ARTÍCULO DE OPINIÓN
Newsweek Baja California cede este espacio a familiares de víctimas de feminicidio en la entidad. En este artículo, Triny Hernández comparte la historia de su hija, Elizabeth Ortega, quien fue asesinada en Rosarito. El texto a continuación fue editado para facilitar su comprensión.
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El 28 de octubre de 2019 busqué al novio de mi hija Elizabeth Ortega, por si sabía algo de ella. Él cuenta que fueron al cine y que Ely estuvo recibiendo mensajes de Melina, invitándole a salir e insistiéndole.
Ely accedió, así que fui a la plaza Pabellón en Rosarito, al Chiltepino’s donde trabajaba Melina.
No estaba pero la esperé hasta que llegó. Le pregunté por mi hija y me contó su historia aunque la noté nerviosa.
Yo solo deseaba encontrar a mi hija.
Regresé a mi carro y la persona que me acompañaba me dio la noticia de una chica que encontraron muerta con las características de mi hija.
Le dije que no era ella y que ella estaba bien, pero mi corazón empezó a tener un mal presentimiento.
Fui a hospitales y nada. Después a la procuraduría y ahí comenzó mi calvario.
La chica que habían encontrado sí era mi hija y así empecé a sufrir el dolor más amargo.
Le dimos sepultura y siguieron las investigaciones. A los 10 días detuvieron a sus asesinos, uno de ellos es el exnovio de mi hija y su novia actual, pero aún no reciben sentencia.
Ely era una jovencita con muchos sueños y metas, muy feliz y que solo deseaba salir adelante.
Ella y yo haciamos planes de muchas cosas. Somos de las mujeres que no se quedaban quietas, siempre queríamos ser mejores.
Hay un dolor muy grande porque nunca piensas que alguien a quien le abriste las puertas de tu casa podría llevar a cabo un acto tan cobarde.
Mi niña solo quería vivir y estos dos le truncaron todo.
Hoy se cumplen 4 meses desde que mi niña se fue, partió al cielo.
Siempre dio lo mejor de ella, aún a esas personas que le quitaron la vida.
A ti Samuel y a ti Melina, que de una manera tan cobarde le quitaron la vida, me quitaron un pedazo de mi corazón.
Seguiré amándote con toda mi alma, sé que tú no lees estas líneas pero las autoridades sí y posiblemente, tus asesinos también.
Elizabeth Ortega siempre, siempre te amaré. Eres mi amor eterno.