El FBI y otras agencias del gobierno, dos poderosos comités del Senado y decenas de periodistas ahora están sobre la pista de contactos potenciales entre auxiliares de la campaña de Trump y funcionarios rusos antes de la elección presidencial.
En la búsqueda de información, muchos están viendo si acciones particulares de Rusia (y WikiLeaks) fueron potencialmente coordinadas con el círculo íntimo de Trump para ayudar a sus posibilidades electorales.
Pero ese enfoque es demasiado estrecho. Asume que Trump y Vladimir Putin solo compartían una meta principal: poner al Sr. Trump en la Casa Blanca.
Según la comunidad de inteligencia, la operación cibernética de Putin durante la elección presidencial sirvió a dos ambiciones: (1) debilitar las posibilidades de Hillary Clinton de ganar, y (2) sembrar la duda sobre el proceso electoral como un todo.
La primera ambición creció y cayó según la creencia de que las probabilidades de Trump de ganar estaban dentro del terreno de lo posible. Rusia tal vez se haya rendido en gran medida en esa ambición, según el informe de inteligencia, cuando vio que la victoria de Clinton era más segura.
La comunidad de inteligencia concluyó: “Cuando Moscú pensó que la secretaria Clinton posiblemente ganaría la elección, la campaña rusa de influencia entonces se enfocó en socavar la presidencia esperada de ella”.
He aquí lo que no debe perderse de vista: Trump se beneficiaría directamente con la primera acción, pero también se alineó, a un grado significativo, con la segunda acción. Más específicamente, la segunda ambición de Putin era del todo consecuente con que Trump llamase “amañada” a la elección repetidamente, y negarse a declarar que aceptaría los resultados de la elección si Clinton ganara.
Hubo una fase en la que Trump pensó que podría ganar, y hubo largos períodos en los que él parecía más que determinado a socavar la confianza del público en los resultados electorales. Principalmente, la segunda ambición estaba en contraste con las posturas tomadas por Mike Pence y Reince Priebus, quienes trataron de corregir el rumbo.
¿Qué podría explicar el interés de Trump en socavar la confianza pública en los resultados electorales? En este momento, solo podemos especular. Y nadie parecía saberlo por entonces. Tal vez al preocuparse por su reputación, él quería que cualquier derrota tuviera una sombra de duda.
Tal vez Trump quería socavar la presidencia esperada de Clinton, sobre todo si ello le ayudaría a él a establecer una nueva compañía mediática en oposición a la administración de ella. Tal vez hubo razones todavía más perversas que tenían que ver con lazos financieros y de otro tipo con Rusia, y así seguir actuando en línea con los intereses de Moscú.
Sin importar la razón específica, las acciones sistemáticas de Trump de moldear la opinión pública alrededor de la idea de una elección amañada no estaban fuera de sincronía con las propias acciones del Kremlin.
Cuando veamos las varias razones por las que el círculo más íntimo de Trump quizás haya apoyado o en su defecto se haya coludido con las acciones de Rusia, es importante tener en mente este enfoque más amplio.
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