En México ya es tiempo de sacar a Pemex de la Ley de Ingresos. De no hacerlo estamos destinados a seguir como estamos, como un país que “casi” puede lograr el influir en el mundo económico, financiero y manufacturero al tener sus propias tecnologías. Arabia Saudita está en una zona difícil, y México está en una zona fácil para los intercambios comerciales y de petróleo.
Los datos pueden ser acomodados, y sobre todo poner en un papel para demostrar algo o a alguien, un mensaje, pero no están ligados a la realidad de las personas en su vida y hogares. En México, el salario promedio nacional de la población económicamente activa ha disminuido en las últimas dos décadas. Al realizar un análisis, por medio de deflactar, y tomando como referencia el valor del dinero en junio de 2023, podemos afirmar que una persona en 2000 ganaba 1,000 pesos arriba de lo actual.
Una cosa está clara: las personas no compran gasolina para comer. Hoy, en las zonas urbanas y metropolitanas, una sola persona en una familia puede sustentar el hogar. La sociedad está perdiendo oportunidades del poder crecer económicamente, y con conocimiento.
Es importante que en México se empiece a pensar en dejar a un lado las grandezas de los sueños no consolidados y derivados de una simulación por haber firmado un tratado económico con Estados Unidos y Canadá. Eso debido a que solo pasamos a ser de una economía agrícola a una de servicios y manufactura, pero esta última con un salario por debajo de lo esperado.
MÉXICO DEPENDE DE PEMEX
Nuestro presupuesto está basado entre 800,000 millones de pesos a más de un billón y que Pemex lo recaude dentro de la Ley de Ingresos. Es el tiempo de dejar de construir planes ligados a una presentación y empezar a aterrizar en la realidad de las personas. Al fin y al acabo estas crean el mercado de consumo. Al no tener una percepción económica que permita tener accesos a alguna mercancía, tecnología o conocimiento, este tiene que ser exportado, y solo quedará aquello a lo que la gente puede tener acceso. Esto en México debe cambiar ya.
Arabia Saudita es un país en una región altamente conflictiva, entre cuestiones bélicas y comerciales. Está en un territorio donde el petróleo abunda, y es punto intermedio para enviar a Europa, Asia y algunas regiones del continente americano. Pero este país está presentando un problema de seguridad presupuestal en el mediano plazo ante los cambios que podrían ocurrir en el mundo, ante un cambio del cómo utilizar la energía primaria para ser convertida en transportadora de energía.
Este país tiene un total de población de alrededor de 37 millones de personas, y 18 millones de personas dentro de la población económicamente activa (la mitad de la población activa está empleada en el sector público, lo que supone un gasto del 45 por ciento del presupuesto estatal), ganando un salario en promedio de alrededor de 1,100 dólares mensuales. Y el PIB per cápita es de 1,950 dólares. Es la economía número 19, referenciando su producto interno bruto.
ARABIA SAUDITA, EL PRÍNCIPE DEL PETRÓLEO
Actualmente, esta economía influye en el mundo. Pero depende de los ingresos relacionados con la exportación de petróleo crudo, gas natural y petrolíferos.
Estos representarán alrededor del 60 por ciento de los ingresos presupuestarios totales de 2023 a 2024 (aunque por debajo del 90 por ciento de hace diez años) y el PIB petrolero representará el 30 por ciento del PIB nominal. Por lo tanto, Arabia Saudita necesita precios del petróleo por arriba de 80 dólares para equilibrar el presupuesto y reducir el déficit.
El déficit del gobierno de Arabia Saudita aumentó en un 80 por ciento desde el primer trimestre a 1,400 millones de dólares al segundo trimestre de 2023, debido al aumento del gasto en beneficios sociales y gastos de capital. Pero, de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se espera que el PIB esté en alrededor de 1.9 por ciento y se incremente a 2.8 por ciento en 2024, siendo que las principales economías se espera que se contraigan.
Este país, ante la creciente incertidumbre del precio del barril de crudo, y ante su alta dependencia de este, limitaría el estar en el mercado mundial en el mediano plazo. Y ante este hecho ha empezado a sacar, poco a poco, los ingresos petroleros. En 2023, los ingresos del gobierno aumentaron, impulsados principalmente por mayores ingresos no petroleros, pero los recortes de petróleo y la caída de los precios ralentizan la economía de Arabia Saudita.
EL PETRÓLEO QUE YA NO SERÁ
El progreso ha sido lento y la economía sigue dependiendo en gran medida de la energía. El petróleo y productos estrechamente relacionados, como productos químicos y plásticos, representaron alrededor del 90 por ciento de las exportaciones el año pasado.
Ante esta situación de codependencia al petróleo, la nación, para su presupuesto, ha creado “La visión 2030 en Arabia Saudita”. La cual indica el escenario por el descenso de las reservas petroleras, y que a su vez podría causar una caída de los ingresos estatales de dicho país.
El cambio de dejar la parte petrolera estará centrado en el desarrollo económico en actividades no petroleras, que se orienta hacia el desarrollo urbano, la actividad industrial y comercial y el sector turístico. Adicional a esto, las energías renovables, las cuales se hallan en una fase incipiente, y es posible que Arabia Saudita, concentre su esfuerzo e inversión en el desarrollo de los métodos para capturar y almacenar CO, sin dejar a la industria de hidrocarburos.
Además, está previendo que los fabricantes internacionales puedan establecer las futuras plantas siderúrgicas, convirtiendo al país en una de las principales proveedoras de acero en los sectores automovilístico, aeronáutico y naval.
La industria de la construcción crecerá considerablemente en los próximos años, debido a los grandes proyectos de desarrollo urbano, turístico y de infraestructuras. Esto conllevará a electrificar el país con energías que no contaminen, pero ARAMCO (paga alrededor de 150,000 millones de dólares de derechos e impuestos) no va a detener su actividad, pues resulta determinante para los ingresos estatales saudíes en las próximas tres décadas.
MÉXICO DEBE APOYARSE EN EL NEARSHORING
La parte no petrolera se espera que crezca en forma analizada entre un 4 y 6 por ciento, y en 2050 a 2060 dejen de depender del petróleo.
México, estamos viendo a un país que depende del petróleo y que está dentro de su presupuesto a esta variable. La cual no es controlada en su totalidad por Arabia Saudita (miembro principal de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP). México, existe un plan coordinado o qué pensamos hacer ante el cambio de muchos países que están por eliminar el precio del barril dentro de sus ingresos y apostando a la despetrolización total. Esta no será rápida para este país, pero en México sí puede serlo.
Tenemos el país de mayor consumo de mercancías, y una logística de bajo costo, además de tener un tratado actual que permite una mayor exportación. Entonces por qué el miedo de hacer una reforma fiscal cuando tendremos nuevas empresas en nuestro país, incremento de empleos y, posiblemente, un mejor salario a cada una de las personas que intervengan en elnearshoring. N
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.