Las personas que crecieron en una granja, conviviendo con mascotas, podrían tener menos probabilidades de desarrollar depresión u otras enfermedades psiquiátricas en épocas posteriores de sus vidas, afirmó una nueva investigación publicada el lunes 30 de abril, en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. Esto podría deberse a que los niños que crecen en zonas rurales y con mascotas exponen sus sistemas inmunológicos a muchas más cosas que los niños que crecen en las ciudades.
Desde hace mucho tiempo, este principio -una versión algo más mesurada de “lo que no te mata, te fortalece”- se ha aplicado a nuestros sistemas inmunológicos como un intento para explicar por qué los niños que crecen con mascotas y en ambientes menos “impolutos” son menos propensos a desarrollar fiebre del heno, asma y otras alergias. Uno de los autores del reciente artículo -Christopher Lowry, de la Universidad de Colorado en Boulder- señaló que la primera vez que pensó que esta hipótesis (conocida como “hipótesis de la higiene”) podría ser relevante fue hace unos 10 años. “De hecho, esta es la primera prueba de dicha hipótesis en humanos”, informó a Newsweek.
Con objeto de probar la hipótesis, pidieron a 40 personas física y mentalmente sanas que escribieran y pronunciaran un discurso explicando por qué serían buenos candidatos para su empleo ideal. Luego, les pidieron que contaran hacia atrás desde un número inusual reduciendo la cifra en una cantidad inusual: por ejemplo, contar desde 1,022 restando 13. Los investigadores analizaron la saliva para detectar los niveles de un marcador de estrés, e hicieron registros de su presión sanguínea y frecuencia cardiaca. También extrajeron sangre para determinar los niveles de una proteína del sistema inmunológico llamada IL-6.
Esa proteína tiene una importancia especial. “Los pacientes deprimidos tienen una respuesta IL-6 exagerada durante esta prueba”, reveló Lowry. Si un niño presenta niveles elevados de IL-6 en la infancia, también tiene mayor probabilidad de manifestar síntomas de depresión en etapas posteriores de su vida.
Al concluir la prueba, las personas que crecieron con mascotas en zonas rurales tuvieron niveles sanguíneos de IL-6 significativamente más bajos que quienes crecieron sin mascotas en zonas urbanas. Ahora bien, el estudio dista mucho de ser una prueba concluyente de esta relación. Para empezar, el experimento se llevó a cabo en Alemania y sería necesario replicarlo en otras localidades geográficas. Y, además, no ha manera de saber cuánto más alto podría ser el riesgo de enfermedades mentales porque, si bien midieron los niveles de la proteína del sistema inmunológico, los investigadores no pueden definir una cifra que incremente dicho riesgo. Por último, Lowry advierte que, antes que hagas el equipaje y te mudes a la campiña, tengas presente que, debido al diseño de este estudio, es imposible saber si la diferencia se debió a las mascotas o al ambiente.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek