La definición de las candidaturas a presidente de la república en Morena y en el Frente Amplio por México solo permite estar seguros de que, en 2024, por primera vez en nuestra historia, veremos a una mujer tomar protesta como jefa del estado y del gobierno mexicano. Xóchitl Gálvez o Claudia Sheinbaum será la presidenta de México para el período 2024 – 2030.
La tercera opción que parece perfilarse, la de Movimiento Ciudadano, de persistir en no participar en ninguna alianza y presentar un candidato o candidata en solitario, no tendrá ninguna posibilidad de ganar y por el contrario, correrá el riesgo de perder su registro.
La trayectoria de ambas, su proyecto de gobierno, y su personalidad, serán algunos de los factores decisivos que los más de 95 millones de electores estarán considerando para tomar su decisión y cruzar mayoritariamente uno de esos dos nombres en la boleta electoral.
En su trayectoria política Sheinbaum ha sido electa para dos cargos, jefa delegacional en Tlalpan y jefa de gobierno de la Ciudad de México. Xóchitl también para dos, jefa delegacional de Miguel Hidalgo y senadora de la república. En el Distrito Federal durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, (AMLO), la ahora candidata de Morena fue Secretaría de Medio Ambiente, mientras que Xóchitl en el gobierno de Vicente Fox fue Comisionada Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. La experiencia gubernamental de la morenista se circunscribe a la Ciudad de México, mientras que la de Xóchitl tiene experiencia a nivel nacional tanto en la comisión indigenista como en el senado, y además de su conocimiento de la capital de la república como jefa delegacional.
La campaña dentro de Morena fue muy restringida en cuanto al debate de las ideas y propuestas como dispuso el presidente López Obrador, ya que por un lado prohibió que hubiera debates dentro del proceso, y por otro la ley impide que se hable de propuestas como tales en un período electoral que todavía no inicia. Es por ello que de Claudia Sheinbaum solo se sabe que será la continuadora del proyecto Lopezobradorista conocido como la 4T, la cuarta transformación. No ha presentado ideas nuevas o distintas de las que el líder de Morena ha planteado durante años y ha intentado llevar a cabo en su gobierno. Esta es la más grande debilidad y a la vez la mayor fortaleza de la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México: su candidatura es un referéndum del gobierno de AMLO, votar por ella constituirá la aprobación del gobierno actual, no votar por ella será su rechazo.
La incorporación tardía de Xóchitl Gálvez a la candidatura presidencial por el Frente Amplio por México, además de las limitaciones legales, ha impedido que pueda formular un proyecto de gobierno claro, más allá de presentar algunas ideas que eventualmente articulará en una propuesta de gobierno cuya formulación ya encabeza José Ángel Gurría, otro de los contendientes internos del frente. El proceso interno de la coalición PAN – PRI – PRD, fue resultado de un consenso tripartidista que resultó muy exitoso. Por una parte, abrió la posibilidad de participar a quien quisiera registrarse, lo cual permitió a la propia Xóchitl cambiar su opción de competir por una casi segura candidatura a la jefatura de gobierno de la CDMX a una arriesgada apuesta por la presidencia, y por otro hizo posible que candidatos sin posibilidad alguna como el propio Gurría, Cabeza de Vaca, o Jorge Luis Preciado participaran en esta contienda. Los diversos debates que se llevaron a cabo contrastaron con el proceso morenista que careció de ellos. El diseño del proceso le permitió a los registrados valorar sus posibilidades en cada paso de tal forma que algunos declinaron antes de ser descartados como el propio Santiago Creel, amplio favorito antes de la incorporación de Xóchitl, o como Enrique de la Madrid quien recibió muchos reconocimientos por su preparación y habilidades para ejercer el cargo por el que competía pero que fue descartado por el penúltimo paso que definió a los 3 finalistas.
