Gedney murió de sida en 1989. Su obra, ampliamente respetada por sus colegas fotógrafos durante su vida, solo se hizo famosa póstumamente, gracias en parte a las acciones de su amigo Lee Friedlander. En los años entre 1964 y su muerte, Gedney se mantuvo en contacto con los Cornett y les enviaba la mitad de los ingresos por sus imágenes de Kentucky.
Para la familia, Gedney no era un personaje de un mundo costero distante. “Él pudo haber llegado y quedarse toda la vida”, dijo Willie Cornett, el jefe de la familia. “Era una persona sencilla, como nosotros”.
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