Cuando hablamos de la construcción de un futuro sostenible imaginamos a la tecnología como el punto crítico que permite la transformación en industrias como la automotriz, la aeronáutica y de construcción; sin embargo, en pocos escenarios se ve que la industria principal que debe evolucionar para este futuro es la agricultura.
De acuerdo con datos de la ONU, en 2050 la población se incrementará a casi 10,000 millones de personas, lo cual exigirá un aumento en la producción de alimentos de 50 por ciento con respecto a la producción actual. Además, se tiene el desafío de una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en 40-70 por ciento, sobre todo dado que la agricultura, tal como la conocemos, genera alrededor del 25 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, por el cambio de uso de suelo y la deforestación.
Para lograrlo, los actores dentro de la cadena de alimentos tenemos un papel protagónico que nos exige cambios urgentes y necesarios en nuestra manera de producir. Es en este sentido que la agricultura regenerativa cobra relevancia y forma un papel clave en la disminución del impacto de la producción de alimentos en nuestro ecosistema, ya que tiene una premisa principal: regenerar la salud de los suelos y cultivar un futuro alimentario positivo y sostenible para la naturaleza.
PRACTICAR LA AGRICULTURA SOSTENIBLE CON LOS SUELOS
Si bien aún no hay una definición global sobre el término agricultura regenerativa, se ha catalogado como un enfoque sistemático que incluye prácticas agrícolas sostenibles con los suelos, mejorando, así, la resiliencia de los agroecosistemas e incrementando su productividad y prosperidad mediante el uso eficiente de los recursos que, a su vez, promueve la mitigación de las emisiones asociadas a la producción.
El medio para lograr estos objetivos con el mejor impacto es conocer los procesos del agroecosistema, para desarrollar herramientas exitosas que acompañen a los productores a cultivar alimentos de manera responsable con el planeta, evolucionando a la agricultura como la actividad que, además de alimentar al mundo, puede convertirse en pilar para la mitigación del calentamiento global.
Para ello, necesitamos trabajar en la eficiencia de nuestra producción agrícola, producir más alimentos con estos o menos recursos. Las tierras que han sido destinadas a cultivos deben maximizar su productividad por hectárea para evitar utilizar nuevas zonas, impidiendo, de esta manera, la pérdida de biodiversidad y capacidad de almacenamiento de carbono. El uso eficiente de recursos y lograr la mayor productividad por hectárea son requisitos fundamentales que deben cumplirse frente al desafío de la descarbonización de la cadena alimentaria y la conservación de los suelos, el agua y la biodiversidad de nuestro ecosistema.
TECNOLOGÍA EN BENEFICIO DEL CAMPO
Por eso necesitamos de prácticas sostenibles que tengan a los suelos como prioridad, por ejemplo, las rotaciones de cultivos, labranza mínima, incorporación de materia orgánica para mantenerlo funcional e insumos externos (fertilizantes minerales, productos de protección de cultivo, riego, herramientas digitales, entre otros) que aseguren la productividad y su estado de salud óptimo. Excluir de los sistemas de agricultura regenerativa a las tecnologías necesarias para devolver al suelo los nutrientes por cosecha compromete la seguridad alimentaria y la conservación de ecosistemas naturales.
No podemos dejar afuera del concepto de agricultura regenerativa los beneficios de la digitalización del campo. Las nuevas tecnologías pueden ser un motor fundamental para la transformación rural creando nuevas oportunidades para los agricultores, ya que con ellas se aumenta la eficiencia en cualquier eslabón de los sistemas agroalimentarios.
Invito a que todos los miembros del sector a que trabajemos desde nuestra área de conocimiento para mejorar las condiciones de los productores y los acompañemos en la transformación de las prácticas agrícolas para impulsar una agricultura que, además de alimentar al mundo, sea sostenible y una jugadora clave para la preservación del planeta. N
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Belén Iacono es directora de Sustentabilidad y Agronomía de Yara Latinoamérica. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.