UN AÑO después de anunciar la autorización de su vacuna contra el coronavirus antes que el resto del mundo, Rusia sufre para convencer a sus ciudadanos de dejarse inocular, por lo que el gobierno les paga a algunas personas para que reciban la inyección de la Sputnik V.
Los funcionarios ofrecen cupones por 13 dólares (1,000 rublos) a los rusos de más de 60 años que reciban la vacuna en un intento de inflar la demanda, según la Associated Press. En un país donde miembros de su población reciben pensiones de apenas 260 dólares (20,000 rublos), el estipendio es un incentivo sustancial.
Pero no hay suficiente incentivo. Los residentes más viejos de Moscú le dijeron a la AP que era difícil registrarse en línea por los cupones y que muchas tiendas de abarrotes no los aceptan.
Solo alrededor del 5 por ciento de Rusia está completamente vacunado, a pesar de ser el primer país que autorizó una vacuna. Conforme se acerca la fecha límite para que Moscú haya vacunado a más de 30 millones de sus 146 millones de habitantes para mediados de junio, hay pocas esperanzas de alcanzar esas cifras ambiciosas.
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“Necesitamos empezar a vacunar a 370,000 personas al día, digamos, mañana mismo”, dijo Alexander Dragan, analista ruso de datos, a la AP.
Mientras estuvo en la plaza comercial Park House en el norte de Moscú, Vladimir Makarov vio que les ofrecían la vacuna contra el coronavirus a los clientes, así que preguntó cuánto lo demoraría. “Resultó que es sencillo aquí: diez minutos”, dijo sobre su experiencia el mes pasado. Pero Makarov, como muchos moscovitas, aun así, decidió posponer el recibir la inyección de la Sputnik V.
La renuencia por la vacuna se da cuando las dosis ya están disponibles en la capital para cualquiera mayor de 18 años en más de 200 clínicas estatales y privadas, plazas comerciales, zonas de comida, hospitales, incluso un teatro.
Para mediados de abril, más de 1 millón de los 12.7 millones de habitantes de Moscú, o alrededor del 8 por ciento, había recibido por lo menos una dosis, aun cuando la campaña comenzó en diciembre.
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Ese porcentaje es similar para Rusia en su totalidad. Hasta el 27 de abril, solo 12.1 millones de personas había recibido por lo menos una dosis, y solo 7.7 millones, o 5 por ciento, se había vacunado por completo. Eso coloca a Rusia muy por detrás de Estados Unidos, donde 43 por ciento ha recibido por lo menos una dosis, y la Unión Europea con casi 27 por ciento.
Dragan, quien rastrea las vacunaciones en toda Rusia, comentó que la semana pasada el país administraba dosis a entre 200,000 y 250,000 personas al día. Con la mira de alcanzar la meta de mediados de junio, necesita ser el doble de eso.
Otras regiones también ofrecen incentivos. Las autoridades en Chukotka, enfrente de Alaska en el estrecho de Bering, les prometieron a los viejos 2,000 rublos para que recibieran la vacuna, mientras que la región vecina de Magadán ofreció 1,000 rublos. Un teatro en San Petersburgo ofreció un descuento en los boletos a quienes presentaran un certificado de vacunación.
El retraso en los índices de vacunación de Rusia radica en varios factores, incluido el abastecimiento. Los fabricantes rusos de medicamentos han sido lentos en acelerar la producción masiva, y hubo escasez en marzo en muchas regiones.
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Hasta ahora, solo se han producido 28 millones de series de dos dosis de las tres vacunas disponibles en Rusia, siendo Sputnik V la que cuenta con la mayoría, y solo 17.4 millones han sido puestos en circulación después de pasar por el control de calidad.
Las listas de espera de la inyección siguen siendo largas en algunos lugares. En la región de Sverdlovsk, la quinta más poblada de Rusia, 178,000 personas estaban en la lista de espera para mediados de abril, según comentó Yekaterina Yutyaeva, viceministra de salud regional, a la AP.
El 28 de abril, Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, dijo que había suficientes vacunas disponibles en Rusia, y añadió que la demanda era el factor definitivo en el índice de vacunación del país.
Otro factor de la renuencia de los rusos ante la Sputnik V es el hecho de que se puso en circulación cuando todavía estaba en curso una prueba a gran escala para asegurar su seguridad y eficacia. Pero un estudio, publicado en febrero en la revista médica británica The Lancet, dijo que la vacuna parecía segura y muy efectiva contra el covid-19, según una prueba en la que participaron alrededor de 20,000 personas en Rusia.
Una encuesta en febrero, realizada por la principal encuestadora independiente de Rusia, el Centro Levada, mostró que solo 30 por ciento de los encuestados estaba dispuesto a recibir la Sputnik V, una de tres vacunas disponibles de producción local. La encuesta tuvo un margen de error de 3.4 puntos porcentuales.
Dragan, el analista de datos, comentó que una posible explicación de la renuencia es la narrativa de las autoridades de que han domado el brote, incluso si esa valoración pudiera ser prematura.
Después de que se retiraron las restricciones por el virus y los funcionarios del gobierno alabaron la respuesta del Kremlin a la pandemia, pocos están motivados a recibir la inyección, dijo, y citó una actitud de “si ya terminó el brote, ¿por qué querría vacunarme?”
Vasily Vlassov, experto en salud pública en la escuela Superior de Economía de Moscú, compartió el parecer de Dragan y también apuntó las señales inconsistentes de los funcionarios y medios de comunicación.
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“Los rusos en 2020 fueron bombardeados con mensajes contradictorios, primero que (el coronavirus) no era peligroso y era solo un resfriado, luego que era una infección mortal”, dijo a la AP. “Luego se les prohibió salir de sus hogares”.
Otra narrativa, continuó, fue que las vacunas extranjeras eran peligrosas, pero las producidas en Rusia no lo eran. La televisión estatal reportó reacciones adversas conectadas con las vacunas occidentales a la vez que celebraban el éxito internacional de la Sputnik V.
Una campaña mediática apropiada para promover las vacunaciones apenas comenzó en la televisión estatal a finales de marzo, señalan los observadores y reportes noticiosos. Videos en el Canal 1 de la red nacional presentaban a celebridades y otras figuras públicas hablando de su experiencia, pero no los mostraban al ser inyectados. El presidente Vladimir Putin dijo que recibió la inyección por ese entonces, pero no frente a la cámara.
“Terreno abonado para los conspiracionistas”, expresó Dragan, quien también trabaja en mercadotecnia.
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Los rumores sobre los supuestos peligros de las vacunas en realidad aumentaron en las redes sociales en diciembre, cuando Rusia empezó a administrar las dosis, y han continuado de manera constante desde entonces, dijo la antropóloga social Alexandra Arkhipova.
Los rumores se combinaron con otros factores —la pseudociencia en la televisión rusa, los problemas en la distribución de las vacunas y un lanzamiento desigual de la campaña promocional— para dificultar la acción de inmunización, comentó Arkhipova a la AP.
A su vez, Vlassov señaló que el brote en Rusia está lejos de haber terminado, e incluso hay señales de que está creciendo.
“Más o menos la misma cantidad de personas se infecta todos los días en Rusia ahora que en mayo pasado, en el pico del brote”, expresó, y añadió que muere el doble de personas cada día.
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Las estadísticas del gobierno dicen que las infecciones se han mantenido entre 8,000 y 9,000 al día a escala nacional, con 300 a 400 muertes registradas diariamente. Pero los casos nuevos han aumentado de manera constante en Moscú en el último mes, excediendo los 3,000 la semana pasada por primera vez desde enero.
Los índices de infección han crecido en siete regiones, según dijo la vice primer ministra Tatyana Golikova el 23 de abril, sin identificarlas. Ella culpó a los “índices insuficientes de vacunación” en algunos lugares.
Y, aun así, la abundancia de vacunas en Moscú ha atraído a extranjeros que no pueden obtener la dosis en casa. Un grupo de alemanes recibió la primera inyección en su hotel el mes pasado.
Uwe Keim, desarrollador de software de 46 años y oriundo de Stuttgart, le dijo a la AP que, según él, “hay más vacunas disponibles aquí en Rusia de las que demanda la gente aquí”. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek