LA PANDEMIA puso contra las cuerdas la educación tradicional. Según un informe de Unicef, más de 168 millones de niños en 14 países llevan cerca de un año sin asistir a sus escuelas, en gran medida desde marzo de 2020 hasta febrero de 2021. Además, de acuerdo con la publicación, en torno a 214 millones de niños del mundo (uno de cada siete) han perdido más de tres cuartas partes de la educación presencial.
En ese sentido, Unicef destaca que, aunque al menos 22 países en Latinoamérica le apostaron al aprendizaje remoto a través de soportes como la televisión, la radio y las redes sociales, desafortunadamente estas iniciativas resultaron ser muy rudimentarias y “un remedio temporal en momentos en que es necesaria una reestructuración y el replanteamiento desde cero”.
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La educación tradicional no solo está amenazada por la existencia de un virus que ha cobrado la vida de millones de personas, sino también por cientos de desastres naturales, conflictos bélicos y decisiones económicas, sociales y políticas de algunos gobiernos que ocupan espacio en la mayoría de las agendas mediáticas internacionales. Estos factores han tenido impactos negativos en la evolución de las estrategias educativas, haciendo que las iniciativas de cambio propuestas se concentren en temas superficiales que no solucionan verdaderamente la problemática.
Es innegable que estamos en un momento para reflexionar sobre las perspectivas de mejora en materia educativa, en que debemos hacer énfasis en un cambio organizado, gradual y significativo. En ese sentido, me gustaría señalar algunas pistas para construir un nuevo paradigma educativo que aborde las problemáticas de las naciones, empresas, escuelas y de los estudiantes de manera conjunta.
EDUCACIÓN HÍBRIDA O ALTERNANCIA
A pesar de que es un hecho que las escuelas volverán a abrirse, y que la interacción social es clave para el desarrollo físico y cognitivo de los menores, debemos entender que es un peligro para la solvencia económica, educativa y social volver al status quo tradicional. Tal y como lo han advertido los expertos, esta no será la última pandemia que enfrente el mundo.
Necesitamos continuar fortaleciendo la apropiación de herramientas tecnológicas en nuestras sociedades, que han posibilitado dar continuidad a los negocios y servicios de operadores de salud. Esto también aplica, indudablemente, para los ambientes educativos, donde es fundamental desarrollar estrategias que combinen de manera inteligente el aprendizaje presencial y las clases virtuales. Esto facilitaría, entre otras cosas, reducir la carga sobre las instituciones y fomentar enfoques educativos especializados en temáticas más tecnológicas aplicadas a diferentes industrias y oficios.
DESARROLLO DE PLATAFORMAS DE APRENDIZAJE VIRTUAL
Es un hecho que las herramientas para el aprendizaje virtual deben mejorar. Ante la necesidad de dar continuidad a los procesos educativos, las autoridades competentes e instituciones formativas empezaron a utilizar aplicaciones inconexas, muchas de las cuales nunca fueron diseñadas explícitamente para educación a distancia. En la mayoría de los casos, se trataba de productos de software difíciles de usar por los estudiantes y profesores. Esto llevó a un aumento en los índices de ausentismo, a elevar la frustración entre los educadores y a profundizar las pérdidas de ingresos en escuelas.
Hay que insistir en la necesidad de crear una plataforma de aprendizaje integral diseñada exclusivamente para que todos los miembros del sector educativo tengan las herramientas suficientes para realizar sus actividades de manera eficiente y cualificada. Este sistema integral debe facilitar, por ejemplo, que los maestros puedan compartir y calificar trabajos, certificar a los estudiantes, realizar videoconferencias, programar tareas, interactuar uno a uno y compartir documentos sin inconvenientes.
AUMENTAR LA OFERTA PARA DESCENTRALIZAR LA EDUCACIÓN
En América Latina hay millones de estudiantes en las zonas rurales que deben movilizarse hacia grandes ciudades para continuar con sus procesos formativos. Debido a que las actividades de traslado quedaron reducidas durante la emergencia sanitaria, y a que las herramientas tecnológicas no pudieron impactar de manera uniforme en la educación rural, la mayoría de estos jóvenes quedaron excluidos de los beneficios educativos por mucho tiempo.
Esta realidad evidencia que es prioritario que las autoridades competentes descentralicen las instituciones educativas y expandan la cobertura académica a más territorios apartados de los cascos urbanos. Hacerlo, sin lugar a dudas, facilitará una mayor inserción escolar, pues los estudiantes no tendrán que recorrer largos trayectos para asistir a clase.
A largo plazo, esta estrategia permitirá que los alumnos estén menos interesados en dejar sus comunidades para buscar empleo en las grandes ciudades, garantizando la mano de obra necesaria para el crecimiento de sus territorios de origen. En el mundo hay múltiples iniciativas encaminadas en esa dirección. Una de ellas es Zoho Schools, en India, donde los estudiantes que no tienen un título universitario pueden estudiar tecnología, diseño y negocios de forma gratuita, además de recibir una remuneración periódica para sus gastos personales. Al completar con éxito el curso, son admitidos como empleados de Zoho si así lo quieren.
SEGURIDAD DIGITAL PARA POTENCIAR LAS TAREAS EDUCATIVAS
Desarrollar soluciones que potencien las actividades productivas no es suficiente para que un proceso de transformación digital sea integral. También es necesario establecer mecanismos que mitiguen los riesgos derivados de esa transformación. Ante ese panorama, una plataforma de aprendizaje virtual debe garantizar el acceso universal a sus contenidos a la mayor cantidad de estudiantes, así como el establecimiento de mecanismos y pautas que permitan proteger la información vital, en especial de los menores de edad, adhiriéndose a los reglamentos característicos de la Ley General de Protección de Datos que varía en cada país.
EDUCACIÓN PERSONALIZADA ACORDE A LOS CONTEXTOS GEOGRÁFICOS
Necesitamos un cambio global en torno a la educación con mecanismos que no necesariamente deben ser universales. Ante todo, los programas académicos tienen que responder estratégicamente a los retos y necesidades de cada realidad específica, pues las diferencias entre cada nación son estructurales.
Cambiar el modo de educar a los jóvenes partiendo de la identificación de una realidad permitirá la formación de sujetos más conscientes y críticos con los contextos donde desarrollan sus entramados de vida, facilitando la determinación de acciones individuales y colectivas que ayuden a fomentar cambios en las áreas donde es evidente la necesidad de mejora. Esto, a largo plazo, tendrá impactos positivos en la construcción de más y mejores garantías de crecimiento para las personas, de las comunidades y para el país en general.
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Como se ha evidenciado, migrar de una educación tradicional a una más universal, moderna y efectiva implica desarrollar una serie de estrategias de naturaleza política, tecnológica y geográfica, estableciendo así mejores garantías de crecimiento y desarrollo para nuestros estudiantes. Para cumplir con ese propósito, es esencial contar con una voluntad de cambio que se manifieste desde las autoridades gubernamentales y estatales, pasando por las grandes multinacionales y hasta los mismos ciudadanos. Si todos nos encaminamos en una misma dirección, será posible lograr ese cambio que tanto anhelamos. N
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Raju Vegesna es jefe evangelista de Zoho. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.