Sondas espaciales de NASA han descubierto una barrera artificial alrededor de la Tierra, la cual fue creada por la actividad humana y demuestra, no solo que somos responsables por la modificación del ambiente terrestre, sino que también estamos teniendo un impacto en el espacio.
Dicha barrera –que es intermitente- es resultado de radiocomunicaciones de muy baja frecuencia que interactúan con las partículas que hay en el espacio, lo que produce una especie de escudo que protege al planeta contra las radiaciones espaciales de alta energía.
Según los científicos, esto podría ser una buena noticia, ya que sería posible usar la barrera para proteger a la Tierra de climas espaciales extremos, resultantes de incidentes como las eyecciones de masa coronal: explosiones solares enormes que ocurren cuando el campo magnético y el plasma son expulsados de la corona, la parte más externa de la atmósfera del sol. Las eyecciones pueden desatar tormentas geomagnéticas, las cuales tienen el potencial de derribar satélites de comunicaciones y acabar con nuestras redes eléctricas.
Científicos de NASA detectaron la barrera con las Sondas Van Allen, que fueron diseñadas para estudiar electrones e iones en nuestro nuevo ambiente espacial. En condiciones normales, las señales de muy baja frecuencia (VLF, por sus siglas en inglés) de los radiotelescopios se transmiten desde tierra firme y sirven para comunicarse con submarinos que se encuentran a gran profundidad en los océanos. No obstante, también terminan elevándose a la atmósfera.
El resultado es una “burbuja VLF” gigantesca que envuelve al planeta, dijo NASA. Esa burbuja puede observarse muy arriba de la superficie terrestre, en el ambiente espacial que la rodea.
Un análisis ulterior demostró que la burbuja se extiende, casi exactamente, hasta el límite interior de los cinturones de radiación de Van Allen. Estos tres cinturones son zonas de partículas cargadas energéticamente que provienen del viento solar, y que son atrapadas y retenidas por el campo magnético de la Tierra. Cuando la burbuja VLF interactúa con los cinturones de radiación, crea la barrera observada.
“Varios experimentos y observaciones habían determinado que, bajo las condiciones correctas, las señales de radiocomunicaciones en el rango VLF pueden, de hecho, afectar las propiedades del ambiente de radiación de alta energía que rodea a la Tierra”, dijo Phil Erickson, uno de los científicos que intervino en la investigación.
El equipo añadió que, si no hubiera una burbuja VLF, el límite de los cinturones de radiación estaría más cerca de la Tierra de lo que se encuentra ahora. Datos de la década de 1960 –cuando el uso de VLF era muy inferior- indican que el límite interior de los cinturones de radiación de Van Allen solía estar mucho más cerca del planeta.
Ya que la barrera VLF parece proteger a la Tierra, los científicos consideran que podría utilizarse para retirar el exceso de radiación espacial que rodea al planeta, y NASA está haciendo planes para llevar a cabo pruebas, a fin de determinar si esto es posible.