El ultraderechista Jair Bolsonaro, tiene el 55.5% de los votos de la segunda vuelta presidencial en Brasil, frente al 44.4 del al izquierdista Fernando Haddad, según los resultados del Tribunal Superior Electoral.
El excapitán del ejército de 63 años del Partido Social Liberal (PSL) obtuvo una ventaja de poco más de 11 millones de votos frente a Haddad, con el 99.61% de las urnas escrutadas.
En la primera vuelta, Bolsonaro obtuvo un 46.03% frente al 29.28 de Haddad.
El ministro de Seguridad, Raul Jungmann, y la jefa de la misión de observación de la OEA, Laura Chinchilla, aseguraron durante este domingo que la jornada transcurría con total normalidad.
Sin embargo, seguidores de Bolsonaro divulgaron videos y mensajes en Whatsapp denunciando supuesto fraude, y advirtieron que no tolerarían manipulaciones del resultado. En el primer turno, el exmilitar dijo que problemas en las urnas impidieron su victoria.
El propio desgaste del PT, que gobernó Brasil por 13 años, entre 2003 y el impeachment de Dilma en 2016, y se vio envuelto en graves denuncias de corrupción por compra de votos en el Congreso y la corrupción política para desviar recursos a Petrobras —en una investigación conocida como Operación Lava Jato—, llevaron a Bolsonaro al frente de las encuestas.
Asimismo, está la crisis económica provocada por políticas económicas desastrosas a partir de 2014 que dejaron un contingente de 13 millones de desempleados.
Haddad, profesor y exalcalde de Sao Paulo, de 55 años, fue designado candidato del Partido de los Trabajadores (PT) en sustitución de su líder histórico, el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), que purga desde abril una pena de 12 años de cárcel por corrupción y lavado de activos.
Miles de manifestantes reunidos frente a la casa de Bolsonaro en Barra de Tijuca, un exlusivo barrio de Rio de Janeiro, celebraron con euforia el anuncio de los los resultados, lanzando fuegos artificiales. También hubo celebraciones importantes en Sao Paulo, la capital económica y financiera del país, y en otras ciudades.
El candidato del Partido Social Liberal (PSL) dirigió desde su casa una exitosa campaña que centró en las redes sociales, tras la puñalada que sufrió durante un mitin callejero a principios de septiembre.
El ultraderechista, con una activa campaña en las redes sociales, ganó popularidad con las promesas de liberalizar el porte de armas para combatir una inseguridad galopante y de librar una guerra sin cuartel contra la corrupción.
A inicios de mes, un sondeo de Datafolha mostró que 88% de los brasileños se sienten “inseguros”, 79% “tristes por la situación del país”, 78% “desanimados”, 68% con “rabia” y 62% con “miedo del futuro”.
Bolsonaro asume la presidencia el 1 de enero por cuatro años. A partir de allí, su gurú económico, Paulo Guedes, tratará de lanzar un programa de privatizaciones para reducir la deuda y reactivar la economía, que viene de dos años de recesión y dos más de débil crecimiento.
El próximo presidente de Brasil deberá tratar con un Congreso con partidos debilitados por los escándalos y dominado por los lobbies conservadores del agronegocio, las iglesias evangélicas y los defe