El panorama económico de nuestro país se ha estado complicando pues aún no logramos reponernos de los estragos que nos ha dejado la pandemia por COVID-19. Según datos del investigador Eugenio Herrera Nuño, “al segundo trimestre de 2022 la economía mexicana creció 1.0% real trimestral respecto al primer trimestre de 2022 y creció 1.9% anual frente al segundo trimestre de 2021, de acuerdo con la Estimación Oportuna del PIB (INEGI). Pero, de acuerdo con la variación anual de las cifras oportunas, la economía del país apenas tiene un tamaño similar al que tenía en el cuarto trimestre de 2017; por lo que nuestra economía debe recorrer un largo camino antes de recuperar su tamaño y trayectoria de largo plazo, la cual se interrumpió a partir del tercer trimestre del 2018”.
La otra situación que nos ha venido afectando, es la violencia generalizada que se está viviendo en gran parte de la república, que aun que el presidente la minimiza señalando que es una “campaña de descrédito en su contra”, le realidad es que el comercio mexicano se está viendo seriamente afectado por la escalada de violencia de los grupos al margen de la ley; y no solo se afecta la operación interna del país, también se afecta al turismo (4º ingreso de México), pues muchos países están pidiendo a sus ciudadanos evitar los destinos turísticos de México.
Mientras sigamos con estas afectaciones a los ingresos de México, seguramente el presidente contará con muchos menos recursos para ejecutar los programas que benefician a los más vulnerables, lo que puede terminar en una cadena interminable que lleve al país a situaciones de mayor complejidad.
Creo que el presidente necesita entender que la seguridad y la economía son aspectos fundamentales para nuestro país (son complementarios), por lo que debemos establecer una estrategia que nos ayude a posicionar y a recuperar a México llevándolo al lugar que merece. Esto solo lo lograremos cuando aceptemos nuestra realidad y dejemos de minimizar la complejidad que vive el país. México no crece al ritmo que debiera para generar los recursos que nos ayuden a crecer y a ubicarnos en otro lugar, y la violencia en casi toda la república se ha vuelto en un dolor de cabeza para alcaldes, gobernadores y ciudadanos que se sienten intimidados por las acciones de los grupos delincuentes.
La estrategia no son las mañaneras en sábado, la real estrategia es aceptar que el gobierno de México ha perdido mucha ventaja en el control de los grupos al margen de la ley, y mientras no se recupere el control de las ciudades y de las carreteras, la economía de nuestro país estará cada vez más vulnerable, lo que seguramente nos llevará a un detrimento mayor de la microeconomía que es la que genera el movimiento económico interno en el día a día de nuestro país.
No hay peor estadio que ser -inconscientemente incompetente-. Si simplemente aceptamos nuestra realidad, seguramente podremos sentar las bases, entre todos, para recuperar a México, para luchar por el país maravilloso que debemos tener, ese México que todos soñamos y ese lugar donde todos queremos vivir.