El “Décimo segundo Parlamento de las niñas y los niños de México” es una pedagogía institucional que adecua a la niñez en la vida ciudadana en un ejercicio prematuro en parlamento, eje de todos los males, clave para todas las soluciones a los problemas de la vida social. La manifestación discursiva constituye la esencia de la política que desde temprana edad se debe aprender, ¿cómo ubicar el poder en la prudencia?, ¿cómo ubicar el saber en la lucidez?, ¿cómo lograr una ecuación que armonice poder y saber. Aprender a ser y aprender a compartir, localizar al Otro en la cartografía de la sociedad. Deben desterrar el secuestro escolástico de: poder – poder y saber – saber.
El Parlamento de la niñez, es un esfuerzo interinstitucional que desvela la pedagogía de “la velocidad de la luz”, la que nos enseña a navegar el “ciberespacio” a 300,000 kilómetros por segundo, en oposición a la pedagogía tradicional. Esta pedagogía institucional NO proporciona un saber enciclopédico NI llena de datos la ternura de la niñez parlamentaria. Por el contrario, los anima al uso de la razón como eje de compartir la vida. Diálogo y pensamiento son cigüeñal de la literatura, ciencia, técnica, filosofía, pedagogía…
El pensamiento se perfecciona en la medida que el problema del conocimiento es solucionado, con el que se comparte la vida y se atiende la razón para crear argumentos y motivos que serán fundamentos que honren nuestra Constitución Política. El pensamiento es conmemoración, señala un interés de lo que nos preocupa… un privilegio eminentemente humano, por ello siempre debe ir acompañado de valores, mostrar y comportar virtudes.
La preparación rumbo al parlamento infantil de México intenta el valor de permitirle al alumno hacerse cargo de su vida, de su organización, de su administración, de su presente y de su porvenir; ambiciona que no lloren su pasado, que no sueñen su futuro, lo convoca a vivir el presente con inteligencia, inteligencia es poner las cosas en orden por vía de proyectos éticos. El Parlamento intenta relaciones humanas entre la niñez, las instituciones y el pueblo mexicano. La niñez en este congreso, una vez más, se realiza sin presiones y en un clima de libertad por lo cual sus conocimientos se ajustan con los intereses sociales y políticos que en su ternura perciben, padecen, se den cuenta, por ello se aprestan a no cometer errores de soberbia y despotismo que fomenta el poder.
Sin duda, el lenguaje oral es esencial en el proceso educativo de todos los ámbitos infantiles. Este es, a mi juicio, la razón por la cual la adquisición del hábito deseable de la conversación y el dialogo es fundamental. Es en el conversatorio de “San Lázaro”, espacio institucional dónde se debaten las leyes que equilibran la vida social, tendrán el impacto institucional por el que perfeccionarán su cultura y razonamiento, serán las palabras convertidas en ideas, oraciones, frases, motivos, argumentos…, las que tomará de su interlocutor válido; corregirán su fonética, aprenderán a ubicar las frases con sintaxis, aprenderán a comunicarse de manera correcta y coherente, darán nacimiento al diálogo con el que expresará sus pensamientos, ideas, sentimientos, que lo muestren.
Para la vida simultánea, el diálogo es un método esencial de trabajo en la medida en que es utilizado como una vía eficaz para la construcción de conocimiento. Medio directo con el que se intercambian ideas, reflexiones, juicios, que se ponen en la mesa de las discusiones, luego se convierten en acuerdos, consensos…, como un saber fusionarán las opiniones de los “Otros”. Un matrimonio dialéctico entre pensamiento y diálogo, en política el diálogo produce una mejor escuela donde el desarrollo educativo produce superior pensamiento mismo que consigue un mejor diálogo de contenido y forma. Así, diálogo y pensamiento logran buenos significados, logra también, mejores significantes, es decir, la manera de decirlos. Nuestra niñez parlamentarista lleva como equipaje en esta experiencia inédita lo que ha aprendido de sus maestros, en el entorno escolar, en familia, con amigos… Su diálogo será alma del intercambio de experiencias y valores.
En el diálogo del Congreso de la Unión se elaboran las leyes que regulan la vida social, que son de gran utilidad al insertarse en la sociedad. En el parlamento se mostrará lo que son, niñas y niños con buena educación, que esencialmente saben escuchar, que pueden opinar con fundamento y motivo… que respetan al “Otro”, es decir, autorregularse. El diálogo político requiere que la autoridad sea reconocida y la legitimidad de los demás. Deberán construir un parlamento sin ideología enajenante, servil, manipuladora, maniquea… Un sano diálogo con interlocutores válidos logra consenso sin enfermedades letales, el conflicto está latente y el acuerdo lo resuelve. La niñez debe atender el diálogo saber que cada uno de los participantes debe aportar virtudes de humildad y de compromiso con la verdad.