No lo queríamos más oscuro, pero lo obtuvimos. Leonard Cohen ha muerto, justo cuando lo necesitamos, justo cuando más podríamos usar su sabiduría y gracia y sensibilidad espiritual.
El hombre fue siempre un enigma, un compositor y poeta que sacó su primer álbum a los 33 años y encabezó el Coachella después de sus 70, un cantante cuya canción más famosa viajó desde la oscuridad hasta convertirse en un himno mundial de la era moderna.
La carrera discográfica de Cohen trascendió generaciones, ignoró tendencias, se obsesionó con la espiritualidad y la sexualidad, desconcertó a los ejecutivos de las disqueras, se mantuvo vibrante ya entrados los años de vejez y prácticamente no produjo éxitos (a menos que se cuente “Hallelujah”, la cual no se volvió muy conocida sino hasta que Jeff Buckley versionó la canción en la década de 1990). Sus canciones capturaron la añoranza, la pérdida, la lujuria y cualesquiera otras emociones que están contenidas en Shrek.
Y ahora tratamos de resumirlo todo para un nuevo escucha en sólo 20 canciones. Fútil, ¿verdad? Estas son nuestras canciones absolutamente favoritas de Cohen, en orden cronológico, no de calidad.
1. “SUZANNE” (1967)
Una de las canciones más amadas de Cohen y también una de las más versionadas, “Suzanne” describe su relación platónica con Suzanne Verdal, quien estaba casada por entonces con el escultor montrealés Armand Vaillancourt. Con su melodía suave y gentil punteo de guitarra, “Suzanne” conjura una escena mágica mientras la “medio loca”
Suzanne “te lleva a un lugar cerca del río” y “te alimenta con té y naranjas que vinieron todo el camino desde China”. A pesar del verso “porque tocaste su cuerpo perfecto con tu mente”, Cohen sostiene que la relación nunca fue sexual. Pero los paseos a pie por Montreal que supuestamente dieron los dos están capturados brillantemente en toda su gloria sensual: “Y el sol se vierte como miel en nuestra señora del puerto / Y ella te muestra dónde buscar entre la basura y las flores / Hay héroes en el alga, hay niños en la mañana / Se asoman para el amor y se asomarán de esa manera por siempre”. —Lucy Westcott
2. “HEY, THAT’S NO WAY TO SAY GOODBYE” (1967)
No puedo pensar en alguien que haya captado el dolor de un amor convertido en cenizas más hermosa y trágicamente que Leonard Cohen en “Hey, That’s No Way to Say Goodbye”. Empieza con el éxtasis del amor pero para el tercer verso ya se ha puesto en guardia: “Muchos amaron antes que nosotros”, canta él, “Sé que no somos nuevos”. Para el quinto verso, el amor ha terminado. ¿Y las frases que nunca he olvidado? El cabello sobre una almohada “como una somnolienta tormenta dorada”. Y “nuestros pasos siempre rimarán”. Después de escuchar a Leonard, escuche a Judy Collins cantarla. Desgarradora. —Paul Raeburn
3. “THE PARTISAN” (1969)
Las cuerdas estrepitosas de la guitarra que nos transportan a través de “The Partisan” terminan con una letra diferente en la versión de Cohen que en la original. De hecho, la mayoría de las referencias al tiempo y lugar en que la canción tomó su inspiración están borradas; él quitó los detalles sobre la Resistencia francesa y los ocupantes alemanes. El nuevo tema es un cantante quien llega a nosotros sin una nación; el final de la letra no describe a un diligente combatiente francés quien desaparece en las sombras para servir en silencio leal sino a un manifestante quien vive en el ojo público para combatir la opresión otro día. Es extraño que una canción cuya letra está desprovista de su contexto original tenga más resonancia después. Pero así sucede con el “Partisan” de Cohen. Para Cohen, no hay dónde desparecer. Una lucha que alguna vez se entabló por la libertad es una lucha que perdura, y no se requiere de ningún país o uniforme militar para entablarla. —Margarita Noriega
4. “FAMOUS BLUE RAINCOAT” (1971)
