Productores de la comunidad de La Tinaja, en el municipio de El Llano, fueron la primera empresa extractora y procesadora de miel que -a nivel nacional- recibió la certificación Tipo Inspección Federal (TIF) como garantía de calidad para la venta de ese producto tanto a nivel nacional como internacional, dijo en entrevista Enrique Hernández Ayala, presidente del Comité Sistema Producto Apícola del Estado de Aguascalientes.
Esto implica que el establecimiento (espacio, maquinaria, personal y entorno) donde realizan la extracción de miel, cumplió con las exigencias de la certificación TIF de acuerdo a las normas de inocuidad alimentaria.
La certificación TIF se creó originalmente para plantas de sacrificio y procesamiento principalmente de bovinos, pero actualmente se entrega ya a plantas de procesamiento de lácteos y en esta ocasión dieron el primero para productores de miel.
“Nos pone en un buen lugar en Aguascalientes y seguimos con el prestigio de ser de los estados que tienen los estándares más altos de calidad en cuanto a miel de abeja se refiere, no seremos un estado que produzca mucha miel, pero sí que proviene de plantas certificadas”, aseguró el presidente del sistema producto.
Según Enrique Hernández, en Aguascalientes hay siete plantas de extracción con posibilidades de certificación y el proyecto es que en los próximos cinco años la totalidad de la miel producida en el estado esté certificada.
Los apicultores están interesados en trabajar sobre la trazabilidad de la miel, es decir, conocer el proceso desde el principio hasta el fin para garantizar una mayor calidad del producto.
Sobre este mismo tema, el delegado de la Sagarpa en Aguascalientes, Raúl Landeros Bruni precisó que la nueva empresa certificada (Hermes Honey), no sólo se dedica al acopio y extracción de miel, sino que también producen equipos de acero inoxidable para este mismo sector.
“Tenemos registrado que en promedio (la empresa) anualmente procesa 2 millones 265 mil kilos de producto anualmente de exportación, principalmente exportan a Europa y están certificados en sus procesos de envasado”.
Los certificados TIF son otorgados por el Servicio Nacional de Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) de la Sagarpa.
En la entidad -según la Sagarpa- hay 230 productores, trabajan 28 mil colmenas registradas y aproximadamente se generan 500 toneladas de miel anuales que varía mucho dependiendo de las condiciones climáticas durante el año. El precio promedio al consumidor oscila entre 50 y 55 pisos por kilo.
Los municipios que están más involucrados con la producción de miel son El Llano, Cosío, Asientos y Pabellón donde se está promoviendo el desuso de los plaguicidas e insecticidas.
“Por el uso de insecticidas, pesticidas y plaguicidas estamos dañando a la abeja y según como los productores van dejando de usar este tipo de insecticidas va aumentando la producción de toneladas por año”, agregó el delegado.
Este año, los productores de miel comenzaron con atraso por las pérdidas de la cosecha de otoño del 2017, que fue una temporada muy crítica que disminuyó en alrededor de 30% la población de abejas en las colmenas.
“Las colmenas entraron al invierno con muy pocas reservas, que además estaban debilitadas por la falta de cosecha que tuvimos en otoño y se está realizando el trabajo habitual de hibernar a las abejas, ya desde muy pronto se tuvo que recurrir al auxilio de las colmenas proporcionándoles alimentación suplementaria”.
Si las condiciones del clima son favorables, la cosecha de primavera para los apicultores será en entre la segunda quincena de abril y la primera de mayo, las condiciones climáticas -y muy en particular la lluvia- será indispensable en el proceso de floración, principalmente de los mezquites para que haya néctar.
Ante las condiciones desfavorables en que cerraron el 2017, los apicultores deben ser más cuidadoso en los procesos de alimentación, la erradicación de las enfermedades parasitarias y cuando sea posible hacer el cambio de abeja reina.
“Todo esto es algo que se hace habitualmente, pero que en esta ocasión por la severidad del clima que hemos tenido se torna de una manera más necesaria puesto que los apicultores que no dediquen todo este esfuerzo van a tener no el porcentaje estimado de pérdida de invierno del 25%, sino que puede aumentar drásticamente”.