Melania Trump es una mujer de pocas palabras, por lo menos en público. Aun cuando la logorrea de su marido ha invadido cada centímetro de nuestro espacio público en los últimos 16 meses, ella se ha mantenido callada en gran medida, apartándose de la campaña.
Cuando dio un discurso en la convención republicana en julio pasado, fue acusada de plagiar uno de los discursos de Michelle Obama de 2008. Desde entonces, ha sido difícil considerar sus palabras como propias y las entrevistas que dio a CNN y Fox News al comienzo de la semana no pudieron disipar esta impresión.
Después de que se hizo pública una grabación de 2005 en la que Trump presumía de aprovecharse de su fama para besar y “agarrar mujeres de la vagina”, así como de acusaciones en contra de él por abuso sexual, Melania Trump ahora se ha unido al club no tan exclusivo de las esposas de políticos y figuras públicas estadounidenses quienes han tenido que pasar por la humillación de “defender a sus hombres”.
Melania Trump se describe a sí misma como una “mujer fuerte” y una “roca”, y se tiene que admirar su autocontrol y compostura. Durante la entrevista con Anderson Cooper, de CNN, ella se mantuvo en exactamente la misma postura aparte de un ocasional gesto con las manos. Las únicas grietas discernibles en su fachada por lo demás fría aparecieron cuando Cooper empezó a leer citas del discurso poderoso de Michelle Obama sobre los comentarios de Trump que se oyen en la cinta.
Fue difícil hallarle sentido a la defensa que Melania Trump hizo de su marido. Ella dijo que la conversación entre su marido y Billy Bush fue “sucia y desagradable”, pero la desestimó como una “charla de muchachos”, añadiendo que “sé cómo hablan algunos hombres”. En el transcurso de la misma entrevista, ella llamó a su marido tanto un “adolescente” como “un caballero”, recordándole al entrevistador que él era “un adulto”, a la par que acusaba a Billy Bush —el tristemente célebre cómplice de Trump en la grabación— por “alentarlo”. Más sorprendente aún dada la historia de su marido, fue cuando ella dijo que, si llegara a ser la Primera Dama, haría su prioridad el combate contra el acoso cibernético y la “negatividad”.
Que Melania Trump haya elegido defender a su marido no es sorprendente. Podría ser que ella en verdad cree que él es un buen hombre incapaz de cometer abuso sexual y que “el hombre a quien ella conoce”, es diferente de su personalidad pública y es el “verdadero” Donald Trump. Ella también podría estar defendiéndose a sí misma y sus propias decisiones. Sean cuales sean las razones, y tal vez porque nos hemos acostumbrado a ver mujeres volar en rescate de sus maridos, o también porque en cierta forma pensamos que es su elección y su vida, lo entendemos.
Sin embargo, lo más problemático es la manera en que ella habló de las mujeres en el transcurso de la entrevista —como seres manipuladores e hipócritas— aceptando así la afirmación de Trump de que “cuando eres una estrella, te dejan hacerlo”. Ella habló de mujeres que coqueteaban con su marido y le daban sus números telefónicos delante de ella. Para describir el comportamiento de ellas, ella usó la misma palabra —“inapropiado”— que utilizó para los comentarios de su marido sobre “agarrar la vagina”.
Aun cuando ella no profundizó sobre esta observación, también señaló las historias negativas sobre ella y su marido que habían escrito periodistas femeninas. Al preguntarle sobre las acusaciones en contra de su marido por abuso sexual, ella afirmó que los “antecedentes” de las acusadoras de su marido no se habían revisado y refutó el testimonio de Natasha Stoynoff, periodista dePeople Magazine, en un punto, aunque no la acusación de abuso sexual.
¿Qué nos dicen las palabras de Melania Trump sobre su mundo? Ella presenta los comentarios de él sobre la apariencia física de las mujeres como evidencia de que “él dice las cosas como son” y por lo tanto debe confiarse en que dirá la verdad. Ella argumenta que las mujeres quienes han acusado a su marido son manipuladas por la “oposición”, sea lo que sea que esto signifique. En el mundo de Melania Trump, las mujeres son las predadoras que, para usar la palabra de Donald Trump, quieren sus “10 minutos de fama”, y su marido es la víctima del abuso femenino.
Ella afirma que es una mujer “fuerte” e “independiente”, dueña de sí misma, pero les niega a las mujeres esta misma cualidad. Probablemente no es coincidencia que se haya encogido cuando Cooper mencionó a la Primera Dama. Mientras que las palabras intensamente personales de Michelle Obama han resonado en millones de estadounidenses, mujeres y hombres, Melania Trump ha sido, por voluntad propia, una figura parecida a un perico en términos de la campaña de su marido, pero más importante aún en su apoyo a los peores clichés sobre las mujeres.
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