El asesinato de un chimpancé a manos del grupo al que había gobernado con mano de hierro ha sorprendido a un equipo de investigadores que daba seguimiento a las actividades de esta manada originaria de Fongoli, en Senegal. Aún mayor fue la conmoción por cómo fue masacrado Foudouko: chimpancés de su misma manada mutilaron partes de su cuerpo y se alimentaron de otras.
Un grupo de científicos publicó en el International Journal of Primatology el ascenso y descenso de este joven tirano. Relató que pese a ser muy joven Foudouku se convirtió en macho alfa del grupo en 2005 hasta 2007, teniendo como mano derecha a Mamadou, el beta masculino del grupo.
La investigadora Jill Pruetz de la Universidad Estatal de Iowa, que ha estado estudiando este grupo de chimpancés en el sureste de Senegal desde 2001, explicó a New Scientist que como macho alfa, Foudouko era “un tanto tirano”.
El estudio explica que en 2007, Mamadou resultó gravemente herido y se separó del grupo durante semanas, volviéndose frágil y manteniendo un rango más bajo en la jerarquía social.
Debido a que Foudouko mantuvo una alianza con su socio fue condenado al ostracismo y luego expulsado por los demás. Vivió solo en las afueras de la sociedad de los chimpancés durante años, sólo siendo observado por los investigadores en el campo una o dos veces al año.
Sin embargo, el equipo de expertos explicó en su estudio que debido a que los grupos de chimpancés en Fongoli están bastante aislados, la única oportunidad de Foudouko de encontrar un compañero era volver a unirse al grupo.
En 2013, ya cuando Mamadou había recuperado el estatus de beta masculino y su hermano, David, había tomado el control como alfa, Foudouko fue aceptado pese al rechazo de otros miembros.
Una noche de junio de 2013 luego de distintos episodio de confrontación entre Foudouko y otros chimpancés, un griterio se apropió de la sabana. Por la mañana siguiente, un asistente de los investigadores reportó que había visto a un chimpancé muerto, a quien identificó como Foudouko.
La mayoría de los machos atacaban con palos y piedras el cuerpo sin vida, mientras otros lo olfateaban y toqueteaban el cadáver.
Aunque no quiso relacionarse con él antes de su muerte, Mamadou tiraba del cadáver y lo empujó. Según los investigadores “parecía estar tratando de despertar a Foudouko, en lugar de tratar de infligir lesiones, ya que su comportamiento era menos agresivo que los de los otros machos”.
Uno de los momentos de mayor sorpresa fue cuando al cadáver se aproximó la hembra alfa, la madre del macho alfa David, quien mordió en repetidas ocasiones el cuerpo para arrancar trozos de carne que terminaría por comerse.
Cuando pudieron acercarse al cuerpo, los investigadores se encontraron con heridas frescas en las manos, los pies, la espalda y el ano. Dada su localización y gravedad, ninguna de las heridas de mordedura habría sido letal, salvo por una mordedura en el pie derecho que habría obstaculizado considerablemente su movimiento y escape y que podría haber resultado en pérdida significativa de sangre.
Pruetz explicó que una de las razones que están detrás de esta asesinato es que en el grupo había una mayor presencia de machos que de hembras, cuando la proporción normal es al revés.
Ella sugiere que la influencia humana puede haber causado este desequilibrio ya que en Senegal, las mujeres chimpancés son cazadas para ser vendidas como mascotas.