Desde que empezó a bloguear en los últimos días de la Primavera Árabe, el periodista ciudadano británico Eliot Higgins se ha hecho de enemigos poderosos. La razón: Bellingcat, su sitio web de investigación, donde ha usado imágenes de satélite, fotografías y publicaciones en medios sociales para descubrir quién está detrás de ataques mortales alrededor del mundo.
En 2013, Higgins expuso el uso del presidente Bashar al-Assad de armas químicas contra rebeldes sirios en las afueras de Damasco. Un año después, él implicó a Rusia en el derribo del Vuelo 17 de Malaysia Airlines y reveló inconsistencias en el recuento de Moscú del ataque con misil, que mató a casi 300 personas.
Más recientemente, Higgins documentó las acusaciones de que el régimen sirio usó de nuevo armas químicas, esta ves en el suburbio Douma de Damasco, controlado por los rebeldes. Trabajando desde su hogar en la ciudad inglesa de Leicester, usó metraje en video para supuestamente revelar todo, desde el método de entrega (un gran cilindro de gas lanzado desde un helicóptero) hasta el número de víctimas (por lo menos 34).
Como resultado de su trabajo, Higgins ahora enfrenta un ejército de troles a favor de Rusia en Twitter, Facebook y medios de comunicación estatales rusos, incluido RT (otrora Russia Today), que recientemente lo nombró un “investigador amateur de crímenes de guerra… adorado por los medios de comunicación occidentales a favor de la OTAN”.
En abril, mientras EE. UU., Gran Bretaña y Francia lanzaban ataques aéreos contra objetivos militares, de almacenamiento e investigación en Siria, Newsweek habló con Higgins sobre armas químicas y cómo se convirtió en el enemigo público No. 1 de Rusia.
—Cuando se da la noticia de un ataque como el de Siria en abril, ¿cómo investigas desde el Reino Unido?
—Armamos un rompecabezas con toda la información abierta al público que podamos hallar. Por lo general con Siria, eso va a ser recuentos en medios sociales usados por grupos de la oposición: Twitter, YouTube, Facebook y también canales de WhatsApp.
“Miras qué afirmaciones se hacen, las sometes a referencias cruzadas contra los videos y fotografías y otras afirmaciones. Empiezas a construir una imagen de la narración que está desarrollándose”.
—¿Me das un ejemplo?
—En este ataque [químico] reciente, se habló de gente muriendo en un sótano. Bueno, hemos visto todas las imágenes, y no podemos ver ningún sótano en ningún metraje en video. Hay un apartamento en una planta baja, pero no hay un sótano, por lo que podría tratarse de una confusión entre lo que se describe en los reportes iniciales y lo que en verdad sucedió.
—¿Cómo eres capaz de determinar si el régimen sirio usó armas químicas?
—En Douma, teníamos una red de observadores de aeronaves quienes observaron dos helicópteros de transporte, del tipo que se había usado en ataques previos con bombas de barril y bombas de cloro, dirigiéndose a la ciudad. Luego, muy poco antes del ataque, dos helicópteros —posiblemente los mismos— fueron vistos encima del área. También tenemos información varia proporcionada por médicos que trataron a las víctimas, y eso se conoce a través de organizaciones que administran los hospitales.
—Pero ¿no hay límites significativos para este tipo de periodismo?
—No es la panacea de las investigaciones y artículos. Por ejemplo, la gente frecuentemente me envía correos electrónicos preguntando si pueden ayudar con el MH370 [el vuelo comercial malasio que desapareció en marzo de 2014]. Pero el MH370 se estrelló en medio de la nada, lo que hace a la investigación de información abierta prácticamente imposible. Dicho eso, la información abierta no se trata solo de lo que hay en el terreno o lo que hay en el aire. Ahora tienes muchas imágenes de satélites y drones, y eso se ha vuelto cada vez más útil en este tipo de trabajo.
—Previamente, fuiste un comentarista entusiasta en internet. ¿Todavía te gusta tener una discusión?
—Claro que sí, y si miras mi Twitter en el último par de días, verás eso. Pero si llega un momento en que hay demasiada gente que quiere discutir y tienes que empezar a ignorarlos.
—Desde que empezaste esta labor hace seis años, ¿Rusia ha mejorado en su desinformación?
—En realidad, no ha habido mucho cambio. La manera en que se comportaron en los ataques con sarín [en Siria en 2013] es la misma manera en que se comportaron con el MH17 y ahora Douma. Ellos citan teorías de conspiración, lanzan muchísima información inútil, hacen muchísimas preguntas que o son irrelevantes o ya fueron respondidas o solo confunden las cosas, y tienen a los medios de comunicación rusos sacando todo tipo de versiones diferentes de eventos.
—¿Cómo respondes a las acusaciones de que favoreces una narrativa contra Assad y contra el Kremlin en Siria?
—Bueno, esas usualmente provienen de quienes están furiosamente a favor de un bando o del otro. Si Assad no usó armas químicas, si Rusia no derribó el MH17 ni envió tropas a Ucrania, yo no tendría qué escribir. Es muy raro [que] la gente desafíe el trabajo real que hago de una manera sustancial.
—¿Por qué piensas que Assad continúa usando armas químicas?
—La gente solo oye de esto cuando hay un incidente en verdad grande como Douma, [pero] estos ataques suceden todo el tiempo. Assad usa armas químicas y se sale con la suya, y lo ha hecho por cinco años. Hasta ahora, los riesgos de hacerlo no pesan más que los beneficios.
—¿Cómo te gustaría ver que respondieran países de todo el mundo?
—Pienso que la pregunta es esta: ¿ellos en verdad quieren impedir que sucedan ataques químicos? Porque la única solución a ello es demostrarle a Assad que el uso de armas químicas tendrá un precio muy alto. Todos están asustados todavía. La sombra de Irak se cierne sobre todo. Pero esto no es 2003. Esta es una situación en la que ha habido múltiples usos documentados de armas químicas confirmados por la ONU. Esta es una situación totalmente diferente.
—¿La respuesta en abril de EE. UU. y sus aliados europeos fue una disuasión suficiente?
—Sospecho… que hay una gran posibilidad de que veamos más reportes de armas químicas en los meses por venir, y con el tiempo otro incidente a gran escala que reciba atención internacional.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation whit Newsweek