Por
segunda vez, se han detectado unas misteriosas señales de radio repetitivas que
provienen de una galaxia localizada a tres mil millones de años luz de la
Tierra. Científicos de la iniciativa Breakthrough Listen –un proyecto
emprendido por personalidades como Stephen Hawking, con la finalidad de
detectar señales de vida alienígena- anunciaron que, el 26 de agosto, habían
registrado 15 ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) a lo
largo de un periodo de observación de cinco horas.
El
descubrimiento fue anunciado en The
Astronomer’s Telegram.
En su artículo, el equipo señaló que habían detectado las FRB en la frecuencia
más alta jamás registrada hasta ahora, y que cualquiera que fuera la fuente que
emitía las ráfagas, en este momento se encontraba en un “estado de actividad
muy intensificado”. Los hallazgos serán presentados con mayor detalle más
adelante en otra revista científica.
Las
FRB fueron detectadas por primera vez en 2001 y, desde entonces, se han
registrado alrededor de 30 incidentes. Las ráfagas duran apenas unos
milisegundos y parecen provenir de algún punto del espacio profundo, pero
precisar su ubicación es en extremo difícil, pues la mayor parte de las FRB se
detectan como datos mucho tiempo después que ha ocurrido el incidente.
En
2016, los científicos anunciaron el primer caso de ráfagas repetitivas: FRB
121102. Al rastrear las ráfagas, pudieron seguir su origen hasta una galaxia
situada a tres mil millones de años luz de la Tierra, mas no hasta la fuente
real, pues parecía que en esa región del espacio había nada que pudiera
causarlas.
A
partir de entonces, han monitoreado estrechamente esa región del espacio. Y
ahora, gracias al Telescopio Green Bank de Virginia Occidental, los científicos
de Breakthrough descubrieron las ráfagas en la Banda C, la frecuencia más alta
en que jamás se haya descubierto alguna FRB. Estos datos más recientes podrían
proporcionar nueva información sobre las ráfagas, ayudando a esclarecer qué
podría estar causándolas.
Carol
Mundell, directora del departamento de Física en la Universidad de Bath, Reino
Unido, quien no participó en el reciente hallazgo, dijo a Newsweek que el nuevo conjunto de ráfagas resulta de lo más
estimulante. “Han abierto la ventana del espectro”, afirma; pues, teniendo una
grabación de FRB 121102 en una frecuencia distinta, los científicos podrán
examinarla desde un ángulo diferente.
El Telescopio Green Bank, en Virginia Occidental. Foto: NRAO
/ AUI
“Conforme
pasamos a frecuencias de radio más altas, tenemos una mayor comprensión de los
mecanismos de emisión del objeto que produce la luz”, explica Mundell. “Por
ahora, los desconocemos. La radiación de cualquier FRB parece similar a la de
un láser de laboratorio, cosa inusual en las fuerzas cósmicas, así que lo que
produce esta luz debe ser un proceso muy energético. Esta es una pequeña pista
adicional sobre lo que podría estar produciendo la luz, en la esperanza de que
podamos averiguar cuál es el objeto real”.
Se
han hecho varias propuestas sobre lo que podría estar causando las FRB (aunque
Mundell apunta que quizás no todas provengan de la misma fuente cósmica). Antes
del descubrimiento de las ráfagas repetitivas, se pensaba que el origen de las
FRB podría ser un evento catastrófico único, posiblemente una estrella de
neutrones densa o un agujero negro. Sin embargo, el hallazgo de una ráfaga
repetitiva significa que lo que esté emitiendo a FRB 121102 no puede ser un evento
único. “Queda claro que se trata de un sistema que tiene algo de combustible,
que cuenta con algún mecanismo para acelerar el material y producir la luz, y que
es capaz de mantener este estado activo”, afirma Mundell.
Lo
que sí se sabe es que, probablemente, haya participación de fuertes campos
magnéticos, ya que esta es una manera de producir radiación detectable. Y esto
podría tener relación con un sistema binario, donde un objeto –como un agujero
negro o una estrella- se alimenta de otro. “Desconocemos si tal es el caso en
esta instancia”, agrega Mundell. “Pero, sin duda, hay algo que proporciona
combustible a las ráfagas, y la configuración del conjunto está abierta a
debate”.
Por
lo pronto, las FRB se encuentran en etapas extremadamente tempranas de
descubrimiento, de modo que los científicos aún están tratando de explicar la
física implicada en el fenómeno cósmico. Conforme más estudios realicen
búsquedas de nuevas ráfagas, la cantidad de FRB identificadas habrá de aumentar
a lo largo de la próxima década. Aunque disponer de un ejemplo que se repite
ayudaría a los científicos a averiguar qué está causando una FRB específica, es
imposible saber si también ayudará o no a entender lo que está causando otras
ráfagas.
Una
colorida imagen del espacio profundo, captada por el Telescopio Espacial
Hubble, en un folleto de NASA del 3 de junio de 2014.
/ NASA / ESA / FOLLETO VIA REUTERS
Entre
tanto, persiste la especulación sobre la fuente de las FRB. “Los astrónomos
suelen ser muy conservadores y ninguno afirma que se trate de una civilización
alienígena”, dice Mundell. “Esto es de lo que más se habla. La historia nos ha
enseñado que, aunque es importante buscar señales de otras civilizaciones, esta
proviene de tres mil millones de años luz de distancia. De manera que, lo que
la haya producido, desapareció hace mucho tiempo”.
Añade
que el descubrimiento de los pulsares, en la década de 1960, es una buena
lección sobre sacar conclusiones de los misterios astronómicos. En aquellos
días, la gente hablaba de la existencia de “hombrecitos verdes”, pero en vez de
eso, resultó que eran un evento completamente natural. “Hay muchos fenómenos
sin descubrir en el universo, y apenas estamos empezando a rascar la
superficie”, previene Mundell. “Tenemos un montón de piezas del rompecabezas,
pero todavía no sabemos armarlo”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek.