La vida institucional del IFE/INE es coherente con el pensamiento de Deleuze: pensar es crear, crear es resistir. El pensamiento es creación, tiene sus formas productivas: Técnica, Ciencia, Cultura, Filosofía, Política, Derecho…, cada producción del procedimiento e intelecto funda sus medios específicos, impulsos, semántica, morfología, sensaciones, conceptos, funciones… Esta es la base con la que realiza la creación de nuevas posibilidades de la vida compartida, democrática.
El IFE/INE nace y predice un cambio sustantivo de orientación en el régimen de elecciones, una disruptiva transición a la democracia procedimental que atraviesa desde la célula básica de la organización electoral, el procesamiento de la voluntad de elegir, hasta la producción de gobiernos. Es la imagen del sano pensamiento político, su convicción le obliga ética y legal a un compromiso moral con la Patria. Para nada importan las voces que en el ejercicio del poder olvidan fácilmente las reglas del juego político que les pase apercibida la mecánica del cambio.
Los trabajadores del procedimiento electoral lograron especializarse con gran calidad, el Servicio Profesional encontró en la formación, la actualización, instalar una suerte de universidad de mérito. Todo ello para tender el “misero detalle del procedimiento electoral” y poder convertir los votos en responsabilidades públicas, de manera profesional, imparcial, objetiva, certera, legal…, una ruta a la satisfacción social. El arte gobernar no depende del administrador de las elecciones, quien solo posibilita que el gobernante tenga las mejores garantías democráticas, los principios éticos de la materia electoral. Pensar es crear, crear es resistir. El INE ha resistido la abyección y la imbecilidad de la posverdad; el discurso ocurrente y su zafia parodia; resistencia al mismo procedimiento electoral que agota su calidad cuando se interpreta desde las ideologías. El procedimiento electoral es obra de las y los mexicanos, ha nacido del diálogo, se ha realizado por etapas, ha creado reglas del juego político, tiene reconocimiento internacional, nuestra Nación ha dado ejemplo de los cómo para comicios técnicamente sólidos, civilizados, coherentes, lúcidos, fundado en principios éticos. El pensamiento es llanamente político, la razón es simple, confronta significaciones dominantes, valores en boga, poderes vigentes, intereses, incluye al pueblo y sus clases sociales.
Estudia, planea, presupuesta, las luchas por el poder público, se adelanta al juego de lo verdadero y lo falso, constituye adecuaciones políticas. La verdad no la adecua con su objeto, ha ido más allá, piensa con cuidado, atiende las nuevas experiencias, ha perfeccionado su proceso de poder-saber, como sumario de experiencias posibles. El INE no solo ve lo que pasa, no se resigna, considera lo que sostiene y hace pasar lo que debe pasar en honor a la norma. Su ecuación es simple: ¡Sí, siempre y cuando no! Una apertura que nunca agota en honor al principio de legalidad realiza solo y solamente lo que la ley le asigna, por ello el sí, es la circunstancia que no esté negada en la ley. La cultura de legalidad es una significación que hace referencia a la actitud que el Instituto Nacional Electoral tiene respecto de su grupo de normas, leyes y reglas. La cultura de la Legalidad es muy importante en la vida diaria para que se genere paz dentro de nuestra convivencia comunitaria.
El INE ha resistido reformas electorales que le han asignado innumerables actividades, como cargar en su presupuesto el financiamiento público a los partidos políticos; impulsa ENCCIVICA, una vacuna para la vida cotidiana sin daños por las guerras dialécticas que imponen doctrinas e ideologías, ha educado en la virtud; ha resistido los odios inexplicables, posibilitando que la ciudadanía se acerque a otros en su movimiento propio, para ayudarles a ser más ellos mismos; iguales en derechos, deberes y dignidad, convivir en ciudadanía; ha resistido falsas seguridades, convoca para actuar conjuntamente; resiste la virtualidad de estar hiperconectados, hace un llamado a no fragmentarnos, dificulta resolver los problemas que afectan a todos. El INE hace honor al mandato constitucional de cuidar y preservar el derecho que tiene todo mexicano de votar y ser votado. Ha resistido los embates de las ideologías que buscan siempre la obediencia domesticada. Resiste los basureos de alborada en un discurso sin esfínteres intelectuales y culturales, cordiales y políticos. Ahora el administrador vive los embates irracionales y estrofas funerarias, lo insultan los que fueron legitimados.
La ética cívica resiste y nos enseña a ¡Soñar juntos!, los sueños se construyen desde la utopía. El bien, el amor, la justicia, los valores y las virtudes han de ser conquistados a cada instante; el éthos resiste la sociedad globalizada, en el mérito de estar más cercanos con un sólido proyecto ciudadano; resiste la política que se vuelve frágil; resiste alentando el diálogo como vía expresa de la política y de la vida social.
El INE construye un “nosotros” que habita nuestra casa, México.
¡Eso nadie lo puede negar!