Los países afectados por conflictos, violencia y el cambio climático, están empujando a la niñez a una situación de fragilidad, que en los últimos años se ha vuelto más crítica. En el mundo alrededor de 168 millones de niños son víctimas del trabajo infantil, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Un 60 por ciento de los 168 millones de niños que trabajan a nivel global lo hacen en la agricultura, aunque no toda la participación de los menores en ese sector se define como trabajo infantil, ya que pueden ayudar a sus familias siempre que no le dediquen demasiadas horas o realicen labores peligrosas, no apropiadas para su edad o dañinas para su salud y educación, advirtió la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Cada año alrededor de 200 millones de personas se ven afectadas por catástrofes naturales, un tercio de los cuales son niños, señaló la OIT en un comunicado de prensa, en ocasión al Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
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“En épocas de conflicto o catástrofe, con frecuencia se destruyen hogares, escuelas y medios de subsistencia y los sistemas de protección familiar y social se quiebran con facilidad, lo que entraña un aumento de los riesgos vinculados al trabajo infantil y al tráfico de personas”, dijo director OIT, Guy Ryder.
Entre los más vulnerables figuran los niños refugiados y migrantes, especialmente, aquellos en tránsito que se han visto separados de sus familias, explicó.
“Ante la mayor crisis de refugiados en décadas, es esencial compartir responsabilidades y solidaridad con objeto de proteger a todos los niños del mundo, proporcionarles una educación, reavivar sus esperanzas y brindarles la posibilidad de lograr un futuro mejor”, sostuvo Ryder.
Lo mismo ocurre con los que permanecen o se quedan atrás mientras luchan por sobrevivir, por ejemplo, dedicándose a la minería, recogiendo desechos de metales y minerales en zonas devastadas por la guerra, retirando escombros o trabajando en las calles.
Algunos acaban ejerciendo de combatientes en guerras de adultos, siendo objeto de uso y abuso como espías, ayudantes y porteadores, y cayendo a menudo víctimas de explotación y abuso sexual.
1 de cada 5 niños mexicanos trabajan para pagar sus estudios
En México poco más de 2.5 millones de niñas y niños trabajan, uno de los principales motivos es para pagar su escuela y sus propios gastos, según los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) 2013.
En el país el trabajo infantil está directamente relacionado con la deserción escolar, pues el 40 por ciento de los niños y adolescentes que trabajan no van a la escuela. La primera razón es la falta de interés o aptitud, lo que está relacionado con la baja pertinencia y calidad de la educación, de acuerdo con el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) elaborado por el Inegi en 2013.
Las cifras se vuelven alarmantes ya que 2.1 millones de niños mexicanos de 5 a 17 años no asisten a la escuela, cifra que representa el 7.2 por ciento de la población en este rango de edad.
De acuerdo al Informe de 2014 del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) “El derecho a una educación de calidad”, la no matriculación llega a 46.7 por ciento para quienes tienen 17 años.
Thomas Wissing, Director de la OIT México, señaló que “el trabajo infantil afecta la salud y el desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes, y su principal causa es la pobreza de los hogares. Sin embargo, no resuelve su situación económica, ya que por cada dos años que las niñas y los niños no estudian, ganan 20 por ciento menos en sus trabajos cuando son adultos”.