Por Miri Forbes, Nicholas Eaton y Robert Krueger
En general, la madurez se relaciona con mejoras en nuestra calidad de vida: nos volvemos más competentes en nuestro trabajo, aprendemos a manejar mejor nuestras finanzas y nuestros lazos con nuestros seres queridos se vuelven más profundos. Con tiempo y práctica, la mayoría de los ámbitos fundamentales de nuestra vida mejoran conforme desarrollamos habilidades y estrategias para manejar mejor nuestra vida. Una excepción de este patrón es la calidad de nuestra vida sexual, la cual, según se ha informado de manera constante, se deteriora con la edad.
Aunque esto coincide con los mensajes que recibimos de la cultura popular, que nos dicen que el sexo es el ámbito de las personas jóvenes, es contrario en cierta medida al hecho de que los adultos mayores siguen explorando y disfrutando su sexualidad incluso a una edad bastante avanzada. La mayoría de los hombres y mujeres de más de 60 años en Estados Unidos son sexualmente activos, y la mayoría de ellos tienen actividad sexual al menos dos o tres veces al mes (más frecuentemente que muchos adultos más jóvenes). Ellos también califican al sexo como una parte importante de su vida.
Entonces, si no existe ninguna epidemia de frigidez relacionada con la edad, ¿por qué la calidad de la vida sexual cae en picada en las etapas más avanzadas de la vida? Una de las respuestas más comunes a esta pregunta indica que existe una disminución en la salud física y en el funcionamiento sexual debida a la edad. Otra respuesta podría ser la siguiente: La calidad de nuestra vida sexual no disminuye con la edad.
Estudiar el sexo y el envejecimiento
Casi todos los estudios sobre sexualidad y envejecimiento pasan por alto un elemento clave: la realización de estudios cambia con el paso del tiempo. Si preguntamos a un grupo de personas qué tan satisfechas están con su vida sexual, y las personas más jóvenes están más satisfechas que las mayores, ¿acaso no significa que el envejecimiento es responsable de esta diferencia? ¿Y si, en lugar de ello, la aparente diferencia entre edades se debe a que las personas nacidas en la década de 1930 tienen actitudes distintas hacia el sexo que las personas que crecieron después de la revolución sexual de las décadas de 1960 y 1970?
Para llegar al fondo de cómo el envejecimiento afecta la calidad de la vida sexual, analizamos patrones de datos longitudinales recopilados de entre más de 6000 personas a quienes se dio seguimiento durante un periodo de 18 años, con un intervalo de edades de entre 20 y 93 años. En 1995, 2004 y 2013, la muestra representativa de estadounidenses angloparlantes respondió en privado extensos cuestionarios de estudio autoadministrados y los devolvió por correo postal.
Una de las preguntas clave de nuestro estudio fue: ¿Cómo calificaría los aspectos sexuales de su vida en estos días, desde la peor situación posible (0) hasta la mejor situación posible (10)?
Las tendencias básicas en los datos indican que, sin tomar en cuenta ningún otro factor, la calidad en la vida sexual disminuye con la edad. Sin embargo, conforme los participantes en el estudio envejecían, hacían más énfasis en la calidad, y no en la cantidad, de sus encuentros sexuales. Por ejemplo, la frecuencia de las relaciones sexuales se volvió menos importante con la edad, y la cantidad de pensamiento y esfuerzo invertidos en el sexo se volvieron más importantes.
Este cambio en las prioridades fueron los factores de pronóstico claves de la calidad en la vida sexual de los adultos mayores y, aparentemente, amortiguaron su disminución. Cuando se comparó a los adultos mayores con adultos más jóvenes con respecto a las características clave de su vida sexual, junto con características sociodemográficas, así como su salud mental y física, los adultos mayores tenían, en realidad, una mejor calidad en su vida sexual.
Por ejemplo, si comparamos a una mujer de 40 años con una de 50 con los mismos niveles de control percibido en su vida sexual, y si ambas invierten la misma cantidad de pensamiento y esfuerzo en su vida sexual, tienen relaciones sexuales con la misma frecuencia y tuvieron el mismo número de parejas sexuales durante el año anterior, podríamos esperar que la mujer de 50 años informara sobre una mejor calidad en su vida sexual.
Esto coincide con las mejoras que ocurren con la edad y que podemos observar en otros ámbitos de la vida, además de destacar los beneficios de la experiencia vivida en cuanto a la sexualidad conforme las personas aprenden más sobre sus preferencias sexuales y sobre aquello que le gusta o no le gusta a su pareja. Esta relación positiva entre la calidad de la vida sexual y el envejecimiento fue más sólida en el contexto de las relaciones románticas de buena calidad, en las que la exploración sexual y el enfoque en el placer de la pareja tienen mayores probabilidades de ocurrir.
La experiencia de vida en relación con una mejor vida sexual
En conjunto, estos hallazgos indican que, conforme envejecemos, nuestras prioridades sexuales cambian y desarrollamos conocimientos, habilidades y preferencias que nos protegen contra las disminuciones relacionadas con la edad en la calidad de nuestra vida sexual. Dado que la sabiduría se define como “la cualidad de contar con experiencia, conocimientos y buen juicio”, nuestro estudio indica que la experiencia vivida fomenta la sabiduría sexual.
Esta es una gran noticia, ya que se ha descubierto que una vida sexual satisfactoria es importante para la salud y el bienestar, independientemente de la edad. En particular, para los adultos mayores, llevar una vida sexual activa es un factor que pronostica una vida más larga y más sana.
Sabemos ahora que las disminuciones en la calidad de la vida sexual relacionadas con la edad se relacionan en gran medida con factores modificables, por lo que podemos centrarnos específicamente en las habilidades, creencias y actitudes relacionadas con la sexualidad en nuestras intervenciones clínicas. Dado que nuestra esperanza de vida continúa aumentando, esta investigación destaca la oportunidad de facilitar experiencias sexuales positivas durante toda la vida.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek