Cada país o región depende de tres poderes: DINERO, para poder tener SALUD, y MATERIAS PRIMAS para transformarlas en energía con el objetivo de que el dinero circule en la población económicamente activa.
Hoy el mundo ha podido pasar en una primera fase el colapso financiero total, pero dependerá de cada país si entra en una recesión individual ante la incertidumbre actual sobre la forma que el COVID-19 podrá tener en los próximos meses. Ha quedado demostrado que la industria de hidrocarburos por las próximas décadas será la que influya en cada economía mundial. Hoy es el petróleo líquido, y después será el gas natural.
Ante esta nueva forma de negociar entre los países que tienen dinero fluyendo en sus economías, lo que asegura que la materia prima que tienen sea explotada, la pregunta es por qué en México continuamos pensando en asumir todos los riesgos financieros. ¿La administración actual o las futuras podrán cubrir toda la demanda energética de México? Hoy, ante la contracción de la recaudación de los ingresos para que la nación funcione, la caída del precio del barril, la reducción en el presupuesto de PEP (40.5 MM de pesos) y la entrada el 1 de julio del TMEC, ¿qué ventaja competitiva tenemos para ofrecer al mundo como lo tiene Arabia Saudita?
Muchos países han realizado planes con antelación apostando a la inversión fuera de sus países por medio de las empresas que tienen en el mercado interno, lo que les permite tener flujo de efectivo nuevo por los tipos de negocios por medio de la exportación de materias primas y su transformación, que se deriva de la falta de espacios dentro la nación o por las condiciones geopolíticas en la zona.
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Un caso de negocios es Arabia Saudita vía Aramco. Esta empresa en conjunto con la nación son parte principal y tienen el control del mercado petrolero en regiones complicadas. Al mismo tiempo, son parte importante de la OPEP. Empezaremos indicando que tienen fuera de su país inversiones en refinerías en alrededor de 3 millones 630,000 barriles diarios (MBD), a lo cual, al poseer una participación, pueden asegurar exportaciones durante un largo tiempo entre 1.8 y 2.5 MBD, pudiendo aumentar. Las cuales están de la siguiente forma:
∞ Motiva Enterprise en Texas, Estados Unidos: 600,000 (62 por ciento).
∞ Ulsan (S-Oil) en Seúl, Corea del Sur: 700,000 (62 por ciento).
∞ PIC en Johor, Malasia: 300,000 (50 por ciento).
∞ Fujian en Quanzhou, China: 280,000 (25 por ciento).
∞ Showa Shell Sekiya Corporation, Japón: 550,000 (15 por ciento).
∞ Refinería India Ratnagiri, India: 1.2 millones, inversión de 44 MM USD (50 por ciento con ADCONC) en 2025.
Puede visualizarse que la estrategia es clara por parte de Arabia Saudita: está invirtiendo en donde tiene relación comercial en una balanza de venta de crudo. Tomando datos de 2019 de la empresa, podemos notar sus grandes exportaciones en la gráfica que ilustra este artículo.
UNA ESTRATEGIA MUY CLARA
Si lo comparamos con los países donde tiene coparticipación en refinerías y los países donde exporta, es clara la estrategia: asegurar una exportación constante en un periodo largo, al mismo tiempo de ofrecer a los clientes almacenamiento. El petróleo de este país es 61 por ciento ligero y solo el 13 por ciento es pesado. Compite con el crudo de Estados Unidos.
Arabia Saudita terminará con mayores ingresos petroleros y con una mayor participación en el mercado petrolero una vez que el mercado se estabilice. Ello ligado a que en 2020 se mantendrá el precio en una banda de 40 a 50 dólares por barril, el deseado para el punto de equilibrio requerido en el mundo. Arabia Saudita se restablecerá como el productor de petróleo oscilante influyente, fortaleciendo su posición geopolítica al coordinar los esfuerzos para llegar a estabilizar el precio del crudo.
En las últimas semanas Arabia Saudita ha incrementado las exportaciones a Estados Unidos, de acuerdo con datos preliminares por parte de la EIA y con la lista emitida por Aramco para julio. El precio FOB (Libre Abordo) para Estados Unidos aumentó 60 centavos de dólares por cada barril comprado, pasando de +0.75 a +1.35 dólares. En cambio, en México tenemos descuentos de -3.5 para el Golfo de México.
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¿Por qué no aceptamos las inversiones que quieren estar en nuestro país? Facilitemos que se realicen estableciendo intercambios comerciales reales conforme a los lineamientos que ofrece la reforma energética (no es ideológica). Ante un mercado que apenas tiene cuatro años y está en vías de madurez, tomemos lo que hemos encontrado que no beneficia a la nación y adaptemos lo que pueda realzarse en cualquier parte de la cadena productiva energética, sobre todo ante la contracción de la demanda que se tendrá en 2020 para el crudo e irnos preparando para el mercado del gas natural, que estará en su apogeo en 2030.
Por qué no permitimos que Aramco, Shell, Valero, BP o cualquier empresa que quiera invertir en la transformación de nuestro crudo en nuestro país pueda traer su tecnológica. Podríamos capacitarnos y poder ser socios de largo plazo intercambiando crudos pesado por ligero y viceversa.
Un pensamiento lógico: ¿mandamos las naranjas para que nos regresen jugo? ¿Por qué no dejamos las naranjas en México y que aquí las exprimamos en conjunto con otros para poder cubrir la demanda interna y volvernos exportadores en todo el concepto energético?
Sin dinero no hay naranjas. Ni jugo.
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.