LA XXIII Asamblea Nacional del PRI, el próximo 11 de diciembre, en términos de la convocatoria tiene un carácter deliberativo, pues es un escenario en donde podrán generarse discusiones encaminadas a realizar propuestas y aportaciones sobre cuatro ejes temáticos a fin de tener sistematizados los planteamientos que se presenten. Dichos ejes son: Proyecto de país, Estrategia política, Vida interna y Prospectiva.
A saber, en el primer eje se pretende discutir sobre el proyecto de país que se desea, es decir, orientar y proponer la guía de conducción del partido hacia el futuro.
En el segundo eje se pretende integrar las propuestas estratégicas a instrumentar como instituto político para la construcción del país deseado, es decir, se pretende definir el programa de acción del partido que permita operar lo planteado en el primer eje.
El tercer eje pretende practicar el debate interno a fin de generar los acuerdos necesarios para impulsar modificaciones a los documentos básicos del partido, es decir, orientar acuerdos y propuestas en el contexto de la vida interna del Partido Revolucionario Institucional.
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En el cuarto y último eje se pretende discutir y pone en perspectiva a un PRI que mira al futuro como organización política y que tiende a innovar sus formas de comunicación, organización y gestión.
En definitiva, hay que apuntar que un partido tan complejo como el PRI tiene la responsabilidad de encontrar los mecanismos más oportunos de comunicación eficaz y efectiva para lograr articular las voces de todos sus simpatizantes, cuadros políticos, militantes y su dirigencia. De no lograr lo anterior se puede cometer un error de incalculables efectos.
La voz clara, estridente y crítica de todos los que conforman el instituto político debe ser atendida desde la base. La voz de la militancia debe ser la más escuchada, ya que es la que tiene el reconocimiento territorial y el sentir de la a nivel nacional.
Los mecanismos que permitan transversalizar los planteamientos de los ejes deberán proyectar una renovada estrategia comunicacional. Nuestra agenda, indudablemente, se deberá alinear con las agendas globales y permear de forma ordenada y sustentable a quienes más lo necesitan. Se debe considerar que los temas prioritarios aún constituyen el bloque de deuda histórica en el país, y por tanto, los de mayor prioridad: la educación, la salud, el campo, el empleo y la economía, la seguridad y el medioambiente.
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Evitar poner en el lado de la balanza con mayor peso los anteriores temas citados podría hacernos caer en una suerte de ser un partido ajeno a las causas, carente de sentido social y destinado al fracaso político en las urnas venideras.
No debemos de huir a la crítica interna, de ello dependerá siempre la construcción de un mejor rumbo, de estrategias maduras y de gran pericia política, bases sólidas para el discurso transversal y, sobre todo, las mejores tácticas para la movilización electoral, pues habremos fidelizado nuevamente a la gran base priista que nos reconoce como los arquitectos de todo el andamiaje de las instituciones del país.
Asimismo, la pandemia del covid-19 debe de estar en el eje de la estrategia y los planteamientos deben de ser certeros, bajo lógicas que impliquen adecuadas medidas y como un planteamiento de ejercicio político promoviendo siempre el bienestar de las poblaciones, superando por supuesto la mirada obtusa con la que el Estado actual dio afrenta. Es pues un reto al interior, hacia nuestras estrategias organizacionales, pero una responsabilidad política al exterior, para con el pueblo de México.
Nuestra agenda no debe dejarse ir al vacío, debe, como ya dijimos, encauzar las grandes estrategias y fomentar los grandes avances históricos, por eso es imprescindible seguir apostando al logro de la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas mediante la educación y las políticas públicas sustantivas. Es pues necesario que los cuatro ejes temáticos tengan este enfoque, nuestro país y sobre todo nuestras mujeres y niñas merecen todo nuestro reconocimiento y esfuerzo.
¿COMETER LOS MISMOS ERRORES?
Asimismo, como partido nuestra agenda deberá estar armonizada con conseguir las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Lo anterior es imprescindible, ya que alcanzar la autonomía energética, por ejemplo, debe estar basado en el paulatino y necesario viraje hacia las energías limpias; las prácticas de igualdad y equidad basadas siempre en derechos; el crecimiento económico debe ser una apuesta sustantiva de sostenibilidad y sustancialmente inclusiva y sostenible; la innovación, la accesibilidad, la seguridad, la producción y el consumo, etcétera, deben ser siempre agenda prioritaria para la construcción de políticas públicas que apuesten a convertirnos en un país que trabaja de manera seria y decidida por la reducción de las desigualdades y combate el cambio climático y sus efectos.
No hacerlo constituirá siempre un retroceso, una apuesta al malestar ciudadano, y se cometerían los mismos errores que está cometiendo el actual partido en el poder: Morena.
Ahora pues, es más que necesaria la sólida postura de todas y todos los que hacemos a diario partido, no caer en la obsolescencia política es responsabilidad de quienes se les ha otorgado la confianza de dirigir a nuestro instituto político. Nuestro desafío no debe ser superficial y debe constituir la más inteligente toma de decisiones, el objetivo debe siempre ser el interés público, que es nuestra razón máxima de existencia.
Es importante mencionar que, en el contexto de ser un partido en la oposición, esta debe ser la oportunidad precisa para definir el tipo de oposición que aspiramos ser, pero, sobre todo, debemos de ser una oposición crítica.
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Como Corriente Crítica es nuestro cometido pedir que se asuman con responsabilidad y altura de miras las críticas positivas que le hacemos a nuestro instituto político. Por ello fijamos el posicionamiento de revisar las hasta hoy desastrosas estrategias digitales y mejorar el rumbo discursivo implementado, ya que pese a contar con un organismo especializado en redes sociales los resultados distan de ser los esperados en el contexto de segmentación de mercado que tiene incluidas a las generaciones X, Y y Z, las generaciones millennials no se encuentran representadas en las arcaicas formas de hacer política, los tiempos y las circunstancias actuales nos exigen formas distintas de aproximarnos al electorado que cada vez exige mejores procesos comunicacionales.
La XXIII asamblea es otra gran ocasión para el PRI, ocasión que debe servir para definir cuál es su ideología, ya que, por una parte, se encuentra como integrante de la Internacional Socialista y dentro de la Corriente Política Socialdemócrata, y por otra alberga a una gran ala tecnócrata y libertaria.
Esta nueva asamblea es la oportunidad para sacudirnos del neoliberalismo, de la tecnocracia que ha usado al partido como su vehículo de arribo al poder. Es la ocasión ideal para readecuar la oferta política, no solo las históricas demandas sociales de justicia. Hoy en el escenario nacional se asoman nuevas demandas sociales: ecología, defensa de los derechos humanos, de los animales, de la comunidad LGTBI, el feminismo y otros temas más de interés colectivo.
En síntesis, si recordamos las XIV y XVII asambleas nacionales, fueron dos reuniones representativas que, sin lugar a dudas, macaron un parteaguas histórico en el interior del partido. Por ello la XXIII asamblea no puede, o no debe, estar destinada a la intrascendencia política. A cada uno de nosotros nos corresponde ser parte de la historia diferente que se está escribiendo en tiempos de ser un partido en la oposición que, además, aspira a ser contrapeso y no un satélite de la derecha y mucho menos un siervo más de la mal llamada cuarta transformación. N
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Genaro Morales Rentería es presidente de Corriente Crítica del PRI. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.