“La orina del perro tiene un efecto altamente corrosivo y provoca el deterioro rápido del mobiliario urbano, así como del acero de soporte de las losas aligeradas (techos)”, dice un anuncio publicitario de BA Ingeniería & Proyectos en redes sociales, seguido por esta oración: “Existen soluciones al problema. Una de ellas es la impermeabilización. Consulta gratuita”. La publicación suma varias peticiones. Aunque es una empresa española, las micciones de los perros afectan no solo a Europa, sino también a México: representa un asunto de limpieza urbana y un potencial riesgo para la salud pública debido a la presencia de microorganismos patógenos.
“¿Con qué producto se puede impermeabilizar una terraza donde orina un perro?”, pregunta un usuario, a lo que BA contesta: “Normalmente se utiliza membranas asfálticas o mantos asfálticos”. La desventaja de tener un animal de compañía es tener que lidiar con sus desechos. Las heces de los perros es un tema importante que afecta tanto al medioambiente como a la salud humana. Aunque pueda parecer inofensiva, la acumulación de excremento en espacios públicos puede generar diversos problemas: desde olores desagradables hasta enfermedades que afectan al ser humano.
De acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la mayoría de las enfermedades parasitarias de los canes son transmisibles al humano. La toxocariosis, por ejemplo, producida por el parásito denominado Toxocara canis, es transmitida por la materia fecal, en donde inicia su fase larvaria.
“Esa fase tiene que incubarse en el ambiente, entonces, al dejar las heces expuestas a las condiciones de oxígeno, humedad y tierra, provoca que la etapa infectante de un parásito pueda ser ingerida por el humano. Los infantes pueden tragar este Toxocara canis cuando comen tierra o cuando juegan en el parque o jardín, donde puede haber excremento de perro, quizá de hasta dos o tres semanas”, explica en un artículo Yazmín Alcalá Canto, de la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.
INFRACCIONES POR NO LEVANTAR LAS HECES DE TU PERRO, ¿Y LA ORINA?
Otras afectaciones como la giardia (infección intestinal) y el anquilostoma (larvas a través de la piel) también pueden transmitirse mediante las defecaciones de nuestras mascotas. Según la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema), un perro genera en promedio 600 gramos de materia fecal y 500 mililitros de orina al día. Ante ese panorama, desde hace unos años la Ley de Cultura Cívica de la Ciudad de México (CDMX) establece en su artículo 29, fracción I, sanciones para quienes no se hagan cargo de los desechos de sus mascotas.
“Son infracciones contra el entorno urbano de la ciudad: abstenerse de recoger del espacio público las heces de un animal de su propiedad o bajo su custodia, así como tirar o abandonar dichos desechos fuera de los contenedores”, refiere. En caso de infringir esta norma, y al ser una falta cívica de tipo B, el o la dueña puede ser acreedora de una multa económica que va desde los 2,020 hasta 2,886 pesos, a un arresto de 13 a 24 horas en el Centro de Sanciones Administrativas y de Integración Social, así como a trabajo comunitario de 6 a 12 horas. Pero ¿hay infracción o datos sobre la orina?
Dentro de esta ley no están consideradas las micciones. En el mismo artículo, pero fracción X, se contemplan infracciones para aquellos que “arrojen en el espacio público desechos, sustancias peligrosas para la salud de las personas o que despidan olores desagradables”, sin mencionar si se refiere a la orina.
Aunque los perros adultos tienen la capacidad de retener la orina durante periodos prolongados, llegando incluso a 10-12 horas si es necesario, esto no implica que sea saludable para ellos. Se debe permitir y facilitar que hagan sus necesidades al menos de tres a cinco veces al día.
LEPTOSPIROSIS, UNA ENFERMEDAD ZOONÓTICA
No obstante, cuando los perros orinan en áreas públicas, especialmente en aceras, parques y otros lugares frecuentados por individuos, pueden generar problemas de higiene y limpieza. La acumulación de orina puede causar malos olores, manchas en el pavimento, corrosión por acidez y potencialmente atraer insectos.
