Por Saul Loeb/ AFP
El presidente estadounidense, Donald Trump, dijo este sábado estar dispuesto a reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-Un, y expresó su deseo de que el diálogo previsto entre Pyongyang y Seúl logre desescalar el conflicto.
Las declaraciones de Trump rompen con su retórica tradicionalmente belicosa respecto al régimen de Kim, con el que se enzarzó en una guerra verbal que aumentó de tono a medida que Pyongyang realizó ensayos de misiles y cargas nucleares.
“Siempre creo en hablarlas conversaciones”, declaró el presidente estadounidense desde su residencia de Camp David, al ser preguntado sobre la posibilidad de un diálogo telefónico con Kim.
“Por supuesto que lo haría, no tengo ningún problema con eso”, agregó, dejando claro no lo haría sin establecer una serie de condiciones antes.
Trump celebró por otro lado que las dos Coreas hayan pactado reiniciar el diálogo después de dos años.
Además, manifestó su esperanza de que las negociaciones trascendieran la probable participación de Pyongyang a los Juegos Olímpicos de invierno que se celebrarán del 9 al 25 de febrero en la ciudad sudcoreana de Pyeongchang.
“Me gustaría que lo llevarán (el diálogo) más allá de las Olimpiadas”, explicó. “Y en el momento apropiato, nos involucraremos”.
Los JJOO, la clave
El representante norcoreano ante el Comité Olímpico Internacional (COI), Chang Ung, citado por la agenda de información japonesa Kyodo, anunció el sábado que su país “participará probablemente” en los Juegos.
De acuerdo con esa agencia, Chang se dirigía a Lausana (Suiza), donde el COI tiene su sede.
Fuentes no identificadas citadas por Kyodo apuntaron que el objetivo del viaje podría ser la negociación con el COI sobre de la probable participación de Corea del Norte en Pyeongchang.
Las declaraciones del alto funcionario norcoreano siguen las señales de los últimos días sobre el inicio de apaciguamiento de las tensiones, después de meses de escalada y retórica amenazante entre Pyongyang y Washington.
Seúl y Pyongyang acordaron el viernes hablar por primera vez desde diciembre de 2015. El encuentro tendrá lugar el martes en Panmujnom, pueblo fronterizo donde se firmó el alto el fuego de la Guerra de Corea (1950-1953).
El ministro de la Unificación de Corea del Sur, Cho Myung-Gyon, presidiría la delegación de su país, acompañado de otros cuatro funcionarios, entre ellos un viceministro a cargo de Deportes.
Washington y Seúl también acordaron aplazar a después de los Juegos sus maniobras militares anuales, que siempre elevan tensión en la península.
“Una gran cosa para la humanidad”
Kim declaró el lunes, en su mensaje de Año Nuevo, que su país desea el éxito de estos Juegos Olímpicos y contempla enviar una delegación.
“Si algo puede pasar y algo puede resultar de esas conversaciones, sería una gran cosa para toda la humanidad. Sería una gran cosa para el mundo”, dijo.
Seúl y los organizadores de los Juegos quieren que Pyongyang participe para rebajar la tensión provocada por la continuación de sus programas nucleares y balísticos, que violan resoluciones de la ONU.
Pyongyang procedió estos últimos meses a varios lanzamientos de misiles y en septiembre de 2017 a un sexto ensayo nuclear, el más potente hasta ahora.
Kim también pidió a Corea del Norte producir en masa cabezas nucleares y misiles balísticos y aseguró que su país ha logrado su objetivo de acceder al estatuto de Estado nuclear.
Trump respondió alternando sanciones económicas, presiones diplomáticas, amenazas -se comprometió en la tribuna de la ONU a “destruir totalmente” Corea del Norte en caso de ataque de Pyongyang- e insultos a Kim, al que tildó de “pequeño hombre cohete”.
Las dos Coreas siguen técnicamente en guerra desde 1953, cuando el conflicto concluyó por la firma de un armisticio y no de un tratado de paz. Las más de seis décadas transcurridas desde entonces han estado plagadas de numerosos incidentes y enfrentamientos.
El Consejo de Seguridad de la ONU adoptó a fines de diciembre una nueva serie de sanciones contra Pyongyang con un voto unánime sobre una resolución estadounidense, que prohíbe la entrega de casi el 75 por ciento de los productos refinados de petróleo a Corea del Norte y que ordena la repatriación de todos los ciudadanos norcoreanos que trabajan en el extranjero para finales de 2019.
China, respaldo tradicional de Pyongyang, junto a Rusia, indicó que comenzó a implementar estas nuevas restricciones el sábado.