A pesar de la reciente prohibición federal sobre la venta y distribución de alimentos con alto contenido de grasas, azúcares y sodio en escuelas, las autoridades educativas de Tijuana reconocen que no tienen herramientas legales para impedir que los padres envíen este tipo de productos en el lonche de sus hijos.
“El mensaje está claro: no podemos prohibirlo, pero sí educar. Si los padres deciden hacerlo, es responsabilidad sobre la salud de sus hijos”, expresó Miguel Alfredo Nuño García, titular de la Secretaría de Educación Pública Municipal (SEPM).
¿Prohibido vender, pero no consumir?
La instrucción oficial es contundente para cooperativas escolares: no se debe vender ningún alimento que tenga sellos de advertencia. Sin embargo, en casa la situación es distinta. “Podemos decirle a los padres que no lo hagan, pero si lo deciden, no podemos sancionarlos”, dijo Nuño.
Por eso, ante la resistencia de algunos padres o cooperativas, el gobierno local ha optado por ofrecer capacitaciones y charlas informativas, en lugar de medidas punitivas.
Educación antes que imposición
El funcionario detalló que docentes, directivos y supervisores de las escuelas municipales ya fueron capacitados sobre la nueva disposición, y que el enfoque estará en promover hábitos alimenticios saludables desde casa, no en vigilar mochilas.
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Asimismo, indicó que se está dialogando con comerciantes ambulantes en las inmediaciones de los planteles, para evitar la venta de productos prohibidos a la hora de entrada o salida de clases.
Un reto más allá del aula
La lucha contra la obesidad infantil y los malos hábitos alimenticios no solo depende de políticas escolares, sino de un cambio cultural impulsado desde el hogar. El reto, como lo admite Nuño, es transformar la conciencia alimentaria de las familias, sin vulnerar su autonomía.
“La educación va más allá de las aulas. En temas de salud infantil, no basta con prohibir, hay que convencer”, concluyó. N