Los nueve jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos comenzaron a analizar este martes un caso sobre el derecho a despedir a un empleado homosexual o transgénero, una audiencia histórica sobre una cuestión que genera profundas divisiones en la sociedad.
El gobierno de Donald Trump -que llegó al poder con el apoyo de la derecha religiosa- apoya a los empleadores, amparándose en una interpretación estricta de una ley federal de 1964 que prohíbe, entre otras, la discriminación “en base al sexo”.
“El ‘sexo’ se refiere aquí a si naciste mujer u hombre, no a tu orientación sexual o identidad de género”, argumentó el representante legal del gobierno ante la Corte Suprema, Noel Francisco, quien considera que es competencia del Congreso y no de la justicia actualizar la ley.
Sin embargo, los derechos de las minorías han registrado avances gracias a los tribunales. Un ejemplo es la legalización del matrimonio gay en Estados Unidos tras un pronunciamiento de la Corte Suprema en 2015.
“Este es un tema muy importante, estamos hablando de un millones y millones de personas que van al trabajo todos los días con miedo de ser despedidos”, dijo al final de la audiencia Gerald Bostock, uno de los afectados cuyo caso llegó al máximo tribunal.
Bostock era un trabajador social del estado de Georgia hasta que fue despedido tras incorporarse a un equipo deportivo gay.
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La Corte Suprema también analizará el caso Donald Zarda, un instructor de paracaidismo de Nueva York que fue despedido luego de bromear con una clienta -que iba a saltar amarrada a él con un arnés- sobre que era homosexual.
Zarda murió en un accidente en 2014, pero su familia ha continuado la disputa legal.
El despido de Zarda fue anulado por la justicia, pero el de Bostock se ratificó en un tribunal. Esa diferencia de interpretación de la ley justifica la intervención de la Corte Suprema.
El martes por la mañana, un centenar de personas se reunieron delante de la Corte Suprema en Washington en apoyo a los derechos de las minorías, grupo al que se sumó la actriz transgénero Laverne Cox.
“Espero que sin importar lo que decidan los jueces, los estadounidenses sepan que no está bien discriminar a alguien simplemente por ser como es”, dijo la actriz de la serie “Orange is the New Black”.
“Ya fue suficiente”
Los nueve magistrados examinarán por primera vez el caso de una persona transgénero.
Aimee Stephens, registrada como hombre al nacer, trabajó durante seis años en una casa funeraria de Detroit, estado de Michigan. Dos semanas después de anunciar a su jefe su decisión de asumir su identidad femenina, éste le contestó: “Esto no va a funcionar”.
El propietario de la funeraria, Thomas Rost, quien se describe como un “ferviente cristiano”, alega que su decisión se basa en la defensa de sus valores y en la necesidad de “evitar todo lo que pueda molestar” al luto de sus clientes.
“Es tiempo de que alguien se levante y diga que ya fue suficiente”, dijo la mujer que se mueve en silla de ruedas por una avanzada insuficiencia renal.
“Estamos luchando por toda la gente que vemos aquí”, dijo a la AFP.
Más de 200 empresas
Los cuatro magistrados progresistas parecían inclinados a interpretar de una manera extensiva la ley de 1964 sobre la discriminación, pero los jueces conservadores se expresaron más cerca de la posición del gobierno y a favor de los empleadores.
Desde la histórica decisión sobre el matrimonio homosexual, la Corte se ha inclinado hacia el conservadurismo, con la llegada de los jueces nominados por Trump.
En junio de 2018, el tribunal respaldó a un pastelero cristiano que se negó a preparar una torta de casamiento para una pareja homosexual alegando que iba en contra de su fe.
Bernie Sanders, que lucha en las primarias demócratas para las elecciones de 2020, dijo que si la “Corte Suprema quiere estar en el lado correcto de la historia”, entonces “debe reconocer que las personas trasngénero tienen los mismos derechos civiles y humanos que todo el resto”.
Unas 200 grandes empresas, incluyendo a Apple, General Motors o Walt Disney también se expresaron a favor de los empleados.