En un campus universitario de Suiza ha “nacido un árbol artificial” cuya función es captar y almacenar energía solar. A simple vista, el dispositivo parece una especie de antena parabólica. Sin embargo, la estructura de madera, de 7 metros de ancho, erigida en terrenos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), representa una primera etapa en la búsqueda de soluciones para superar uno de los obstáculos más importantes en la distribución de energía limpia: el problema del almacenamiento.
“Nuestro sistema capta energía solar y la almacena como hidrógeno”, explica a Newsweek la Dra. Sophia Haussener, directora del Laboratorio de Ingeniería y Ciencias de Energía Renovable, en la escuela de ingeniería de la EPFL. “Además, no está conectada con la red, de manera que brinda ‘alivio’ al sistema eléctrico y podría tener aplicaciones descentralizadas”.
Según datos del Departamento de Energía de Estados Unidos, en apenas una hora la tierra recibe más energía solar de la que los humanos consumimos en todo un año. Y aunque los paneles solares nos permiten captar algo de esa energía y convertirla en electricidad para uso inmediato, persiste el problema de qué hacer cuando el sol deja de brillar.
Es difícil almacenar electricidad. Para hacerlo, casi siempre hacen falta baterías enormes y pesadas que ocupan mucho espacio y que, encima, hay que construir con metales raros y costosos. Sin embargo, las baterías no son el único medio para almacenar energía.
HIDRÓGENO VS. LITIO
A decir del Centro de Eficiencia Energética de Copenhague, el hidrógeno puede contener 150 veces más energía por kilogramo que una batería de iones de litio estándar, e incluso más. Esto se traduce en que un vehículo impulsado con hidrógeno pesaría mucho menos que uno operado con baterías de litio.
El hidrógeno es una fuente limpia de energía, lo que significa que no genera dióxido de carbono cuando se usa como combustible y, además, según el Departamento de Energía de Estados Unidos, tiene tres veces más densidad por peso que la gasolina.
Ahora bien, la producción de hidrógeno utiliza energía para separar las moléculas de agua en oxígeno e hidrógeno. Y, hasta el momento, la energía necesaria para esa reacción procede de la quema de combustibles fósiles: método que, según informa la Autoridad Internacional de Energía, genera más CO2 atmosférico que el producido conjuntamente por Indonesia y el Reino Unido. Es aquí donde entra en juego el árbol artificial de la EFPL. N