“Famous Blue Raincoat” es la más grandiosa canción epistolar que se haya compuesto. Ha sido versionada por todos, desde Tori Amos hasta Jennifer Warnes y Glen Hansard, pero al contrario de “Hallelujah”, Cohen la hizo perfecta la primera vez. Con su melodía suave y cíclica y sus voces de fondo espectrales, la canción captura la soledad y desolación en la forma de una carta a altas horas de la noche. La letra es en esencia una cápsula del tiempo de cuando Cohen vivió en Manhattan. Y lo mejor de todo, el cantante en verdad tenía un sobretodo azul. Era un impermeable Burberry que se perdió para siempre cuando lo robaron del desván de su ex amante Marianne en Nueva York. Tal vez el ladrón del sobretodo anda por allí en algún lado. Por favor, regrésalo a la familia Cohen, bastardo ladronzuelo. —Zach Schonfeld
5. “AVALANCHE” (1971)
Songs of Love and Hate tiene uno de los mejores versos iniciales de cualquier álbum jamás: “Bueno, entré en una avalancha / Me cubrió el alma”. La canción es “Avalanche”. La música está llena de terror orquestal, emparejada con el estilo inusual de Cohen de tocar la guitarra clásica. La letra es tan lóbrega como el infierno. La intensidad vocal es rotundamente inimitable. Nick Cave ha dicho queSongs of Love and Hate cambió su vida cuando era un adolescente en Australia. Él pagó el favor en 1984 cuando versionó “Avalanche” como la canción inicial del primer álbum de los Bad Seeds. —Zach Schonfeld
6. “CHELSEA HOTEL NO. 2” (1974)
El único lugar obvio para reunirse y recordar a Leonard Cohen después de que se anunció su muerte era el Hotel Chelsea de la Ciudad de Nueva York. El edificio histórico en la 23rd Street, hogar de toda una gama de artistas al paso de los años, es el tema de la canción atemporal “Chelsea Hotel No. 2”, sobre un encuentro amoroso que tuvo con la cantante Janis Joplin. La pista apareció en el álbum de Cohen de 1974,New Skin for the Old Ceremony, y pronto se convirtió en una de las favoritas de sus fans. Entre las flores, velas y una botella de vino tinto que se pusieron recientemente fuera del hotel, el cual ya estaba adornado con una placa para Cohen, estaba la letra de la canción: “Te recuerdo bien en el Hotel Chelsea / Eras famosa, tu corazón era una leyenda / Me dijiste de nuevo que preferías hombres guapos / Pero por mí harías una excepción”. Durante el tiempo que vivió en el hotel, Cohen luego diría que “era un experto en los botones de ese elevador”. Cuando conoció a Joplin, “ella lo montaba con tanto deleite como yo”. —Lucy Westcott
7. “MEMORIES” (1977)
“Memories” es el tipo de canción que sólo pudo haber aparecido enDeath of a Ladies’ Man, la colaboración mal recibida de Cohen con el productor maniático Phil Spector, quien pasó la sesión apuntando armas a la gente en vez de dirigir la música. El arreglo es ampuloso y a lo grande, con metales chillantes y un enorme coro de voces ahogando al hombre cuyo nombre aparece en la portada del disco. La voz de Cohen no podría ser menos apropiada para este muro de sonido, pero gracias a una irresistible melodíadoo-wop y uno de sus estribillos más cachondos, lo saca adelante. “Memories” es una de las canciones más extrañas y más maravillosas de Cohen, y la única canción deLadies’ Man que siguió cantando en vivo después de que el álbum se hundió. —Zach Schonfeld
8. “PAPER THIN HOTEL” (1977)
Si usted alguna vez acechó a una ex, consuélese en que posiblemente no se hundió tan bajo como “Paper Thin Hotel” de Cohen. La canción es una de las creaciones más amargas y más voyeuristas de Cohen. Es cantada desde la perspectiva de un hombre que pega la oreja a la pared de su habitación de hotel mientras su amante o ex amante se acuesta con otro fulano. Cohen —nunca mojigato, en especial cuando Phil Spector controlaba el tablero— narra el acto con detalle alarmante, y mientras escucha “el gruñido de unidad cuando él se vino”, declara (¿convincentemente?) que la carga del amor y los celos ha desaparecido de su alma. El marco musical es una sopa grotesca de sordidez orquestal a la Disney. No sé si esta es la mejor o la peor canción de Cohen, pero sí sé que nunca podré olvidarla. —Zach Schonfeld
9. “THE SMOKEY LIFE” (1979)
“The Smokey Life” es una gema escondida al final de uno de los álbumes menos recordados de Cohen,Recent Songs de 1979. Es sobre un rompimiento (tal vez la propia separación de Cohen y Suzanne Elrod), pero Cohen se mantiene alejado de las indulgencias amargas deDeath of a Ladies’ Man y aborda el tema con gracia poética. Como mucho deRecent Songs, la canción tiene una cualidad cantarina y jazzística. Algunas carecen de melodía en ese álbum, pero ésta es oro puro de folk-pop. Oro de AM, no del todo. —Zach Schonfeld
10. “DANCE ME TO THE END OF LOVE” (1984)
El don de Leonard Cohen era que podía exprimirle una canción hermosa al más oscuro de los temas: la desesperación sociopolítica (“Anthem”), la quema de Juana de Arco (“Joan of Arc”), el rompimiento (“Alexandra Leaving”). El mejor ejemplo es “Dance Me to the End of Love”. Engaña a los escuchas a creer que es una canción del amor sensual cuando en realidad fue inspirada por el Holocausto, en particular, los cuartetos de cuerdas que tocaban música hermosa mientras las víctimas de los campos de exterminio eran enviados a su destino aciago. Las palabras están entre sus más inolvidablemente evocativas (“Dánzame hasta tu belleza con un violín en llamas / Dánzame a través del pánico hasta que esté recogido a salvo”), mientras que la música no es similar a algo más en el cancionero de Cohen: un ritmo rápido de danza folklórica griega sostenido por una caja de ritmos y un teclado Casio. Los sonidos sintetizados marcaron el camino para el brillanteI’m Your Man de 1988. —Zach Schonfeld
11. “HALLELUJAH” (1984)
“Hallelujah” es con mucho la canción más conocida, más admirada y más versionada de Cohen. Pero ciertamente no era así en 1984, cuando la canción apareció por primera vez en su álbumVarious Positions. No lo bastante pop para CBS, pasó inadvertida al momento de su publicación. “Hallelujah” exhibe el talento incansable de Cohen como compositor. Es de todos sabido que él redactó 80 estrofas antes de recortarlas a sólo cuatro. Irónicamente, las estrofas que él creó con esmero por cinco años parecían ser mejor cantadas por otros: la canción ganó popularidad con John Cale en 1991 y alcanzó a una nueva generación de fans gracias a Jeff Buckley, Rufus Wainwright y la películaShrek de 2001. El arreglo musical original tal vez no sea tan placentero al oído, pero Cohen nunca quiso escribir una encantadora canción pop. “Hallelujah” es una confesión más que una tonadilla para corear. Su fuerza está en su mensaje. Y es mejor transmitido en la versión áspera deVarious Positions. —Claire Toureille
12. “TAKE THIS WALTZ” (1988)
En verdad estoy triste de que no tenga ninguna buena razón en la vida para valsar. De por sí hay algo melancólico y gracioso en ese compás de 3/4, y cuando le emparejas una voz profunda y terrenal, una canción como “Take This Waltz” se vuelve encapsuladora. Este es el tipo de canción que me hace sentir como si hubiera leído una novela completa, como si estuviera embelesada por algún tipo de nostalgia de unos amantes y supiera todo detalle de su añoranza. La canción, incluida enI’m Your Man de 1988, es estilísticamente lo bastante contemporánea para que yo no tuviera problemas en tocarla al final de la clase de ciclismo bajo techo que daba los fines de semana; ellos nunca sabrán que arrastraba estratégicamente mis pies entre los estiramientos de acuerdo a la métrica ternaria para que pudiera perderme en la magia del momento. —Joanna Brunner
13. “EVERYBODY KNOWS” (1988)
