Aunque desde el 30 de agosto pasado comenzaron a retomarse las clases presenciales de manera paulatina en Hidalgo, no todos los alumnos pudieron reinsertarse a sus actividades, debido a la falta de herramientas tecnológicas para seguir sus estudios a distancia.

Ante ello, algunos terminaron por desertar, a pesar de que aspiraban a terminar una carrera profesional; en otros casos, el alargamiento de las actividades virtuales provocó un rezago educativo que hoy padecen alumnos, padres de familia y maestros.

José Luis Hernández López, de 16 años de edad, habitante de la colonia La Raza, en Pachuca, abandonó el segundo semestre en el Colegio de Bachilleres del Estado de Hidalgo (Cobaeh) a mediados de 2021, tras algunos meses de intentar continuar con sus estudios, ya que no contaba con computadora ni internet.

El joven señaló que deseaba seguir en la escuela; sin embargo, cada vez se le dificultaba más subir las actividades a la plataforma Classroom, pues no siempre podía hacer recargas de tiempo aire: “Era demasiado gasto el que teníamos que realizar”.

Tras abandonar sus estudios de bachillerato, José Luis comenzó a trabajar en una carpintería de su colonia.

“Me siento molesto porque tuve que dejar de estudiar, siento que es algo que no debería estar pasando, pues muchos no aprovechan los recursos que tienen”, afirmó.

José Luis entrega la mayor parte de los ingresos que obtiene por su trabajo a su madre, a fin de ayudar en los gastos del hogar; no obstante, aseveró que aún quiere continuar su educación.

“Lo que más me llamaba la atención era estudiar Ingeniería en Computación, pero ahorita hay otras circunstancias”, dijo.

Elizabeth Hernández López, 34 años de edad, es la madre de José Luis y otra adolescente; perdió su empleo debido a la pandemia. Explicó que su hija se encuentra en segundo grado de secundaria y esperaba que los gastos disminuyeran con el regreso a las clases presenciales; no obstante, han incrementado, pues tuvo que pagar una cuota de 700 pesos y comprar un uniforme deportivo.

“A mí me sale trabajo uno o dos días a la semana y no gano mucho. Diario es estar dándole para impresiones, copias y todo lo que le piden en la escuela”, externó.

En otro punto de la colonia habita Guadalupe, madre de dos menores de edad que estudian en la primaria Emiliano Zapata.

Ella señaló que el mayor, de ocho años de edad, asiste a la escuela diariamente —a diferencia de su hermano, que solo acude tres días—, debido a que su profesor detectó que se encuentra rezagado.

“Va en tercer año, pero todavía no sabe leer muy bien. Sí lee, pero confunde las letras, por eso su maestro le está enseñando desde lo básico”, indicó.

Asimismo, afirmó que tiene un sobrino que debería cursar tercer grado de primaria; no obstante, los profesores consideran que sus conocimientos son los de un alumno de primero.

Yuvenil Torres I Pachuca

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