Uno de los atributos principales que necesita un candidato es una personalidad atractiva para el elector. En todo el mundo es insuficiente para ganar que un candidato tenga las capacidades, conocimientos y experiencia para ser un buen gobernante. Se requiere que el elector se identifique con él, que se sienta cercano y reflejado de alguna manera en su personalidad y trayectoria. Esta cualidad la tiene Xóchitl. Desde que se anunció su incorporación a la contienda presidencial, levantó un gran entusiasmo por su carisma, su manera sencilla de expresarse, su espontaneidad, su manera de contactar con la gente y sobre todo porque se le ve como una persona muy auténtica. Pareciera que Xóchitl es como se ve y como se escucha, proyecta una imagen transparente de quien realmente es. Por su parte Claudia Sheinbaum proyecta una imagen muy estudiada, más acartonada, de poca cercanía o empatía con la gente e incluso intolerante. A pesar de la gran cantidad de mítines que ha tenido en su recorrido por todo el país, no termina de conectar con el elector posiblemente debido a las restricciones que tiene de parte del presidente, porque ella, a diferencia de Xóchitl, estuvo trabajando para obtener un solo voto, el único que decidió la candidatura y eso la obligó a comportarse de una cierta manera, a conducirse de la forma en que el elector esperaba de su elegido, considerando además, que conoce el elector como pocos en el país. La seguridad de ser la candidata será una oportunidad para relajarse y mostrarse más espontánea sin tener que calcular tanto lo que proyecta.
La declinación de Creel dejó como finalistas a Beatriz Paredes, de las filas tradicionales del PRI en el que ha militado toda su vida, y a quien resultó la ganadora Xóchitl Gálvez. Al darse a conocer las encuestas finales del proceso de manera anticipada, Beatriz Paredes decidió declinar en favor de Xóchitl después de que lo mismo hizo su partido en voz de su dirigente Alejandro “Alito” Moreno, en una muy rara y cuestionada decisión. Como la propia Beatriz dijo unos días antes, si el director de orquesta se queda sin músicos, no podrá seguir dirigiendo, ella se quedó sin partido ante la retirada del PRI y tuvo que reconocer que se había quedado sin orquesta para seguir adelante. Dada la trayectoria de Paredes, esta decisión del PRI para forzar su declinación pareciera innecesaria porque aparentemente estaba lista para reconocer que el resultado de la encuesta daba una clara ganadora del proceso interno del frente y no era ella.
Ante esta realidad era innecesario que se llevara a cabo la etapa final del proceso en la cual 1.8 millones de personas tendrían el derecho a votar por los candidatos finales y tener una ganadora a partir de una fórmula ponderada entre la votación de los ciudadanos y las encuestas. Dado que ya solo quedaba Xóchitl dentro de la contienda, además de innecesario, generaba ciertos riesgos importantes que había que considerar: la posibilidad de que el proceso fuera saboteado por los opositores al frente como se venía rumorando desde semanas antes; una baja participación generada por la falta de competencia interna puesto que ya solo había una opción por la cual votar dejando abierta la posibilidad de que se acusara una falta de interés y respaldo popular al frente; incurrir en problemas de organización que provocaran problemas logísticos o de otro tipo, por mencionar solo algunos. Fue una acertada decisión no llevar a cabo esta etapa innecesaria y riesgosa.
El 2 de junio de 2024 los mexicanos tendrán muy claro que en la boleta decidirán si se continúa con el proyecto de la 4T o no. Valorarán si lo logrado por la 4T es suficiente como para votar por su continuidad en la persona de Claudia Sheinbaum o si los logros del proyecto de gobierno de López Obrador son tan limitados que es necesario buscar un nuevo proyecto de país en la persona de Xóchitl Gálvez. En las encuestas entre ambas la diferencia se sitúa alrededor de 15 puntos porcentuales en favor de la morenista a 9 meses de la elección. Tomando en consideración que Sheinbaum tiene más de 2 años en campaña y Xóchitl solo 2 meses, es una diferencia que puede ser remontada antes de la elección de 2024.
El reto más importante que tiene Claudia Sheinbaum por enfrente es demostrarle a México que puede ser la continuidad de López Obrador sin ser solamente una copia suya, de tal forma que pueda retener a los electores de Morena que están desanimados con el resultado de la 4T y conservar su ventaja.
Xóchitl por su parte necesita articular un proyecto de gobierno que aglutine sólidamente lo que ya de manera natural tiene: el respaldo de todos aquellos que piensan que no debe continuar el proyecto de la 4T. La mera posibilidad de sacar a Morena de palacio nacional pudiera no ser suficiente para lograr el triunfo puesto que solo con un buen proyecto de gobierno podrá atraer el voto de los electores más informados. Ya tiene el entusiasmo y la esperanza de mucha gente, su reto es convertirlos en el voto mayoritario de los electores. N