Uno de los proyectos más ambiciosos del ayuntamiento de Aguascalientes consiste en la creación de un centro de valorización de residuos sólidos urbanos, con el que se prevé ampliar la vida útil del relleno sanitario de San Nicolás con el aprovechamiento de los residuos sólidos urbanos para la generación de energía eléctrica.
La propuesta del proyecto fue aprobada en sesión del Cabildo capitalino el pasado 9 de mayo de 2018, aunque aún se requiere la aprobación del Congreso del Estado, de donde se bajó el asunto del orden del día del periodo extraordinario de sesiones que se llevará a cabo este jueves 30 de agosto.
Aunque el Centro de Valorización de Residuos Sólidos Urbanos espera aterrizarse en los próximos meses, desde hace un par de años se iniciaron las gestiones de trámites y documentación ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
De acuerdo al Manifiesto de Impacto Ambiental, al que Newsweek Aguascalientes tuvo acceso, el 29 de junio de 2016 la Secretaría de Obras Públicas del ayuntamiento de Aguascalientes –durante la administración del panista Juan Antonio Martín del Campo- presentó ante la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat el documento técnico unificado, a fin de obtener el cambio de uso de suelo de terrenos forestales, el cual se resolvió favorablemente en abril de 2017.
Características de la obra
El proyecto considera una inversión de 280 millones de pesos en infraestructura con una vida útil de 30 años, pero con la posibilidad de renovar la maquinaria y ampliar la vida útil.
Los trabajos de remoción de vegetación forestal se prevén en un plazo de 12 meses, al igual que la duración de las obras de construcción.
Con esta obra se podrá ampliar la vida útil de cada etapa del relleno sanitario de tres a nueve años, lo que permitirá reducir las afectaciones de nuevas superficies para el relleno.
Asimismo, la disposición final de los residuos será de forma seca (embalados), lo que disminuirá el riesgo de contaminación de mantos freáticos y cauces de agua, lo que ocurre actualmente con los lixiviados, o líquidos derivados de los desechos.
Actualmente, el relleno sanitario de San Nicolás recibe aproximadamente 965 toneladas de basura al día, proveniente de todos los sectores, desde el doméstico hasta el industrial y de servicios.
El promedio per cápita de generación de residuos es de 0.845 kg. por día, añade el informe.
Entre los objetivos del proyecto se encuentra la implementación de tecnologías para optimizar el proceso de manejo de los mismos, incrementar la separación y recuperación de materiales reciclables como papel, cartón, chatarra, aluminio y otros metales, además de producir energía eléctrica a partir de los residuos sólidos urbanos.
Este proceso se llevaría a cabo a través de un biodigestor anaerobio para la producción de biogás para la cogeneración y abastecimiento de energía eléctrica con una capacidad mayor a 3 megawatts.
Con ello, se podría minimizar la emisión de gases de efecto invernadero y contaminantes hacia la atmósfera.
Flora y fauna afectadas por la obra
Según el Manifiesto de Impacto Ambiental, la extensión avalada por la Semarnat para el cambio de uso de suelo es de 6.6585 hectáreas, de las que en 5.19 hectáreas se desmontará la vegetación existente en la zona.
Las especies vegetales con mayor predominancia en el lugar son: varaduz, nopal chaveño, mezquite, paloblanco, nopal cardón, palobobo y yuca.
Como parte del proyecto se indica que previo al desmonte de las especies vegetales presentes en la zona se identificarán los que puedan ser trasplantados, a fin de cuidar su extracción e implantarlos dentro de las áreas verdes del proyecto.
En lo que se refiere a la fauna, el manifiesto de impacto ambiental señala una predominancia de varias especies de anfibios como sapo, sapito de los arroyos, ranita verde, rana de los bordos y ajolote pinto. Estas dos últimas especies están consideradas como “Especies sujetas a protección especial” por parte de la NOM-059-SEMARNAT-2010.
También se detectaron diversas especies de lagartijas, víboras, culebras y tortugas.
Finalmente, en aves y mamíferos se ubicaron varios individuos de zopilotes, aguilillas, garcetas y pájaros vencejos, conejos, liebres, tlacuaches y tachalotes, entre otros.
Otro de los impactos ambientales importantes de la obra sería el escurrimiento de agua ya que se podría perder un infiltración de hasta 6 mil 270 metros cúbicos en caso de no tomarse las medidas de mitigación o compensación.
Medidas de mitigación y compensación
Las medidas de mitigación y compensación de los impactos ambientales propuestas por el municipio de Aguascalientes son la creación de zonas para la conservación de suelos y replantación de especies vegetales (1.46 hectáreas de zona perimetral de amortiguamiento y 0.398 hectáreas de áreas verdes con vegetación actual del predio), en las que se incentivará el crecimiento de gramíneas y herbáceas.
Asimismo, se tendrá un área de conservación de suelos con una superficie de 4.80 hectáreas, donde se realizarán acciones de filtración y retención de suelo.
Aunado a esto, en febrero de 2017 el ayuntamiento capitalino pagó 363 mil 618 pesos al Fondo Forestal Mexicano como compensación ambiental para aplicarse en actividades de reforestación, restauración y mantenimiento en una superficie de 25.96 hectáreas de vegetación forestal tipo matorral desértico en el estado.
En abril del año pasado la Dirección Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat resolvió otorgar el cambio de uso de suelo en terrenos forestales al considerar que la remoción de la vegetación no representa un impacto significativo en el ecosistema, además de que los impactos ambientales no perjudican la preservación del equilibrio ecológico.
No obstante, se solicitó a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) solicitar al ayuntamiento de Aguascalientes un programa integral de reforestación en la zona a 10 años, o en su caso, al lapso de tiempo que permita garantizar la mitigación de los impactos ambientales. Cada año se deberá presentar un informe sobre los avances del programa.
El resolutivo de la Semarnat tiene una vigencia de tres años a partir de su notificación al inicio de las obras del proyecto.