EL TALENTO es universal, pero las oportunidades a veces no lo son. Personas cualificadas de todo el mundo carecen de los medios o la flexibilidad para trasladarse a grandes ciudades para trabajar, mientras que otras simplemente no tienen acceso a las escuelas y a la formación requerida, incluso para solicitar determinados puestos de trabajo. Esta es una oportunidad perdida no solo para estos posibles empleados, sino también para las empresas que pierden la oportunidad de contar con un brillante capital humano.
Desde hace varios años, varias empresas fomentan la apertura de oficinas fuera de las principales áreas metropolitanas, en lugares con costo de vida más bajo como Utrecht, en Holanda; Querétaro, en México; Yokohama, en Japón, y Tenkasi, en el sur de la India. Partimos de la premisa de que los empleados se enfrentan a problemas globales, como el aumento del costo de vida, los largos desplazamientos y los desequilibrios generales entre la vida personal y el trabajo.
Eso sin contar que se ha dejado de exigir títulos universitarios para concentrarse en enseñar a los empleados en el trabajo.
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Estas acciones hacen parte de una filosofía que se llama ‘localismo transnacional’, que surge de la convicción de que la solución a esas coyunturas sociales está en llevar las oportunidades a los lugares donde viven las personas, donde han crecido y donde construyen comunidad. Una idea que ha llevado a abrir pequeñas oficinas en varias pequeñas ciudades del mundo para fomentar la inclusión laboral del talento rural. Estas iniciativas representan una forma de resaltar la relevancia de las áreas rurales dentro de la economía internacional.
No obstante, si queremos crear un sistema de empleo más equitativo que replique estas estrategias, no podemos olvidar algunas lecciones que nos ha dejado la pandemia. Aunque los trabajadores quieren y necesitan colaborar en persona, el trabajo a distancia ha resaltado el valor de permanecer cerca de la familia y amigos con un horario más flexible. Ante ese escenario, el localismo transnacional se presenta como la mejor opción para crear un equilibrio entre el trabajo en casa y la oficina, en que los empleados se sientan más seguros y comprometidos.
¿EXPERIENCIAS QUE DAN FORMA A LA ESTRATEGIA?
Reducción en los tiempos de desplazamiento con oficinas accesibles y tecnologías de colaboración remota. En los últimos 20 años, el número de habitantes de Chennai (India) pasó de 6 millones a 11 millones, lo que ha incrementado el costo de vivir en la ciudad. Tras varios análisis se ha descubierto que muchos empleados en esa ciudad preferían desplazarse varias horas al día y seguir viviendo en pueblos alejados de Chennai para estar más cerca de sus familias o ahorrar un poco más de dinero.
La pandemia ocasionada por el covid-19 nos demostró la viabilidad del trabajo a distancia en este tipo de situaciones. Este panorama y el involucramiento de tecnologías de colaboración y asistencia remota mejoraron la calidad de vida de estas personas, así como la relación con sus familias y el compromiso con las organizaciones.
El mundo online y offline en cualquier momento y para cualquier situación. Hoy en día, varias empresas cuentan con muchas pequeñas oficinas en zonas rurales de India. Hasta la reciente oleada de casos de covid-19 en el país, esas oficinas funcionaban como lugares donde los empleados podían colaborar con otras áreas de trabajo.
Cabe señalar que, en el contexto actual, la presencialidad y la virtualidad se han convertido en estrategias con igual relevancia a la hora de gestionar los negocios. En el caso de la virtualidad, por ejemplo, la mayoría de los empleados tienen a disposición varios recursos tecnológicos, lo que les permite escoger el mecanismo de trabajo que les resulte más seguro, productivo y eficiente.
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Creación de nuevos puestos de trabajo fuera de la ciudad. Una ventaja de contar con oficinas compartidas en la India es que los empleados pueden proponer a amigos, familiares y miembros de la comunidad en que confíen para que trabajen desde su oficina rural. En este escenario, los nuevos y antiguos empleados trabajan juntos para crear un ecosistema laboral más colaborativo y con énfasis, por ejemplo, en la reducción de la brecha digital.
El objetivo del localismo transnacional no es tener oficinas cerca de una sede en una gran urbe. Más bien, se trata de tener equipos en todas las ciudades pequeñas con acceso a diversos clientes y mercados para brindarles a los empleados mayor tranquilidad y mejor calidad de vida, mientras que las compañías se expanden y llegan a más partes en el mundo.
Dado el éxito de esta estrategia, estamos seguros de que este concepto puede funcionar en cualquier organización, siempre y cuando esté interesada en ofrecer oportunidades personalizadas de trabajo en lugares descentralizados y a personas que, debido a su posición geográfica, tienen garantías laborales muy limitadas. N
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Raju Vegesna es jefe evangelista de Zoho. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.