El crecimiento acelerado de Klar la ha convertido en una de las Sofipos con mayor expansión en México. Sin embargo, tras su impresionante incremento en activos, se oculta un modelo financiero que enfrenta serios problemas de rentabilidad, morosidad y solvencia, mientras la CNBV, bajo la supervisión de Ana Laura Hernández Flores, sigue sin imponer regulaciones más estrictas.
Desde diciembre de 2022 hasta noviembre de 2024, Klar multiplicó por 28 su tamaño, pasando de 37 mdp a 10,542 mdp en activos. A simple vista, esto parecería un éxito financiero, pero el crecimiento ha estado acompañado de una baja calidad en su cartera crediticia y dificultades para rentabilizar su operación.
Su índice de morosidad (IMORA) del 15.9% revela que por cada peso prestado, Klar no recupera 16 centavos, una cifra que refleja la debilidad de su modelo de otorgamiento de crédito. A noviembre de 2024, las reservas para cubrir estos riesgos aumentaron 14 veces respecto a 2023, alcanzando los $645 mdp, mientras que los castigos por cartera incobrable crecieron 24 veces en el último año, llegando a $427 mdp.
Una Sofipo con Pérdidas Crónicas y Dependencia de Inversionistas
El problema fundamental de Klar es que su modelo de negocio no ha logrado alcanzar el punto de equilibrio. A pesar de captar grandes volúmenes de recursos, sus altas tasas de captación y un margen financiero insuficiente han derivado en pérdidas netas de $31 mdp en 2024, prácticamente idénticas a las de 2023 ($36 mdp).
Para sostener su operación, Klar ha dependido de aportaciones de capital constantes, recibiendo $760 mdp en los últimos dos años. Sin embargo, incluso con esta inyección de fondos, su nivel de solvencia ha caído de 218% en 2022 a 163% en 2024, lo que refleja una destrucción de valor para sus accionistas y un incremento en el riesgo para sus ahorradores.
El panorama es claro: Klar no ha demostrado ser financieramente sostenible sin depender de inversionistas externos. Su crecimiento ha sido impulsado por la captación de recursos del público, pero no ha logrado colocarlos en activos productivos que generen la rentabilidad suficiente. Aunque su margen financiero es positivo, no es lo suficientemente amplio para que la Sofipo pueda operar sin pérdidas constantes.
Una Supervisión Cuestionable: La CNBV y Ana Laura Hernández Flores
A pesar de estas señales de alerta, la CNBV ha mostrado una postura permisiva con Klar, facilitando su cambio accionario en tiempo récord, una práctica poco común en el sector financiero. Mientras otras Sofipos enfrentan procesos de supervisión rigurosos, Klar ha logrado expandirse sin que se le exijan correcciones estructurales en su modelo financiero.
La supervisión de Ana Laura Hernández Flores ha sido criticada por no establecer límites claros sobre la viabilidad financiera de Klar. La pregunta clave es ¿cómo una entidad con pérdidas constantes y una solvencia deteriorada sigue captando ahorros del público sin un plan claro de rentabilidad a mediano plazo?
El caso de Klar es un claro ejemplo de cómo un crecimiento acelerado sin una base financiera sólida puede representar un riesgo para ahorradores e inversionistas. Su morosidad elevada, la dependencia de aportaciones de capital y la ausencia de una ruta clara hacia la rentabilidad la convierten en una entidad financieramente vulnerable.
La CNBV y Ana Laura Hernández Flores deben tomar medidas correctivas antes de que Klar se convierta en un problema mayor. Sin una supervisión más estricta y una evaluación profunda de su viabilidad financiera, se está permitiendo que una Sofipo con problemas estructurales siga captando recursos sin la certeza de que pueda garantizar su estabilidad a largo plazo.
El reto es claro: o se exige un modelo financiero sustentable o se corre el riesgo de que Klar se convierta en una carga para el sistema financiero en el futuro.