UNAS BACTERIAS que viven en el intestino humano podrían salvar muchas vidas al transformar la sangre tipo A en sangre tipo O.
Steve Withers, profesor de bioquímica en la Universidad de Columbia Británica, hace unos días presentó su investigación más reciente durante una sesión de la Academia de Química Estadounidense. Su equipo de científicos descubrió que unas enzimas bacterianas alojadas en el intestino humano podrían ofrecer una opción terapéutica revolucionaria, reveló New Scientist.
Según explica la Cruz Roja de Estados Unidos, hay cuatro grupos sanguíneos: los tipos A, B, AB y O. Si bien los eritrocitos (las células rojas) de todos los grupos son muy parecidos, los diferentes azúcares (o antígenos) que se encuentran en la superficie de estas células determinan el tipo de sangre. Es decir, los eritrocitos de la sangre tipo A tienen antígenos A; los del tipo B poseen antígenos B; y los eritrocitos del tipo AB tienen tanto antígenos A como antígenos B. No obstante, los eritrocitos tipo O carecen de antígenos, lo cual hace que la sangre de este tipo sea compatible con los otros grupos, ya que no introduce antígenos distintos de los que hay en la sangre del receptor de una transfusión.
Por otra parte, también hay que considerar una proteína llamada factor Rh. Cuando dicho factor está presente, se dice que la persona tiene el tipo sanguíneo positivo o Rh positivo, mientras que su ausencia hace que la sangre sea de tipo negativo o Rh negativo. Es posible transfundir sangre Rh negativa a quienes tienen tipos sanguíneos positivo y negativo, y por eso la sangre tipo O negativo hace que el individuo que la posea sea un donador universal.
“Sabíamos que los mismos azúcares que se encuentran en nuestros eritrocitos se producen también en el recubrimiento de la pared intestinal”, dijo Withers a New Scientist. Por ello, su equipo empezó a estudiar las heces humanas en busca de enzimas que tuvieran la capacidad de eliminar los antígenos de los eritrocitos, pues es muy probable que esas enzimas actúen en los azúcares que se encuentran dentro del intestino.
Los científicos descubrieron que unas enzimas extraían azúcares de las mucinas, unas proteínas que secreta la pared intestinal y cuyos azúcares son muy similares a los antígenos de los eritrocitos. Cuando los investigadores añadieron las enzimas a la sangre tipo A negativo, estas digirieron los antígenos de los eritrocitos y transformaron la sangre en el tipo O negativo.
“Esta técnica podría ampliar la utilidad de los bancos de sangre actuales, porque es posible donar sangre tipo O a cualquier persona”, agregó Steve Withers, en entrevista con New Scientist. El método permitiría que quienes viven en áreas de pocos recursos —como las zonas rurales o las ciudades en guerra— transformen la sangre disponible en un tipo que pueda transfundirse a cualquiera.
Aunque se están utilizando métodos parecidos para transformar la sangre, esta técnica es 30 veces más rápida. Sin embargo, antes de aplicarla en ambientes clínicos, Withers y su equipo tienen que hacer más pruebas con las enzimas para asegurarse de que no haya consecuencias indeseables.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in coopearation with Newsweek