EL MUNDO está lleno de superhéroes, y no de los que vende Hollywood. Puede ser alguien tan ordinario haciendo cosas aparentemente ordinarias, aunque trascendentales para alguien en específico. Como un padre que le canta a su hijo antes de dormir o quien cambia el neumático pinchado al auto de alguien que llega a sentirse desamparado un día cualquiera. Esta lucha diaria que libran personas comunes por alcanzar sus sueños es la esencia en el cancionero de Chicano Batman, la banda estadounidense formada por cuatro latinos hace una década.
En una sociedad sujeta a leyes que no aplican igual para todos, su música pretende liberar conciencias. Para lograrlo, Chicano Batman se vale de cuanto ritmo conecte con la población latina: funk, latin soul, rock psicodélico, tropicalia. Al menos son las fusiones que comprende su nuevo disco, llamado Freddon is Free, cuya presentación en vivo se hará en el Lunario de la Ciudad de México el 21 de junio.
Bardo Martínez, Carlos Arévalo, Eduardo Arenas y Gabriel Villa lo mismo cantan al amor, la paz y la naturaleza que a la rebeldía.
“Los chicanos somos otra cara de Estados Unidos, una nueva cara del futuro del país y todos los que se identifiquen con nosotros deben saber que tienen voz. Estamos enseñando a nuestras familias nuestras raíces y en eso se convierte mucho de lo que estamos haciendo”, dice Eduardo, bajista y una de las voces de la banda, en entrevista con Newsweek en Español.
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—¿Qué los hace sentir libres?
—Tocar música es lo que nos hace sentir muy libres. Nadie te está juzgando, puedes estar más cerca; sentimos que quebramos barreras. Muchas veces la gente quiere generalizarlo todo y poner categorías a cualquier cosa. Si no luchas contra eso se vuelven obstáculos. Creemos que hacemos un buen trabajo promoviendo la diversidad.
—¿Qué retos enfrentan como banda latina en Estados Unidos?
—Un latino que fue criado en Estados Unidos requiere de muchos esfuerzos para tener un buen empleo, una casa, mantener una familia y obtener una jubilación. Nosotros cuatro fuimos a la universidad y nos graduamos; dos han sacado maestría y otros han obtenido certificados de otra universidad. Prepararse es la mejor defensa para seguir el “sueño americano”. Todos estamos en esa ruta para no desviarnos de ese tren de progreso y apuntar a hacer más cambios en nuestras vidas y las de otras personas.
—¿Cuál fue la última historia que los conmovió para componer una canción?
—Yo compuse una canción un día que estaba en la ciudad Pico Rivera, California. En un semáforo un señor me vino a pedir dinero y en ese momento no tenía ni un dólar. Pensando ser amable, le di una manzana, luego vino hacía mí y me dice: ¡no tengo dientes!, y no tenía ni uno solo. Esas situaciones te enfrentan con otras realidades a las que vives y te cambian la perspectiva de un momento a otro. También te llevan a celebrar que no tenemos todas las respuestas del mundo, pero vamos aprendiendo poco a poco.
—¿Cuál fue el último acto de Donald Trump que los indignó como banda?
—La verdad es que ese señor hace cosas todos los días. El muro no es tan popular aquí y ha buscado que México pague por eso. Lo que más me molesta es que está amenazando que quiere quitar un porcentaje de todo el dinero que la raza que trabaja aquí manda a sus países —como El Salvador, Guatemala o México—. La gente viene acá escapando de su realidad y ganan poco dinero por mucho trabajo y sería muy injusto quitarles ese dinero. Nadie puede frenar la relación de dos países por cultura, eso no le hace bien a nadie.