Aguascalientes está dentro de las
entidades en proceso de recibir una declaratoria de Patrimonio Artístico de la
Nación por parte de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio
Artístico Inmueble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), según
información publicada por la directora del Instituto Cultural de
Aguascalientes, Claudia Santa Ana Zaldívar.
Aunque todavía no se conoce con toda
certeza, en la entidad serán el templo de San Antonio de Padua y La Purísima
-parte del acervo del arquitecto de Refugio Reyes Rivas- los que pudieran
recibir este reconocimiento nacional.
De acuerdo a la publicación de
Claudia Santa Ana falta pasar por un proceso de pasos legales y administrativos
antes de que el estado pueda obtener un reconocimiento como este, que en su
momento será anunciado por el Presidente de la República.
Este mensaje fue replicado por el
gobernador del estado, Martín Orozco Sandoval a través de su cuenta de Twitter,
donde agradeció al INBA la posibilidad de considerar el patrimonio de
Aguascalientes como digno de ser patrimonio nacional.
Desde la calle Madero, ya sea a la
altura de Zaragoza o en la esquina con Ezequiel A. Chávez se vislumbran este
par de obras arquitectónicas de Refugio Reyes, arquitecto que no tuvo una
formación profesional pero sí un sinfín de construcciones ubicadas no sólo en
Aguascalientes, sino también en Zacatecas y Jalisco.
Una de las obras más representativa
de Reyes Rivas en Aguascalientes -que incluso fue el motivo por el que se mudó
de Zacatecas a esta ciudad- fue el Templo de San Antonio, cuya belleza
arquitectónica y ubicación le han ganado ser uno de los íconos más
representativos de la ciudad y el estado.
Hace 122 años -el 4 de octubre de
1895- se colocó la primera piedra de lo que poco más de diez años después sería
el Templo de San Antonio. El principal benefactor de esta construcción fue Don
Antonio Morfín Brambila, quien donó cien mil pesos para la obra a cargo de Fran
Juan Antonio Moreno de los Ríos.
Algunas publicaciones acusan que el
sacerdote a cargo gastó el dinero que le fue encomendado en negocios ganaderos,
y lo perdió.
Para lograr la construcción del
templo tal y como hoy se conoce participaron varias personas. En los trabajos
de cantera trabajaron los hermanos Teodoro, Pascual, José María y José Ríos de
la ciudad de México, además de Juan Reyes (el padre de Refugio Reyes), y
Timoteo López (suegro del arquitecto).
El decorado del templo lo ejecutó
Trinidad Ramírez y sus hijos originarios de Nochistlán. Los murales estuvieron
a cargo de Candelario Rivas y el mejor ebanista de la Ciudad de México, Antonio
Arias. El costo total de la obra fue de 200 mil pesos.
El templo fue cedido a perpetuidad a
la orden de los frailes agustinos de la Provincia de San Nicolás.
Las obras de Refugio Reyes se distinguieron
por su “eclecticismo estilístico” que implicó una gran variedad de estilos,
mismos que se hicieron visibles no sólo en el templo de San Antonio sino en el
resto de sus construcciones.
El templo de La Purísima también
forma parte del acervo de creaciones de Refugio Reyes, sin embargo, no se le ha
dado demasiada difusión y existe poca información respecto a sus antecedentes.
Según una investigación
bibilográfica, esta iglesia empezó a construirse el 18 de julio de 1902 y
aunque según algunas publicaciones sí existen registros en los archivos de
Refugio Reyes acerca de La Purísima, él mismo no le dio demasiado
realce. Las publicaciones consultadas hacen referencia a que “la obra no
fue del todo afortunada en su tiempo”.
proporcionada por el historiador Andrés Reyes, participaron como padrinos de La
Purísima el exgobernador Rafael Arellano, y personas en ese momento importantes
como Luis Aguilar, Ignacio Ortíz, Francisco Villalobos, Carlos Salas y Enrique
Escobedo.
Este último, además de donar recursos
pudo haber sido donador del terreno que era parte de la Hacienda Ojocaliente.
La construcción de este templo se
prolongó por varios años, el historiador se lo atribuyó al hecho de que además
del dinero que dieron los “padrinos”, también se sumó la cooperación de la
comunidad, tanto los de clase media como los pobres.
Además, La Purísima no fue siempre
como es ahora, en un principio no contó con ninguna de las dos torres que dan
el toque neogótico que actualmente tiene, fue hasta 1972 que el padre Salvador
Jiménez Díaz le solicitó al arquitecto Víctor Manuel Villegas que las diseñara
y construyera.