DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
Volar fue un sueño para el hombre durante mucho tiempo. El mito de Ícaro es anterior al siglo XII a. C. En el siglo XX, el hombre aprendió a volar y, al hacerlo, se percató de que el problema no era subir, sino bajar controladamente, pues si andando allá arriba algo fallaba, el camino de bajada era vertiginoso y casi siempre la mandarina de los aeronautas se partía en múltiples gajos. Así, el volar requirió protocolos de seguridad estrictos. Esto viene a cuento porque nuestra aviación lleva dos años degradada por la Administración Federal de Aviación estadounidense, que nos pasó de la categoría 1 a 2. Y el presidente, en lugar de concentrar esfuerzos en recuperar la seguridad aérea, ha pergeñado la ocurrencia de revolucionar la aviación nacional haciendo de Mexicana de Aviación la nueva línea aérea administrada por el gobierno.
Hoy el magín presidencial ha decidido abordar otra aventura empresarial. Para ello designa a sus administradores favoritos en cuestiones aéreas, los marinos. Supongo que designar a la Fuerza Aérea hubiera sido por lo menos congruente con el oficio del aire, pero ¡no! El ingenio lopezobradoriano le dio una vuelta de tuerca a su talento y a los encargados de navegar por el agua les asignó la navegación aérea.
Mexicana de Aviación es la línea aérea con mayor historia en México. Comenzó en Tampico, Tamaulipas, en 1924 con el nombre de Compañía Mexicana de Aviación, S. A. (CMA). Los propietarios fueron dos estadounidenses: un piloto, William Mallory, y un banquero, George Rihl.
¿CÓMO NACIÓ MEXICANA DE AVIACIÓN?
Dados los continuos asaltos al dinero de la nómina de los trabajadores petroleros en Tamaulipas, a Mallory se le ocurrió transportar la lana por aire. La idea tuvo un éxito enorme y a la CMA le llovieron los pedidos. Pronto estuvieron dando servicio a otras ciudades, y luego integraron carga y pasajeros.
Pan American World Airways llegó a reforzar las finanzas de Mexicana de Aviación, y fue una parte muy importante de la empresa. Pero, en un bache financiero, Pan American vendió sus acciones a Crescencio Ballesteros, Manuel Sosa de la Vega y un grupo de inversionistas mexicanos.
Ballesteros y Sosa de la Vega eran miembros del consejo de Pan Am, y tenían una idea clarísima tanto del negocio aéreo nacional como de la Compañía Mexicana de Aviación. Ellos, con su grupo, compraron la totalidad de la empresa, reestructuraron sus operaciones y la convirtieron en un ejemplo de eficiencia entre las aerolíneas del mundo. Al grado de que se dio en llamarla “la aerolínea milagrosa” por los buenos resultados que logró en una época difícil para el mercado aéreo.
Esta bonanza se detuvo cuando el expresidente José López Portillo, otro López, al final de su sexenio decidió que el gobierno mexicano comprara el 54 por ciento de las acciones de Mexicana. Y nombró a su sobrino Enrique Loaeza Tovar como director de la empresa. Los problemas financieros no se hicieron esperar, pero el cambio duró poco, pues en 1982, cuando Miguel de la Madrid subió al poder, reintegró a Manuel Sosa de la Vega en la dirección de Mexicana de Aviación y la empresa volvió a levantarse.
TRASPIÉS Y QUIEBRAS DE LA AEROLÍNEA
En 1990 el gobierno vendió su participación mayoritaria en Mexicana y la empresa se privatizó de nuevo. La nueva administración despidió a Sosa de la Vega y en su lugar puso a Ricardo García Sainz a dirigir la empresa. Este último desconocía el negocio de la aviación y Mexicana de Aviación comenzó a perder su penetración de mercado.
La línea aérea fue dando tumbos hasta que en 1991 Carlos Salinas de Gortari abrió abruptamente el mercado aéreo y surgieron un sinnúmero de competidoras. El descontrol que esto produjo llevó a Mexicana y Aeroméxico a la quiebra.
Ahí se creó la Corporación Internacional de Aviación (Cintra), empresa generada por el gobierno para absorber a las dos principales aerolíneas del país, racionalizar el mercado y salvarlas de la quiebra.
Cintra tuvo el control de Mexicana hasta que, en 2005, Vicente Fox ordenó la venta de las acciones a Grupo Posadas, y Gastón Azcárraga se convirtió en director de la empresa. De nuevo llegó alguien que no conocía el negocio de la aviación y Mexicana quebró.
En la caída se llevaron entre las patas los ahorros de pilotos, sobrecargos y empleados de la aerolínea. Gastón Azcárraga, conforme trataba de salvar el pellejo, hundía más a la empresa en una maraña de fraudes. La aerolínea fue puesta en venta, pero no hubo éxito y finalmente sus equipos pararon y se convirtieron en chatarra.
MEXICANA DE AVIACIÓN AÚN NO VUELA, PERO YA REBAJÓ TARIFAS
Hoy AMLO decide comprar la marca y los activos de Mexicana de Aviación, y ni liquida conforme a derecho a los empleados ni les restablece los ahorros defraudados. Además, le da la dirección de la empresa a la Marina, que para variar no conoce el negocio de la aviación.
El Estado no es un buen administrador de negocios, pues los directores de las empresas paraestatales son políticos y no tienen como objetivo las utilidades del negocio, sino la supervivencia política. Así, condicionan las decisiones empresariales a sus intereses y con esto se llevan de corbata el beneficio de la empresa.
Además, en una organización militar, el que manda, manda, y si se equivoca vuelve a mandar. En una organización de mercado el que manda estudia las necesidades y preferencias del mercado y adapta sus estrategias para conquistarlo. Estos dos conceptos operativos son diametralmente opuestos.
Es “la crónica de una quiebra anunciada”, que habrá de ser operada por el mismo grupo que creó la refinería que no refina, los libros de texto incongruentes, el tren interminable, la rifa del avión sin rifa, el aeropuerto sin aviones y, ahora, cónsono con esto último, compra “la aerolínea sin aviones”. Una línea aérea que, aunque todavía ni vuela ni conoce sus costos operativos, ya rebajó sus tarifas un 20 por ciento.
Esto anuncia el fracaso financiero. Y lo peor de todo es que este desfalco se financiará con su dinero. No, no piense usted que con el dinero de AMLO. No. El desfalco se financiará con “su dinero suyo de usted”, querido lector.
VAGÓN DE CABÚS
Terminó la primera etapa de selección del candidato, para contender por la Presidencia de la República, del Frente Amplio por México. La senadora Xóchitl Gálvez quedó a la cabeza, seguida de Beatriz Paredes y Santiago Creel. La convocatoria fue todo un éxito. Mientras tanto, en Morena se disponen a elegir encuestadoras para elegir al candidato.
Los tiempos políticos marcan el final del sexenio y, conforme esto suceda, el poder presidencial se va diluyendo. La pregunta ahora es: ¿cómo reaccionará López Obrador conforme el poder se le escurra entre las manos? Ojalá que no acabemos con otro lopezportillazo. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.