Marte tuvo en algún momento un clima con estaciones cíclicas, propicio para el desarrollo de la vida, según deducen los expertos a partir de indicios hallados en la superficie del planeta rojo por el robot explorador Curiosity.
A diferencia de la tierra, la superficie de Marte no se renueva por los movimientos tectónicos de placas, y los yacimientos de esos suelos antiguos se han conservado perfectamente. El robot Curiosity de la NASA ha estado explorando uno de estos sitios desde 2012: el enorme cráter Gale y su montaña de seis kilómetros de altura, hecha de capas sedimentarias.
“Rápidamente comprendimos que estábamos trabajando en depósitos de lagos y ríos pero no sabíamos a qué tipo de clima vincularlos”, cuenta a la AFP William Rapin, investigador del CNRS y autor principal de un estudio publicado en Nature.
Marte podría haber sido un planeta helado donde una erupción volcánica calentó repentinamente la atmósfera y provocó la formación de agua líquida, agrega este planetólogo de la universidad de Toulouse III (Francia). Este experto realizó la investigación junto con el laboratorio de geología de Lyon y colegas estadounidenses y canadienses.
A medida que subía lentamente la ladera de la montaña, Curiosity se encontró con depósitos de sal de formas hexagonales, en un suelo que databa de 3,800 a 3,600 millones de años. El análisis de las rocas mostró que se trataba de grietas de lodo seco.
“Cuando un lago se seca, el lodo se agrieta, y cuando se rehidrata, el agrietamiento ‘se cura'”, explica William Rapin.
MARTE TENÍA UN CLIMA CÍCLICO PARA LA VIDA
Si este proceso se repite con regularidad, las grietas se organizan de tal manera que forman hexágonos, de forma similar a los patrones observados en las antiguas cuencas terrestres que se secan estacionalmente. El modelado del lodo terrestre sometido a ciclos secos y húmedos ha demostrado aún más “matemáticamente” esta formación hexagonal específica.
Se trata de “la primera prueba tangible de que Marte tenía un clima cíclico”, según el investigador. Al igual que en la Tierra, las estaciones seca y húmeda se sucedieron a intervalos regulares, hace más de 3,000 millones de años, y durante un período lo suficientemente largo, varios millones de años, para que apareciera la vida.
Un clima de este tipo es una de las condiciones para que la materia orgánica pase de inerte a viva. “Curiosity ya había detectado la presencia de moléculas orgánicas simples que pueden formarse por procesos geológicos o biológicos”, detalla el centro de investigaciones científicas francés CNRS en nota de prensa.
Por ejemplo, los aminoácidos, que a veces se combinan para formar moléculas más complejas y constitutivas de los organismos vivos, como el ARN o el ADN. Sin embargo, dicho proceso necesita ciclos para formarse, como lo han demostrado experimentos independientes en el laboratorio.
TENÍA UN EQUILIBRIO NECESARIO
“En un mundo demasiado seco, estas moléculas nunca tienen la oportunidad de formarse; en un mundo demasiado húmedo tampoco”, agrega el planetólogo.
Por tanto, el planeta rojo poseía el equilibrio necesario para el desarrollo de las formas de vida. ¿De qué tipo? Los científicos piensan en microorganismos primitivos unicelulares como arqueas o bacterias, que son nuestros antepasados más antiguos. Pero cómo aparecieron en la tierra sigue siendo un misterio, ya que la tectónica de placas borró el rastro de los rests más antiguos.
“Lo que desconocemos en la tierra es la odisea de los orígenes de la vida a nivel molecular”, comenta William Rapin.
Marte guardó en cambio un registro, lo podría permitirnos comprender a pequeña escala lo que sucedió en nuestro planeta en su infancia. Aunque por el momento no se sabe si algún tipo de vida llegó realmente a florecer en el planeta rojo, o si murió en el intento. N