Autoridades estadounidenses deportaron a México a un expolicía acusado de estar implicado en la desaparición de los 43 estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa en 2014.
Se trata de Alejandro Tenescalco Mejía, quien era supervisor de la policía municipal de Iguala, Guerrero, y quien era buscado por su presunta responsabilidad en la desaparición de los estudiantes.
Tenescalco Mejía, de 41 años, entró ilegalmente en Estados Unidos el 14 de diciembre de 2022. El hombre cruzó el muro fronterizo cerca del cruce fronterizo de Santa Teresa. Había estado bajo custodia de ICE hasta su traslado, el miércoles 18 de enero.
EL PRÓFUGO ERA BUSCADO POR INTERPOL
“El Instituto Nacional de Migración (INM) de la Secretaría de Gobernación recibió en el cruce internacional San Jerónimo-Santa Teresa, en Ciudad Juárez, Chihuahua, a Alejandro “N”.
El detenido contaba con una alerta migratoria y era buscado por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) y la autoridad mexicana por los delitos de delincuencia organizada y secuestro”, señaló en un comunicado la dependencia mexicana.
Poco antes del mediodía, elementos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos lo entregaron a los agentes federales del INM. El fin último fue llevarlo a territorio nacional y dejarlo en custodia de la representación de la Fiscalía General de la República (FGR). Así se cumplimentó una orden de aprehensión librada por un juez en 2015.
LOS 43 ESTUDIANTES DE AYOTZINAPA
Los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecieron entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014. Aquella noche y madrugada un grupo de estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, de entre 17 y 25 años, acudió Iguala, Guerrero, con la finalidad de “tomar” autobuses. El objetivo era viajar en estos a la Ciudad de México para participar en la conmemoración del 2 de octubre.
Aunque la retención y el uso temporal de autobuses por los estudiantes para realizar sus actividades había sido habitual en Guerrero y contaba incluso con el aval tácito de empresas y autoridades, el 26 de septiembre la respuesta de las autoridades no fue la ordinaria.
Policías Municipales de Iguala abrieron fuego contra los estudiantes para impedir que salieran de la ciudad con los autobuses. De esta manera, auxiliados por otras corporaciones y por civiles, los policías lograron cerrar el paso a cinco autobuses (tres que transitaban por una calle céntrica y dos que lo hacían por una calle periférica).
GUERREROS UNIDOS
En esos dos escenarios fueron detenidos 43 estudiantes que habrían de ser desaparecidos. Más tarde esa misma noche, continuaron las agresiones contra los estudiantes y contra la población en general.
La violencia ya no solo fue por parte de agentes estatales, sino también por civiles que, como después se demostró, eran parte de la estructura de una organización criminal. El grupo delincuencial estaba “fuertemente” relacionado con las instancias estatales presentes en esa zona de Guerrero, denominado Guerreros Unidos. N