Los jaguares no saben de fronteras, pero les está tocando aprender. Una vez amos y señores de las planicies del desierto de Sonora, entre Estados Unidos y México, hoy en día su reducida población enfrenta una nueva amenaza: la ampliación del muro fronterizo.
La reja que Donald Trump llegó a describir como “impenetrable” es en la práctica una de las principales políticas migratorias de Estados Unidos. Sin embargo, con miles de personas cruzando a diario la frontera sur de Estados Unidos, activistas afirman que la única migración que la reja de hasta nueve metros de altura impide es la de animales, algunos incluso amenazados de extinción.
“Una de las cosas más importantes para la salud de los ecosistemas es la conectividad. Los animales necesitan andar para encontrar comida, agua, para aparearse”, explica Laiken Jordahl, del Centro para la Diversidad Biológica.
Señalando la imponente reja de metal oxidado que desentona con las desiertas planicies del refugio de vida silvestre Buenos Aires, en Arizona, Jordahl resume: “Corta todas las rutas migratorias”.
El refugio de vida silvestre Buenos Aires abarca unas 47,000 hectáreas de tierra protegida para decenas de especies entre ellas antílopes americanos, ciervos mulos, linces, leones de montaña e incluso jaguares, considerados bajo amenaza localmente. Se estima que en el lado mexicano hay unos 150 jaguares, en tanto que siete fueron avistados en tierras estadounidenses en las últimas décadas.
“Es una de las más raras especies de felinos que se ha documentado en estas montañas aquí. Ellos necesitan migrar libremente a través de estos paisajes pero este muro los detendrá”, dijo Jordahl.
LA AMPLIACIÓN DEL MURO FRONTERIZO CAUSA SEVEROS IMPACTOS EN RESERVAS NATURALES
La construcción del muro estadounidense ha avanzado durante décadas a lo largo de California, Arizona, Nuevo México y Texas. La reja serpentea buena parte de los 3,145 kilómetros de frontera con México a través de parques nacionales, reservas naturales, tierras indígenas y refugios silvestres, llegando a clavarse algunos metros mar adentro en el Pacífico.
Es posible reconocer cuál pedazo pertenece a cuál administración debido a su diseño. La de Donald Trump, por ejemplo, es la más alta de todas. El exmandatario republicano hizo del muro una de sus principales promesas de campaña para capitalizar el sentimiento antimigratorio en buena parte de la sociedad estadounidense.
Durante su gestión, la construcción de nuevos trechos avanzó sin cortapisas al derogar leyes de protección ambiental y cultural. La obra causó un severo impacto, en algunos casos “irreparable”, en reservas naturales y tierras indígenas, de acuerdo con un informe divulgado en septiembre por la Oficina de Contabilidad del Gobierno, brazo auditor del Congreso.
Para Jordahl es contradictorio autorizar la ampliación del muro fronterizo en áreas calificadas como protegidas. “Están socavando todos los objetivos”, dijo. Pero es justamente esta designación lo que le permite al gobierno mayor libertad de acción.
“Trágicamente, hemos visto al gobierno apuntar a estas tierras protegidas como los primeros lugares para construir el muro fronterizo, porque el gobierno tiene el control de esas tierras”.
“LO ÚNICO QUE ESTÁN DETENIENDO ES LA VIDA SILVESTRE”
El demócrata Joe Biden paralizó la ampliación del muro cuando asumió la presidencia en 2021, pero en octubre autorizó el cierre de algunas brechas pendientes en Arizona, principalmente.
“Eran aperturas a través de las cuales la vida silvestre aún podía migrar con libertad”, lamenta Jordahl. Cerrarlas “dejará a los animales a ambos lados del muro más vulnerables a la sequía, al cambio climático y a la endogamia”.
Algunos de los nuevos tramos de Biden ya tuvieron que ser reparados, tras cortes hechos probablemente por traficantes o “coyotes” que comercializan con la vida de los migrantes.
“Estas rejas no son soluciones, pueden ser derrotadas fácilmente (por humanos) con una sierra que compras en la ferretería. Lo único que están deteniendo es la vida silvestre”.
CORREDORES NATURALES
El Centro para la Diversidad Biológica, entre otros, solicitó a la administración de Biden detener la construcción para mantener las aperturas aún existentes como suerte de corredores naturales. “Ni siquiera han respondido a nuestra petición. Estamos extremadamente decepcionados”, dijo Jordahl.
Las obras continúan en estas planicies con camiones y maquinaria pesada transitando sin parar. Durante el recorrido de AFP, un ciervo cruzó hacia Estados Unidos a través de una de las pocas brechas que los obreros no demorarán en cerrar.
El muro solo da una tregua al este, en el Parque Nacional Coronado, donde se dinamitó una montaña en un intento, claramente abandonado, de nivelar la pronunciada pendiente. “Se designaron estas tierras para proteger a los jaguares en peligro de extinción, para proporcionarles un hogar con el fin de recuperar la especie”, dice Jordahl señalando la cicatriz de tierra que la pólvora dejó en la montaña.
“Esencialmente, estamos tirando hilo tras hilo de este mosaico, que es el ecosistema intacto. Y es solo cuestión de tiempo hasta que todo comience a desmoronarse”, dijo Jordahl. N