El nombre de este diseñador gallego no solo ha circulado por grandes pasarelas, también es reconocido en otras industrias.
Hablar de la industria de la moda es adentrarnos en un mundo donde lo imposible toma forma para convertirse en algo tangible.
Roberto Verino ha logrado posicionarse como uno de los mejores diseñadores gallegos alrededor del mundo. En los años 80 fundó su primera firma con su homónimo. La primera vez que debutó en un desfile fue en 1981 en Cibeles.
El nombre de Roberto Verino no solo ha circulado por grandes pasarelas, también es reconocido en otras industrias. Sus inversiones se han diversificado en perfumes, interiorismo, lentes, y hasta en el sector vitivinícola.
La placa de Roberto Verino apuesta por las prendas fáciles de llevar, que conforme pase el tiempo se puedan volver a utilizar sin importar la temporada.
Lee más: Prestigiosa escuela de moda de Nueva York se disculpa por desfile racista
La reina Letizia viste prendas de este gran diseñador, y porta los outfits de manera increíble.
Tuvimos la oportunidad de entrevistarlo durante su estadía en tierras mexicanas y esto fue lo que nos platicó.
—¿Cómo definirías el streetstyle de México?
—En el streetstyle hay mucho nivel, hay personas que tienen mucha capacidad de defender su estilo propio, cosa que es la que más me puede interesar a mí.
“En el fondo yo quiero tener consumidoras con criterio y personalidad que entiendan que lo más importante es que lo que usen las ayude a ser ellas mismas”.
—Platícanos un poquito más cómo ha sido el ver a la reina Letizia utilizar tus prendas.
—La colaboración con la reina es un tanto relativa en el sentido de que un equipo de estilismo va a la tienda y se encarga de comprar lo que crean necesario.
“Todo es bastante anónimo, lo que le da más valor a lo que elige de mí porque no hay una relación personal. En el mundo de la moda lo ha apoyado muchísimo siempre. Habla de nosotros con muchísima sencillez y transparencia. Qué mejor que ella para convertirse en nuestra embajadora”.
Entérate: Moda ecológica: vestir sin dañar el planeta
—¿Por qué regresar a las prendas como blazers, pantalones anchos, etcétera, en esta nueva colección de nombre Legado?
—Legado es una reflexión, es el punto de inicio de una nueva fase que yo quería poner en práctica ahora para ver qué sucederá de aquí a los próximos 20 años. A mí me gustaría seguir siendo relevante en el futuro.
“De mis épocas pasadas yo recupero todo aquello que me sigue pareciendo lo más conveniente para hoy. Soy un diseñador al que le gusta escuchar al consumidor, sobre todo darle opciones para que su día a día esté cubierto a lo que al vestir se refiere y de forma muy atractiva.
“Yo intento recuperar, dándole un puntito de actualidad, aquellas piezas que han sido icónicas”.
—¿Cómo es el proceso creativo a la hora de ponerte a diseñar ropa?
—Es una pregunta bastante compleja en el término de que no hay un método. Esto depende de muchos factores. El primero es que tú tomas de la colección anterior aquello que te ha gustado y que se pueda mejorar.
“Yo tomo aquello que tiene mayor incidencia en el consumidor y lo elevo a eso, le añado circunstancias que me hayan afectado por un viaje, por una película, un acontecimiento social”.
—¿Qué sientes de que tus colecciones y tu marca sean tan queridos en México?
—Yo creo que la vida es un búmeran, si tú das cariño se te regresa el cariño. Yo soy una persona muy sencilla que se interesa por decir lo que piensa, escribir lo que dice y cumplir lo que escribe, que es la definición de la coherencia.
“Esa es mi ideología y en lo que me fundamento para darles a mis consumidores aquello que los va a hacer fieles a la marca, es lo que al final en el transcurso del tiempo me devuelve todo ese cariño que yo les doy”.
—¿Cómo equilibras el mundo de la moda con el vitivinícola?
—El mundo de la vitivinicultura es una historia que ha venido de casualidad, un proyecto familiar. Al final yo intento seducir los sentidos, tanto una actividad como la otra se compensan perfectamente.
“Me parece que es común la búsqueda de la calidad tanto de la moda como el vino, buscar los elementos diferenciadores, los cuales son siempre respetar al consumidor, respetar a la naturaleza, todo aquello que pueda significar dejar huella por la calidad. Ese sentimiento es común”.