“Si un perro está enfermo o porta parásitos, bacterias u otros patógenos en su orina, existe el riesgo de que estas enfermedades se transmitan a otros animales o incluso a humanos. A diferencia del fecalismo, las micciones de los mamíferos pueden contener una bacteria muy particular: leptospira. Es la que más nos preocupa y tiene mayor interés en la salud pública”, comenta en entrevista con Newsweek en Español Annuar Majluf Trejo, especialista en Medicina y Cirugía Veterinaria de Fauna Silvestre.
La leptospirosis es una enfermedad zoonótica de potencial epidémico, principalmente después de lluvias fuertes, a tenor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La Leptospira interrogans es patogénica para los hombres y animales, con más de 200 variedades serológicas o serovariedades. Los humanos generalmente adquieren esta afección por contacto directo con la orina de animales infectados o por un ambiente contaminado. Sus síntomas pueden parecerse a varias enfermedades, como influenza, dengue y otras hemorrágicas de origen viral.
“No es nueva, es una enfermedad que se ha descrito desde hace muchos años. Se transmite a través de la orina fresca, particularmente. Por eso es importante considerar este punto. Si los animales de compañía orinan en una superficie que sea fácil de limpiar, por ejemplo, en concreto, y las personas toman conciencia de llevar siempre consigo una botella con solución de cloro, podemos disminuir el riesgo de que este desecho llegue al drenaje, contamine mantos acuíferos subterráneos, etcétera”, agrega.
En palabras del también docente de la FMVZ, los lomitos (perros) también podrían infectarse si asisten a albercas públicas o zonas naturales como cenotes. Para Trejo, la signología de la leptospirosis podría ser difícil de identificar “porque podríamos tener una signología inespecífica: están tristes o tienen episodios de fiebre, que se traducen en otras enfermedades”. Sin embargo, se pueden considerar signos clínicos más específicos.
“Podemos notar que la encía de nuestro perrito se pone amarilla. Además, si tenemos sospecha de que nuestra mascota estuvo expuesta a la orina de otros animales como mapaches, ratas y ardillas o bebió agua contaminada, tenemos que hacer pruebas diagnósticas, particularmente con sangre, para descartar o afirmar la enfermedad”, detalla el especialista.
CULTURA DE PREVENCIÓN
Ahora bien, ¿qué ocurre en otras latitudes? Países como España tienen iniciativas relacionadas con el cuidado de animales, que incluyen disposiciones sobre la limpieza de las micciones en espacios públicos. Pipiguau es un novedoso sistema que recoge la orina y las heces caninas en un mobiliario urbano de uso público.
“Estas estaciones están estratégicamente ubicadas en espacios o áreas designadas por los ayuntamientos, proporcionando a los dueños de mascotas un lugar conveniente y adecuado para que los perros realicen sus necesidades”, describe su página oficial.
Este producto que se observa en parques y avenidas del país europeo está hecho con materiales reciclados, además incorpora tecnologías que mejoran la eficiencia, potencian el ahorro energético y minimizan la contaminación, según presume Pipiguau en videos.
Pero esta acción descarta a los animales en situación de calle, aunque no quita la mirada del tema. Sevilla, Benalmádena, Ronda, Linares o Almería imponen multas que rondan los 120 y 750 euros para aquellos que no limpien el orín de sus perros. En Cádiz, ciudad española, son más severos y solo permiten orinar en los parques destinados a este fin.
—¿Sería viable una propuesta similar en México? —preguntamos a Annuar Majluf Trejo.
—En México la cultura de prevención es muy importante. Podemos prevenir varias enfermedades a través de la vacunación. Una opción, así como ocurre cuando llevábamos bolsas para depositar las heces, podría ser una solución de agua con jabón, vinagre o cloro. No es tan sencillo como sucede en otros países.
“Tendríamos que evaluar si en México y Latinoamérica, en general, existiría el presupuesto para estos mobiliarios. Además, no podemos interrumpir la expulsión de orina de un perro; es difícil. A parte, el orín funciona como un marcador de señales y los perros orinan pequeñas gotitas en diferentes puntos del paseo”, añade.
En México, casi 57 de cada 100 hogares tienen una mascota, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), es decir, que en las casas con animales de compañía los perros representan aproximadamente 85 por ciento, alrededor de 19 millones. El restante 15 por ciento son gatos, poco más de 3 millones. N