta un ambicioso proyecto de ampliación en el Cruce Ágil de la Garita de Otay. La obra, que contempla una extensión de 400 metros y actualmente avanza en su primera fase, busca reducir los tiempos de espera en uno de los puntos de cruce más transitados del país, enviando un mensaje claro a los visitantes: Tijuana quiere ser más eficiente, más accesible y más conectada.
Las acciones del gobierno local, en coordinación con el estado, son parte de una estrategia mayor: aprovechar el Tianguis no solo como evento, sino como catalizador de una transformación más profunda. Porque más allá de la derrama económica que dejará, el verdadero reto está en lo simbólico: consolidar a Tijuana como un destino turístico integral, capaz de competir con los grandes polos del país, sin renunciar a su autenticidad fronteriza.
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El 2025 no solo será un año de visitantes y vitrinas. Será, o puede ser, el año en que Tijuana redefina su vocación turística y se proyecte como capital binacional del turismo en México. Todo dependerá de que las acciones de hoy se sostengan más allá de los reflectores del evento. N