Piensa mal y acertarás. Este dicho, referido generalmente al prójimo, nos hemos acostumbrado a aplicarlo al senador Monreal, a AMLO y a la 4T. Y es la sensación a la que lleva la aprobación de un paquete en “fast-track” de leyes para adecuar nuestro marco legal al nuevo T-MEC.
El senador Monreal envió un paquete legislativo para comentarios de los senadores (a los que como asesor de un senador tuve acceso) proponiendo una nueva Ley del Impuesto General de Importación —que convenía que estableciese varios cambios para proteger a la industria nacional— y reformas de pequeño calado a la Ley de Aduanas —sin adecuar las reglas de origen en materia automotriz del nuevo tratado ni otros cambios a los que exige el T-MEC—, para crear un Sistema General de Calidad (único en el mundo y que pasó de noche los numerosos comentarios que hicieron los miembros de las cámaras industriales) para sustituir al sistema nacional de metrología y normalización.
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Este sistema es el que a mí me levantó más sospechas (quizá por mi familiaridad con el tema), ya que establece tres métodos diferentes para la autoridad para medir a las empresas. Arbitrariedad pura.
El sistema de normalización que tenía México ya cumplía con lineamientos internacionales —por lo que cumplía con los estándares del T-MEC y la OMC—.
La finalidad de este sistema es proteger el medioambiente, la seguridad y salubridad de las personas (no la calidad de los productos). Implica, además, la desaparición del actual sistema, el fomento de los certificadores de calidad extranjeros en perjuicio de los nacionales (¿habrá habido comisión por parte de algunos empresarios norteamericanos?) y la creación de una figura surrealista denominada “estándares”, que podrían sustituir las normas de metrología y ser creadas por cualquier persona física y moral amiga del senador Monreal, además de violar la Ley de Propiedad Industrial.
El sector empresarial y múltiples abogados hicimos comentarios, pero fueron recibidos por sonidos ciegos. ¿Maldad? ¿Ignorancia? Tratándose de Monreal me imagino más bien lo segundo.
¿ES NECESARIO EMITIR UNA NUEVA LEY?
Como parte del paquete venía también una reforma a la Ley de Variedades Vegetales y una nueva Ley de Innovación Industrial (que sustituiría a la actual Ley de Propiedad Industrial). ¿Es necesario emitir una nueva ley cuando expertos como Mauricio Jalife señalan que la actual ya cumple con la mayor parte de los estándares que exigía el T-MEC? (El Financiero, 14 de junio de 2020).
Porque cuando se examina el nuevo proyecto por encima no se detectan muchos cambios, salvo mayores errores, que exigirían una reunión con expertos a la que por primera vez la 4T escuchara e hiciera caso. Cosa que no sucedió en relación con las reglas de etiquetado, donde, a pesar de la demostración de expertos y empresarios de la conveniencia de ciertos cambios, sin confundir a los consumidores, los “sabios” y “necios” de la 4T no se bajaron del burro para emitir una NOM costosa y rígida.
Además, si se emite una nueva ley completa con cambio de título (de Innovación Industrial), uno se imaginaría que incluye la incorporación de medidas de política pública para fomentar la innovación, las cuales brillan por su ausencia.
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Otro dato extraño: se impiden las patentes que vayan contra la ética científica. Estas no deberían ni ser aceptadas a trámite. Pero, además, ¿qué tipo de ética? ¿La de la Comisión de Ética que creó a modo López Obrador con la pandemia, al grado de que renunció a formar parte de ella el rector de la UNAM? ¿La menos vieja, cómo en los lineamientos éticos de la 4T en la pandemia, que establece que hay que dar prioridad en la conservación de la vida a los jóvenes, por encima de las personas mayores en caso de muerte? ¿Quién determinará los estándares éticos para denegar una patente? Monreal en su vida política solo ha dado muestra de un maquiavelismo puro.
Y lo más importante de las reformas del T-MEC fue olvidado: crear las normas de origen en materia automotriz conforme a los nuevos estándares del T-MEC (que suponen 4 por ciento del PIB y más de un millón de empleos), así como generar los nuevos estándares en materia de funcionamiento de aduanas. Según varios economistas expertos asesores de cámaras empresariales y del Colegio de México, esta iba a ser una labor titánica para la nueva administración. Y para capacitar a las autoridades aduanales conforme a los nuevos parámetros del T-MEC, el gobierno de la 4T no ha gastado ni un centavo. ¿Austeridad republicana o por el bien de México, también los exportadores pobres? ¿Podrán nuestras empresas exportar a Estados Unidos como un mecanismo para salir de la recesión con las actuales aduanas? Si pueden pedir un milagro a la lámpara de Aladino quizás alguna de ellas lo logre.
¿Es compatible el paquete legislativo presentado con las auténticas reformas que eran necesarias para adecuar nuestro marco jurídico al T-MEC? Claramente se ve que no. Preguntamos otra vez: ¿Ignorancia? ¿Maldad? Quizá las dos cosas. En cuestiones de la 4T, y más tratándose de asuntos del líder del Senado, piensa muy mal y acertarás. No es extraño que el crimen organizado ofrezca 200,000 pesos por la cabeza del hermano del senador.
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Xavier Ginebra Serrabou es maestro y doctor en derecho económico, profesor investigador de las facultades de Derecho, Negocios y de Políticas Públicas de la Universidad De La Salle Bajío y miembro Nivel I del Sistema Nacional de Investigadores. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.