A lo largo de la historia de la humanidad las guerras han sido una constante y, junto a ellas, el continuo avance de los métodos aplicados y de la tecnología para lograr la derrota del enemigo. Las guerras han sido impulsadas por diversas causas en las que siempre se encuentra en el centro la lucha por el poder expresada en disputas territoriales, reivindicaciones independentistas y nacionalistas, así como diferencias ideológicas, cuestiones económicas, comerciales y hasta religiosas.
No obstante, independientemente de su naturaleza, el factor tecnológico ha sido decisivo en su desenlace, y en consecuencia podemos identificar un binomio indisoluble entre los avances de la ciencia y la tecnología y las formas de hacer las guerras.
El objetivo siempre ha sido claro: vencer al enemigo y causarle el mayor número de bajas a través de métodos cada vez más sofisticados. Hoy parece más un recuerdo cinematográfico cuando las guerras se hacían en el campo de batalla, cuerpo a cuerpo, en donde la caballería, las lanzas y posteriormente los fusiles y cañones eran la vanguardia tecnológica.
El siglo XX fue el escenario de la transformación radical de la forma de hacer la guerra. Aquellos vistosos uniformes todavía presentes al final del siglo XIX fueron dando paso a tropas en las que el camuflaje se convirtió en un elemento indispensable en la estrategia militar.
LA CIENCIA AL SERVICIO DE LOS CONFLICTOS BÉLICOS
Asimismo, pasamos de bayonetas a ametralladoras, de caballería a tanques blindados. Además, la incorporación de la aviación junto con los submarinos transformó la correlación de las fuerzas mundiales.
La dinamita, descubierta por Alfred Nobel en 1866, que vino a sustituir la pólvora inventada por los chinos varios siglos atrás, revolucionó el sector armamentista, ya que su uso intensivo en las guerras se fue generalizando y, además, sirvió de base para la creación de nuevos explosivos plásticos como el trinitrotolueno (TNT), que no solo resultaron más destructivos, sino hasta más redituables.
El siglo XX fue el escenario del tránsito de la pólvora a la dinamita, luego a los explosivos plásticos hasta llegar a un avance tecnológico sin precedentes cuando se dominó la naturaleza atómica de la materia y con ello el arranque de la era nuclear. Hiroshima y Nagasaki son testimonio de la devastación causada por el avance de la ciencia y la tecnología aplicado en las guerras.
El siglo XX estuvo marcado por dos conflagraciones mundiales que transformaron radicalmente el orden internacional. No solo el armamento nuclear de fisión y fusión del átomo, sino el uso de otros tipos de armas como las químicas y bacteriológicas, cuya utilización ha tratado de prohibirse sin resultados reales, enmarcaron estos enfrentamientos, además de un sinnúmero de conflictos regionales.
LAS GUERRAS ACTUALES TOMAN OTROS CAUCES CON EL AVANCE LA TECNOLOGÍA
Varios estudiosos coinciden al señalar que las guerras actuales han tomado formas cada vez más complejas al integrar múltiples dimensiones no convencionales. El avance de la ciencia en los sectores informáticos, cibernéticos, de nanotecnología e inteligencia artificial, entre otros rubros, rápidamente se ha incorporado al sector militar.
El uso de los drones en las guerras ha transformado radicalmente los conflictos en todos los niveles. A partir de su incorporación en la llamada guerra contra el terrorismo los drones han permitido a las fuerzas armadas llevar a cabo operaciones con altos niveles de precisión y, sobre todo, disminuir el riesgo de pérdidas humanas de sus propios efectivos.
El uso de esta tecnología ha permitido realizar ataques selectivos tal y como lo han evidenciado las operaciones militares llevadas a cabo por Estados Unidos, Israel y, más recientemente, Ucrania y Rusia. Además, esta tecnología se utiliza ampliamente en operaciones de inteligencia, vigilancia, recopilación de información y selección de objetivos estratégicos y mejora la efectividad bélica con el soporte que otorga la inteligencia artificial. Asimismo, se ha potenciado la autonomía de los drones y de otros recursos al permitir el procesamiento de inmensos volúmenes de datos, lo que mejora la eficacia operativa y la toma de decisiones.
LA TECNOLOGÍA APLICADA A LAS GUERRAS HA ANIQUILADO A MÁS DE 40,000 PALESTINOS
Hoy las guerras cibernéticas han cambiado los enfoques tradicionales de los conflictos y creado una nueva escalada de innovación y tecnología en los enfrentamientos. Las operaciones militares ahora han ampliado sus objetivos y jaquean sistemas cibernéticos, inyectan virus en las redes del enemigo e, incluso, penetran distintos gadgets tales como celulares, bíperes, walkie talkies y otros, tal y como lo han evidenciado los recientes ataques en la guerra de Israel contra Hamás y el Hezbolá.
La tecnología ha mejorado la logística militar, la eficiencia estratégica y los servicios de inteligencia, así como los sistemas ofensivos y de defensa de varios Estados como Israel, el cual posee una superioridad tecnológica que le ha permitido avances significativos.
Al mismo tiempo, la tecnología aplicada a las guerras ha aniquilado a más de 40,000 palestinos, además de sumar miles de heridos, la mayoría niños y población civil, sin acceso a los más mínimos sistemas para defenderse. Los avances de la tecnología y su aplicación en las guerras plantean nuevos desafíos en los que deberán atenderse las implicaciones humanitarias que hoy, como ayer, parecen estar olvidadas. N
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Luz Araceli González Uresti es profesora investigadora de Relaciones Internacionales de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.