Después de que se supo la noticia de que Leonard Cohen había muerto, vi a muchos fans publicando su canción “Everybody Knows” de 1988, así como la canción “The Future” de 1992. No es porque sean sus canciones más conocidas, aunque ambas son en verdad grandiosas. Es porque estas pistas capturan el ánimo apocalíptico y desesperanzado de gran parte del país después de que Donald Trump ganó la presidencia esa misma semana. En “Everybody Knows”, con una voz baja y áspera —casi un rap—, el cantante describe un mundo infestado de pobreza, corrupción, adulterio y SIDA. Con la ayuda de una línea de bajo balbuciente, la pista tiene uno de los ritmos más irresistibles de Cohen. “Todos saben que el bote está haciendo agua”, canta él. “Todos saben que el capitán mintió / Todos tienen este sentimiento roto / Como si su padre o su perro acabaran de morir”. Dios, lo dijo perfecto. —Zach Schonfeld
14. “FIRST WE TAKE MANHATTAN” (1988)
Quince años antes del 11/9, Leonard Cohen escribió esta historia terrorífica y amenazante sobre el atractivo oscuro del terrorismo. “Hay algo sobre el terrorismo que siempre he admirado”, confesó él en una entrevista (antes de tranquilizar al entrevistador diciendo que no aprobaba tal violencia). “El hecho de que no hay coartadas ni compromisos”. “First We Take Manhattan” cubre esa fascinación con sintetizadores escurridizos y plásticos. El narrador de la canción es guiado al mal por “una señal en los cielos” y “la belleza de nuestras armas”. La fantasía paranoide de Cohen era una pareja extraña para el pop de sintetizador de MTV de esas fechas, pero como mucho de su mejor obra (véase tambiénThe Future), resultó ser asombrosamente profética. —Zach Schonfeld
15. “DEMOCRACY” (1992)
Durante la década de 1980 y principios de la de 1990, aprecié a Leonard Cohen y siempre asentí aprobatoria y cortésmente cada vez que mis amigos ponían uno de sus CD. Pero no compré ninguno de sus álbumes y nunca me hallé sentado en casa o paseando con mi Walkman de Sony y deseando que estuviera escuchando “Suzanne” o “Bird in a Wire”. Siempre lo vi como un Bob Dylan canadiense, o Neil Young sin Crazy Horse, lo cual, por supuesto, no es algo malo. Luego, en 1992, escuché “Democracy”, del álbum recientemente publicadoThe Future de Cohen, en una estación de radio de Los Ángeles y me enamoré de la letra amarga y el descarado arreglo marcial. El mundo todavía se regocijaba por la caída del Muro de Berlín tres años antes, y aquí estaba Cohen, cuya voz ahora se comparaba a la de Tom Waits por completo, echándoles a perder la fiesta. Era oscura, divertida y escéptica en la cara de la autofelicitación interminable y el optimismo de un Occidente triunfante. “Democracy” era un recordatorio de que la narrativa que se desarrollaba alrededor del mundo era más desordenada y menos predecible de lo que la gente la hacía parecer. Cedí a un atracón de compras de Cohen y no he dejado de escucharlo.I’m Your Man está en mi lista para la isla desierta. Y cuando Cohen murió justo después del Trumpnado, toqué “Democracy” en YouTube y allí estaba: “La democracia viene a EE UU / Viene a través de una grieta en el muro”. —Jim Impoco
16. “THE FUTURE” (1992)
En 1995, tuve que aceptar la asignación de reporteo más deprimente de mi vida: dos semanas en Birobidzhan, la patria judía en la ex Unión Soviética. Para llegar allí, tuve que volar a Seúl, Corea del Sur, luego a Jabárovsk en Rusia, luego tomar un tren de dos días, sentado derecho, hacia las profundidades de Siberia hasta que llegué a la frontera con China. Eran días sombríos, postsoviéticos, nada con brillo. Todo lo que tuve durante esas largas esperas en los aeropuertos, durmiendo en una silla, era mi Walkman y una cinta deThe Future de Leonard Cohen. Aun cuando “Hallelujah” posiblemente sea mi canción de amor favorita, las palabras “Regrésenme el Muro de Berlín / Denme a Stalin y San Pablo / He visto el futuro, hermano: es asesinato” en verdad resonaron en ese viaje sombrío. Mi único amigo de esos días fue Leonard yThe Future. —Janine di Giovanni
