Definitivamente Guanajuato es otro guiado por la preciosa mano de mi amada GEMY. Al igual que me sucedió con Barcelona y Roma, ciudades que no aprecie en su justa dimensión hasta que tuve el privilegio de visitar por cuarta y quinta vez respectivamente. Así me pasó recientemente con San Miguel de Allende, no así con Guanajuato Capital, ciudad a la que literalmente adoré desde que puse – hace un cuarto de siglo – por primera vez un pie en su bendita tierra con esos azules cielos que no se comparan con ningunos otros, reitero enfático el plural. Tratar de describir la vasta como tan rica geografía es muy sencillo si se piensa o analiza desde la ruta de la Independencia, el turismo, la industria, la gastronomía o el vino, donde ahora se destaca una increíble zona vitivinícola, que nos sorprendió gratamente y eso que solo hemos tenido la fortuna, mi esposa y el escribiente de visitar en una sola ocasión, llamada “TRES RAÍCES” (de la que ya les escribiré más específicamente en otra colaboración, porque no es el propósito principal de esta entrega, y sin embargo, bien lo merece, por su belleza). Hoy quiero centrarme en las ciudades que visitamos durante un poco más de 8 días en la última semana del mes de enero de este maravilloso naciente año 2024, que alguien muy ingenuamente bautizó como electoral. La Feria de León es la primera del calendario taurino, realmente más que calentar el ambiente, resulta ejemplar por la calidad de sus carteles, que invariablemente cuentan con las máximas figuras de la tauromaquia a nivel planetario donde sencillamente acuden los mejores, a la añeja plaza (algo remozada) que por fortuna ya se habla de su nueva reubicación en una necesaria construcción a la altura de su fama, tradición, calidad y elegante prestancia leonesa. La ciudad de León es muy grande, amplia, bien comunicada, con lugares históricos, además de bellas plazas, iglesias y zonas comerciales. La cocina es simplemente deliciosa, para todos los paladares y bolsillos, las atenciones y los espacios, cualquiera de ellos son francamente amables, simpáticos y serviciales con una gran dignidad. Resulta muy práctico y sencillo atender todas las preferencias a través de la redes sociales, bien comunicado y majestuosos para informar, todo son sonrisas constantes, la seguridad es evidente, más allá de algunas noticias tristes, pero en la ciudad se respira orden y tranquilidad, con mayor respeto. Entre León y Guanajuato Capital está el famoso Cerro del Cubilete, parada obligada para subir a la cima a persignarse ante el Creador, y alabar a su mejor intérprete, el inolvidable José Alfredo Jiménez, incomparable compositor con más de 1000 canciones grabadas y replicadas por las y los mejores cantantes del orbe. Llegar a Guanajuato es una sencilla travesía, describir o más bien tratar de describirlo es francamente imposible, es mejor verlo, sentirlo y gozarlo, algún personaje la bautizó como la Roma (al igual que Zacatecas) de América, supongo que se refería a que la manera más inteligente de disfrutarlo es caminarlo, prosigo con algunos detalles fascinantes, más allá de momias, besos en callejones, “callejoneadas” y un largo etcétera de actividades divinas. La capital no tiene semáforos, el tránsito fluye sincronizadamente, los conductores desbordan respeto y orden, los túneles son entre mágicos y místicos, el Teatro Juárez es bellísimo, la visita al Faro encabezado por un “PIPILA” monumental, obviamente a través del funicular, además por supuesto de su incomparable basílica y podría seguirme con miles de lugares encantadores e incomparables, cierro solo con tres. Lo más precioso y granado que ha generado en este último cuarto de siglo Guanajuato espacios obligatorios tienen tres apelativos muy significativos; “La Casa del Rector “, seguramente el mejor hotel de la ciudad con un fantástico restaurante, que incluye “La Bartola”, la barra más genial de la zona con la vista espectacular, y para terminar cierro con “Alonso 10 “, hermano de “La Casa del Rector”, el hotel boutique más emblemático de esta tierra adorable sin parangón. Como escribí al inicio, gracias por tantas y tan finas atenciones, igualmente a Ricardo. N
AÑORANZA:
En otra oportunidad, les compartiré las fosforescentes experiencias vividas en San Miguel Allende, Dolores, y Atotonilco con su emblemática iglesia y sus frescos preciosos, de ahí salió y regresó el Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla……… “Donde la vida no vale nadaaaaa….. “
Gracias Eternas Por Leerme.