Ana es una comerciante que ha vivido casi toda su vida en una finca de más de 100 años de antigüedad en el centro de la ciudad de Aguascalientes. Anteriormente, su tienda pertenecía a un edificio que en 1982 fue utilizado como oficina de la Comisión estatal de Vigilancia del Programa del Padrón Electoral. Hoy el edificio está desocupado. Presenta daños en la fachada y en su estructura y tiene como vecino un bar que abre 5 días a la semana.
Luego del derrumbe de “Casa Segunda” por las lluvias del pasado martes, surgió el debate de la calidad en las infraestructuras de los comercios de alimentos y bares que se encuentran en casas antiguas en el centro de la ciudad.
Algunos de los vecinos de los bares que funcionan en estas viviendas explican que además de la lluvia, la contaminación acústica y las vibraciones de vehículos que circulan en el primer cuadro de la ciudad tienen efectos en los edificios que tienen más antigüedad.
Newsweek Aguascalientes entrevistó a tres vecinos de comercios de esta naturaleza quienes dieron a conocer sus experiencias más problemáticas.
“La tienda tiene 40 años aquí establecida, fue hasta hace 4 o 5 años fue que empezaron los antros. Aquí el problema que yo veo es la música. A veces estamos trabajando y no puedes hacerlo a gusto y además en la estructura de la casa sí he notado que se ha dañado más rápido” explica Ana.
Varios de estos lugares se encuentran protegidos por el INAH y los ocupantes explican que no pueden hacer ninguna modificación en la estructura de las edificaciones, pero tampoco han recibido apoyo para darle mantenimiento a las construcciones. Este es el caso de Elena*, otra comerciante que tiene un local de alimentos al lado de otro bar.
“Nosotros hemos hablado con Reglamentos, pero la única respuesta es que esto es zona comercial. El ruido de los carros, la música y la vibración hacen que la casa se esté cayendo, pero tampoco se han acercado para poder conservar el edificio ni han venido a revisar el estado en el que se encuentra”.
Los comerciantes aseguran que la ubicación de los bares también afecta su seguridad, como en el caso de Jorge y Claudia, que tienen una cocina económica ubicada al lado de un bar y un callejón en la calle Nieto.
“A nosotros lo que nos molesta es que en la noche no podemos caminar por la banqueta, y como vivimos atrás del local y se fundió ya hace tiempo la luz, hemos visto que la gente del bar va y hasta hace del baño en el callejón”.
Según el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Aguascalientes existen aproximadamente 450 inmuebles catalogados como fincas históricas, cuya lista no ha sido actualizada desde el año 2000.
Al no existir una ley que exija el peritaje estructural a los comercios para la renovación de su licencia de operación por lo menos de forma anual, la seguridad de los habitantes de estas fincas continuará estando en riesgo.
*Algunos de los nombres de los entrevistados fueron cambiados para proteger su identidad