17. “CLOSING TIME” (1992)
“Closing Time” no es la mejor canción de Leonard Cohen, pero es la que quiero oír justo ahora, porque tiene mucho vigor en su melodía, tanta desesperación en su letra… y tantísimos remates come pinchos. Como todas sus mejores canciones, es compleja y a contrapunto: divertida y seria, sexy y aterradora. Es (probablemente) un panegírico por la muerte de un hombre seguido por las mujeres (L.C.), un lamento por la merma en su deseo y potencia sexual, pero suena como una orgía frenética y fantástica con una furiosa pista sonora de garito: “Y juro que sucedió justo así: un suspiro, un llanto, un beso hambriento / Las puertas del amor se movieron una pulgada / No puedo decir que haya pasado mucho desde entonces / Es hora de cerrar”. Alguien en alguna parte dijo que “Closing Time” se trata de hacerse viejo escandalosamente, a lo cual yo añadiría: como la cantó un hombre que envejeció —e hizo todo lo demás— con gracia suprema. —Bob Roe
18. “IN MY SECRET LIFE” (2001)
“In My Secret Life” marcó el regreso de Cohen a la vida musical después de una ausencia prolongada, y vaya un regreso resultó ser: conmovedor, sexy, melancólico. El sentido de añoranza era familiar en toda la obra de Cohen, pero el vocabulario musical —tonos cálidos de teclado, cajas de ritmos, guitarras ligeras de R&B— era algo novedoso. Como todas las otras canciones deTen New Songs de 2001, el ritmo de “In My Secret Life” está bajo la influencia de Sharon Robinson, cantante y antigua colaborador de Cohen. Es una cancioncilla pícara y maravillosa, y demuestra que el engrosamiento de la voz de Cohen fue una de las mejores cosas que pudieron haberle pasado a él. —Zach Schonfeld
19. “GOING HOME” (2012)
Después de la muerte de Cohen, algunas de sus canciones están imbuidas de un nuevo significado, un sentido más profundo de angustia. Esto era de esperarse. Las canciones son cosas vivas. Tienen una manera graciosa de cambiar con el tiempo. (Sólo mire a “Hallelujah”.) “Going Home”, la pista inicial deOld Ideas de 2012, toma un enfoque pícaro de la mortalidad y es especialmente conmovedor escucharla ahora que el cantante se ha ido. Durante las estrofas, él reprende gentilmente a un “Leonard” en tercera persona desde el punto de vista de Dios. El estribillo, con su ritmo encantador y lento, ofrece un indicio de dónde Cohen imaginó que se encaminaría cuando se deslizara a la otra vida: “Ir a casa / Sin mi dolor / Ir a casa / Algún momento mañana / Ir a casa / Donde es mejor que antes”. En sus canciones y en entrevistas, Cohen a menudo abordaba la muerte con franqueza y claridad, sin escabullirse del agarre inevitable de la mortalidad. En una entrevista de 2012 con elNew York Times, al cantante le preguntaron cuándo se escribió “Going Home”. Su respuesta: “En problema”. —Zach Schonfeld
20. “A STREET” (2014)
Es de todos sabido que Leonard Cohen pasó años escribiendo y reescribiendo algunas de sus canciones más grandiosas. “Hallelujah” fue una de ellas. “Treaty”, de su nuevo álbum,You Want ir Darker, había estado en gestación por 15, quizás 20, años antes de que surgiera en forma de álbum. Luego está “A Street”. La canción, una historia críptica e hipnótica de pérdida, traición y vida antes de la tormenta, está basada en una estrofa que Cohen escribió poco después del 11 de septiembre: “La fiesta se acabó / Pero he caído de pie / Estaré parado en esta esquina / Donde solía haber una calle”. Se aferró a ella. Le dio vueltas. Publicó una versión de la letra enThe New Yorker en 2009. Y luego finalmente ubicó el arreglo idóneo —un elegante ritmo de órgano emparejado con una entrega medio hablada/medio cantada— e incluyó la canción completa como la pieza central de su muy buen álbum de 2014Popular Problems. —Zach Schonfeld
—-
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek